Òscar Latorre

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Òscar Latorre

Woll Damm Barcelona Jazz Festival, 31 del 1 del 2022

Hubo un tiempo en que los trompetistas norteamericanos de la costa Oeste se diferenciaban de los de la costa Este, creando estilos muy diferenciados, hoy en día, afortunadamente Europa aporta tantos músicos de jazz a las novedades a escuchar, como Estados Unidos de América. Y jóvenes como Òscar Latorre están (a mi parecer) más cerca de otros trompetistas europeos como el británico Matthew Halsall que no de la vanguardia americana (si es que la hay) Latorre editaba en el 2020 su primer trabajo A pathway to become, Seed Music mientras estaba en Basilea, de ahí que los componentes de su cuarteto en la grabación fuesen músicos que en aquel momento coincidían en esta ciudad, el contrabajista argentino Sebastián de Urquiza, el vibrafonista suizo Jean- Lou Treboux y el baterista catalán Jordi Pallarés.  Para la gira que está llevando a cabo Latorre hay cambios en el cuarteto y esta es la formación que escuchamos en El Conservatori del Liceu, mantiene a Pallarés, en el contrabajo el israelita Nadav Erlich y cambia el vibráfono por el piano de Iannis Obiols, un pianista que tanto puede acompañar a músicos como Víctor Bocanegra o Alfonso Vilallonga, como estar en un cuarteto de jazz. Obiols ya había participado en un tema del disco. Latorre que además ha entrado en la escudería del Consevatori como profesor, estaba contento y no escatimó esfuerzos para que fuese una gran noche. Empezaron con un tema dedicado al saxofonista Santi de la Rubia (todo un detalle que alguien admire a otro músico de su misma generación) la trompeta sonaba segura, de momento el cambio de vibráfono a piano no influía demasiado y Pallarés en la batería se lo estaba pasando en grande. ¡Cómo disfrutó este músico, para que digan que el jazz es aburrido! Seguían con Delusion (tema del disco) el cuarteto se acerca a una música relajada, con mucho espacio (ahí es cuando más me recordó a Halsall) la trompeta se eleva con facilidad, pero sin buscar el lucimiento de líder, por detrás el trio básico va trabajando para que todo fluya con sinceridad.  Y que cuándo Latorre educadamente se aparta nos ofrece un trabajo de trío muy interesante, cerré los ojos y por unos momentos la batería de Pallarés me facilitó imaginarme al trio grande de Jarret, Peacock y DeJohnette. Latorre presenta al grupo y el siguiente tema que dedica a Tom Harrell, empieza con un solo de contrabajo, que arranca una buena salva de aplausos. El tema tiene un tempo muy marcado, la pegada de Pallarés es omnipresente, el piano cabalga como un buen surfista, y cuándo entra Latorre nos lleva ahora si a esas baladas “extrañas” o difíciles de clasificar como la música de Harrell. Para el siguiente tema el encargado de abrir es el piano, desarrollos muy libres que buscan como dar entrada, Pallarés decide entrar y enseguida la trompeta volverá a elevarse con una técnica asombrosa y con una nitidez envidiable. Pallarés está con ganas de llevar el agua su molino y nos envuelve en una espiral apabullante. El siguiente tema lo inició Latorre, solo de trompeta limpio y preciso que demuestra la cantidad de horas que le debe dedicar este músico al instrumento. Aplausos más que merecidos, al entrar el cuarteto, el hard bop brilla con toda la fuerza de los clásicos. Explicó que era un tema nuevo que no tiene título todavía. El siguiente tema sí que estaba en el disco (I) Surrender y nos explicó Latorre que estaba dedicado a la integridad, al intentar conseguir que el ego del músico no se sobreponga a la música. Es una balda preciosa, y cuándo el trio está solo, el contrabajo de Erlich rebusca en las entrañas de su instrumento y de tu estómago, la negritud del continente africano. Mientras que el piano de Obiols trae esencias de la Europa del XIX. En fin de todo un poco. Para cerrar escogió Balance (también en el disco) pegada de Pallarés metronómica y la trompeta describiendo líneas que dibujan aquello que tú te quieras imaginar, como estelas de avión en atardeceres hibernales. Después de volver a presentar a los músicos arrancaron con un estándar que me volvía a traer recuerdos de DeJohnette Special Edition (Pallarés estaba adueñándose de mi cabeza) Para el bis otro paseo de ocho minutos del mejor jazz que puedas soñar, buen pulso de la sección rítmica, piano dicharachero y esa trompeta, que cuándo entra (se toma su tiempo) va directa al corazón. Una noche para recordar. + info | relacionados   

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Òscar Latorre