Steve Coleman & The Five Elements
Steve Coleman & The Five Elements
Barcelona, L’Auditori
6 de febrero de 2007
Mingus, Coltraine, Coleman (Ornette), Art Ensemble of Chicago… Quizás el sucesor sea este hombre, Steve Coleman, al frente de sus cinco elementos. Entre los músicos que siguen investigando para que el jazz no se convierta en la música clásica del siglo XX, tenemos a este saxofonista, creador del movimiento M-Base y estudioso incansable de las músicas del mundo. Presentaba su nuevo trabajo, Weaving symbolics (Label Bleu / Karonte, 2006), acompañado de la mayor parte de la formación en estudio y con la peculiaridad de añadir un segundo baterista en escena. Steve Coleman salió con una mochila cargada de papeles y su saxofón alto hacia las 9 de la noche y a las 11 recogió sus posesiones. Y tan tranquilo como había llegado, desapareció. Durante esas dos horas fue difícil encontrar un momento para valorar la actuación, aunque los dieciséis minutos de The tao Of Mad Phat (del álbum del mismo título editado por Rca en 1993) los reconocí como tema. El resto, formado por material del nuevo disco, fue fluyendo como lava espesa y sin dejar espacio para aplausos, ni siquiera para presentaciones de grupo (algún nombre soltaba, pero en susurros). Exigente consigo mismo, cambió la caña de la boquilla al principio del concierto (me jugaría cualquier cosa que deben ser las más duras que hay en el mercado) y se acercó un momento a comentarle a Marcus Gilmore (joven baterista brasileño) que estaban un poco más arriba en la partitura. La sonoridad de los tres vientos es perfecta, la lucha de las dos baterías y la conjunción con la voz de Jen Shyu, asombrosa, y la fuerza de esta máquina de rítmo, demoledora. Un bebé, despierto en brazos de su padre unas filas más allá de mi asiento, se bebía todo lo que sonaba. El jazz está salvado. // Cándido Querol