Thomas Stronen. Time is a blind gide.

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L’Auditori, 2 de marzo del 2023

Después de la agradable sorpresa del concierto del mes pasado con el trio de Jakob Bro, Arve Henriksen y Jorge Rossy, tenía interés por saber cómo seguiría este ciclo de Jazz & Pop propuesto por L’ Auditori de Barcelona.
Thomas Stronen, batería noruego que ha trabajado bastante con su paisano Henriksen y que plantea a priori ese “Tiempo de guía ciega” era un buen reclamo para acercarse hasta L’Auditori. Si además en la entrada ya te vas encontrando algunos de los baterías más destacados de la ciudad, miel sobre hojuelas.
En cambio la Sala 2 Oriol Martorell no acababa de llenarse. En el escenario, una batería con muchos componentes, detrás un gran bombo, como una pantalla de piel curtida. Y delante de la batería, como queriendo ocultar el liderazgo, el contrabajo. En el otro extremo, un piano de cola y en medio violín y chelo. Todos músicos noruegos o que viven en ese país (ya que la pianista Ayumi Tanaka es de origen japonés)
El planteamiento de Stronen estuvo claro desde el primer momento, libertad para poder crear música “sin etiquetas”
A priori parecía que el trío, formado por él mismo a la batería, Ayumi Tanaka (piano) y Ole Morten (contrabajo) podrían ser un trío básico de jazz. Mientras que Akon Aase (violín) y Leo Svensson (chelo) podían ser una sección de cuerdas e incluir en ella al contrabajo si fuese necesario. Pero digo a priori porque pronto empezó a enredarse todo para que el quinteto navegase a su libre albedrío. Empezó Stronen escondido detrás del contrabajo rebuscando entre sus herramientas percusivas la que sería más útil para su propuesta. Ese primer solo estuvo más cerca de las percusiones folclóricas esteparias que no del jazz, golpes certeros sin medidas rítmicas que invitaban a sumarse al resto del quinteto, en el otro extremo, era visible pero no audible, el trabajo de Tanaka, con unos gestos dulces y elegantes, las manos de la pianista se coordinaban con los golpes de Stronen. Mientras el contrabajo de Morten ganaba terreno. Detengámonos un momento en este músico: Ole Morten, contrabajista y director de la Trondheim Jazz Orchestra (de ahí los gestos que me sorprendieron durante el concierto, como imitando los brazos de sus compañeros en acción) supongo que no puede evitar dirigir.
Al punto se unieron violín y chelo, el quinteto estaba apostando fuerte, de repente Aase deja a un lado el violín y coge dos timbales y se une a la descarga que había promovido Stronen. No tardará Morten en percutir el cuello del contrabajo y toda una descarga africana se nos echa encima, ¡vaya con los noruegos!
Es el momento de que Stronen se dirija al respetable, presente a sus músicos, exprese su satisfacción por estar en Barcelona y seguir adelante con la experiencia.
El segundo tema, o suite, empieza con una propuesta más clásica, en que las cuerdas serán los líderes, violín, chelo y un contrabajo, que de momento lidera este trío nos conducen hacia terrenos más barrocos, y Tanaka se une a las cuerdas, acariciando las de su instrumento.  Mientras, Stronen se dedica a aportar detalles tímbricos que de momento no alteran la propuesta de las cuerdas. El violín por momentos parece aproximarse a música orientales, pero ahora Stronen va subiendo de intensidad y el liderazgo está muy repartido. Todo el concierto tiene un equilibrio muy interesante, no solo en la sonoridad planteada sino también en los liderazgos. Excepto el chelo de Leo Svensson que tuvo poca impronta.
Por un momento se queda el trio “jazzístico” y me recuerda mucho a la propuesta del trio de la  pianista norte americana Myra Melford. El solo de Stronen espectacular.
Después de estas dos composiciones, han pasado ya 45 minutos, Stronen dice que esto es jazz. Estamos de acuerdo. El siguiente tema es un detalle cortito (comparado con los anteriores) en que Stronen arranca con un juego muy interesante de combinar golpes secos con pequeñas melodías que se van haciendo un hueco en la composición. Creando el tema más pop. Aquí hay que destacar el trabajo del violín de Akon Aase.
El siguiente tema lo inicia el piano de Ayumi Tanaka, junto al contrabajo de Morten, fueron creando toda una atmosfera de improvisación en que los silencios jugaron tanto como los sonidos. De esas composiciones que si consigues adaptarte a su “ritmo” te atrapan y si no lo consigues te dejan totalmente dormido.
Para el siguiente tema, Stonen invitó a un flautista griego que está residiendo en Barcelona, Christos Barbas. Cargado con los pentagramas correspondientes subió a escena y se unió al quinteto. Lo de los pentagramas era un tema curioso, mientras Aase estuvo al principio dando vueltas y más vueltas a la misma hoja. Al final del concierto, tenía delante un montón de partituras por el suelo. Tanaka tenía también sus partituras en el frontal del piano. Pero el resto de la formación no tenía a la vista ninguna guía. Introduce la flauta unos aires románticos que juegan con acierto con la sección de cuerdas, el violín le sigue el juego, se une la pulsación punzante del contrabajo que obliga a subir el volumen, y Stonen se lanza a improvisar, abriendo la veda. El sexteto está en un gran momento, la sección rítmica está reforzada por las percusiones de Aase y los solistas pueden ir entrando o saliendo con total libertad. Al final descarga de Stonen aliado una vez más con Morten.
Despedida por todo lo alto, un público contento y antes de que se les pidiera un bis, ya estaba el quinteto de nuevo con ganas de completar esos 90 minutos prometidos. + info | relacionados | Fotos: Joan Cortès

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