Vinicio Capossela
Temporada Alta
Auditori de Girona, 25 de octubre de 2015
Conseguir que todo el Auditori de Girona baile de pie, cante y siga el ritmo desde sus asientos, no es fácil. Conseguirlo cuando unos momentos antes estaba en absoluto silencio, siguiendo con una atención absoluta las melodías que surgían desde el escenario, es aún más difícil. Y eso es lo que consiguió Vinicio Capossela la otra noche, en el concierto que ofrecía dentro de la programación de Temporada Alta.
Vinicio Capossela es un autor y cantante no fácilmente clasificable. Ir a uno de sus conciertos es, como mínimo, una experiencia algo incierta, porque, afortunadamente, es de esos artistas que no siguen un guión previo, inamovible, en sus actuaciones, sino que se adapta camaleónicamente a las circunstancias; como lo prueba la gira que está haciendo en la actualidad por diferentes países, en los que cada día cambia de acompañantes y de repertorio. Solo un ejemplo: en Madrid estuvo con él Victor Herrero, guitarrista difícilmente clasificable; el argentino Raúl Chiacchio con el que cantó, Los ejes de mi carreta; con Tonino Carotone; y el grupo Mariachi Mezcal En Girona, como comentaremos, estuvo junto a Cabo San Roque; Joan Isaac; y una formación de diables [diablos], es o sí, sin fuego…
En este su periplo por Europa, el cantautor italiano está, por un lado, presentando su nuevo libro, Tefteri. El libro de las cuentas pendientes,
en el que recoge la experiencia vivida durante un año en Grecia, durante la crisis financiera, en el que se dedicó a ir por las tabernas del país para profundizar en el conocimiento del rebético, las canciones populares de ese país, y así intentar entender que ocurría allí. «Si eliges estar en la taberna, donde yo encuentro una verdad que no hay en otro lugar, antes que en el bar de los erasmus, ya estás haciendo una elección», le confesaba a Patricia Peiró hace unos días en el diario El País, al hablarle de su libro en el que Vinicio Capossela nos habla de una Grecia herida, pero orgullosa, que ha recuperado esa música, el rébetico: «Una música de la ausencia, nacida de la rabia de un pueblo, el greco-turco, que en 1922 se vio desarraigado. El rebético es una elección política. Es el canto de sirena que resuena en los puertos del Mare nostrum ―escribe―. Y estas páginas son la transcripción del debe y el haber necesarios para aprender a buscarse la vida, el registro de los números en rojo que todos tenemos con la vida y la muerte. Porque, desde la antigüedad, todo lo que viene de Grecia participa de lo universal, nos habla del ser humano y de su destino, allí donde nació. Cuando superó la necesidad e inventó el juego, la fiesta, el arte. Cuando levantó la cabeza y se convirtió en anthropos». Pero también está girando para conmemorar sus 25 años de carrera, una gira, como hemos dicho, en la que cuenta con invitados diferentes en cada uno de los lugares que visita.
Vinicio Capossela no es solo un músico, ni tampoco un músico que escribe libros. El artista italiano es, además de lo dicho, ilusionista, artista circense ―hizo un espectáculo de circo―, showman: un artista total. E igual que su arte está lleno de facetas, sus influencias musicales son tan variadas que abarcan desde el folclore italiano al burlesque, desde el tango al rebético, todos ellos pasados por su particular filtro que le ayuda a hacer suyo todo lo que interpreta.
En Girona presentaba un espectáculo, según sus palabras, entre modernista y patafísico. Un espectáculo que recogía, de forma aparentemente desordenada, temas de todas sus épocas, desde aquel primer disco que publicó en 1990, All’una e trentacinque circa, con el que consiguió el premio Tenco, lo que le permitió entrar en el mundo de la música por la puerta grande, publicando hasta el momento 14 discos, los dos últimos, Marinai, Profeti e Balene (2011) y Rebetiko Gymnastas (2012), mientras prepara su nuevo trabajo, Canzonni della Cupa, que lleva mucho tiempo preparando, pero que por diversos motivos aún no ha publicado.
En un escenario presidido al fondo por el magnífico y personal instrumento que han construido Cabo San Roque, que venían en este caso con Laia Torrens y Roger Aixut, se situaron los músicos que acompañaban al cantante: Alessandro Asso, a las guitarras y el harmonio; Vicenzo Vasi, al theremin, marimba y sampler; Glauco Zauppiroli al contrabajo; y la batería de Zeno de Rossi; mientras el cantante estaba delante con su piano infantil o, un poco más atrás, con un piano de cola; instrumentos que iba alternando con diferentes guitarras, entre otras cosas.
Y era así como podíamos oír desde el tema, Con una rosa, uno de sus más conocidos, basado en el cuento, El ruiseñor y la rosa, de Oscar Wilde, una antigua canción del cantante perteneciente a su Canzoni a Manovella del 2000; a Marajà, acompañado de forma protagonista por Cabo San Roque y el theremin de Vicenzo Vasi, con el cantante luciendo un gorro inspirado en los ejércitos húsares. También le vimos acompañando a Joan Isaac que cantaba, Modi, un viejo tema del 1991 que el italiano había compuesto en recuerdo al pintor Amadeo Modigliani y su historia de amor con Jeanne Hébuterne. Y rodearse, como decía antes, de un grupo de diables moviéndose entre el público, mientras interpretaba el Ballo de San Vito. Y conseguir que todo el público se levantara y bailara con L’houmo vivo (Inno al Gioia), un público no solo formado por sus seguidores italianos que, por supuesto, habían acudido atraídos por el artista, sino por muchas de las personas que siguen el festival Temporada Alta, principalmente dedicado a la dramaturgia. Y, finalizando el concierto, y en plena euforia de los asistentes, ver cómo nos hizo sentar a todos para cantarnos un tema que, nos dijo, le había atormentado durante mucho tiempo hasta el punto de que había llegado a traducirlo al italiano, y así solo con su piano, y la mínima ayuda de sus músicos, nos ofreció una bellísima versión de, Canción de las simples cosas, de Armando Tsejada y César Isella, que tantas veces oímos en la voz de Chavela Vargas, y que aquí le sirvió para cerrar el concierto de una forma brillante y emotiva.
Vinicio Capossela, la otra noche nos demostró que es todo un personaje, un artista que evolucionaba por el escenario con una chaqueta de pulpo, es decir con ocho mangas, y mientras cantaba Polpo d’amor, un tema de su disco Marinai, Profeti e Balene, se quejaba de que esos pequeños octópodos, a pesar de todos sus brazos, no supieran abrazar; que iba cambiando de sombrero según lo exigía la canción, llegando a interrumpir el principio de Con una rosa, para ponerse el correcto, porque no llevaba el adecuado; que hacía lo mismo con las chaquetas, desde un frac, a una de corte militar, pasando por un disfraz de ballena mientras cantaba Canzone a manovella; o con una máscara de Minotauro acompañando a els diables; o con su piano de juguete cantando Il paradiso el calzini.
«La música, el tiempo de la música se divide en cuartos ―decía él en el programa de presentación de su gira―. Generalmente el primer cuarto “golpea” y el segundo “levanta”. Por lo que a mí respecta, el primer cuarto me ha golpeado fuerte, ha sido una autentica batida de caza. Ahora espero un cambio de “tempo”, y comenzar a frecuentar el “levantarse”: despertar, limpiar, secar, desnudar, reducir las cosas a la esencia, que dicen que es la gran ventaja de envejecer: aprender a distinguir lo que es importante de lo que no lo es…» Toda una declaración de intenciones que anunciaba no solo la gira que está ofreciendo por Europa, Qu’Art de siècle, sino lo que ha de ser su filosofía como artista, y también como persona, de ahora en adelante. Ya decía Tete Montoliu que si una nota era intuida por el público, no hacía falta tocarla con el piano. Vinicio Capossela se ha apuntado a esta filosofía del esfuerzo innecesario, eliminando lo superfluo. En el concierto de la otra noche en Girona dentro del festival Temporada Alta, el músico aún tenía trazas de su barroquismo escénico, pero la simplicidad hacia lo substancial, es algo que se va adquiriendo de forma lenta y pausada. Seguro que lo consigue. Tiene todo un cuarto, para lograrlo. +Info | Relacionados | exto y Fotos: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO