RAÚL ALCOVER, UNA CARRERA DE FONDO
Granadino del barrio de El Realejo, lo cual, según él mismo confiesa, imprime carácter, Raúl Alcover visita Barcelona para presentar su último trabajo discográfico, editado en 2020 y titulado La voz de Federico. Es su octavo disco, patrocinado por el Patronato Cultural Federico García Lorca y en el que el veterano cantautor reinterpreta 16 temas basados en Poema del Cante jondo, Poeta en Nueva York o Diván del Tamarit del inmortal poeta, además de alguna canción popular, junto a la novedad de dos poemas musicalizados por primera vez. Una manera de seguir manteniendo viva la voz de Lorca y sensibilizar sobre la búsqueda de alguna grabación que contenga la voz de Federico, perdida seguramente en algún archivo radiofónico.
A los quince años entró a formar parte del movimiento Manifiesto Canción del Sur y Poesía 70 de la mano del poeta Juan de Loxa e inmediatamente pasó a compartir escenario con tótems como Carlos Cano y Antonio Mata. Pero la cosa no quedó ahí y el mismísimo Serrat le regaló su guitarra cuando presentó su primer disco, titulado En esta tierra, en el Estadio de la Juventud en Granada en 1978. Cuando Joaquín Sabina escuchó su versión del poema Noche canalla del gran poeta granadino Javier Egea, alucinó y le propuso que se fuera con él a Madrid. Alcover, interesado también en la música sinfónica, el soul o el flamenco, no lo dudó y se plantó en la gran urbe. Allí participó en programas de la prestigiosa Radio 3 y compartió noches y tertulias con grandes figuras de la música y la cultura, llegando a estar nominado a los Goya de 1987 por la música de la película Los invitados, de Víctor Barrera. Hoy habla con nosotros sobre su trayectoria y la presentación de su último trabajo en el Festival BarnaSants 2022. Podremos disfrutar de su arte el próximo domingo 13 de febrero en el Auditori Barradas de L’Hospitalet de Llobregat a las 19 horas.
Después de una larga trayectoria, este 2022 es tu presentación oficial en Catalunya, concretamente en L’Hospitalet de Llobregat, municipio de Barcelona.
A pesar de que mi padre era de Barcelona, es una ciudad en la que nunca había cantado y estoy muy contento de que Pere Camps, el director del Festival, me haya ofrecido la posibilidad de presentar una selección de mis temas, con los que yo más me identifico, junto a los del disco que grabé en 2020, La voz de Federico, mi aportación al universo lorquiano.
Aunque ya la presupongo como granadino que eres, ¿cuál es tu relación con Federico García Lorca?
Pues empezó de una manera muy curiosa, porque con ocho años pasaba los veranos en Víznar con mi familia, y en una ocasión, en el camino de Víznar a Alfacar, estando con los amigos, se paró a nuestra altura un coche francés, de los que en aquella época llamaban tiburón popularmente, y el conductor me preguntó por Federico García Lorca. Yo pensé que era alguien del pueblo y lo mandé allí a que preguntara. Cuando vimos el coche por detrás nos llamó la atención que llevaban picos y palas. Al llegar a casa por la tarde le pregunté a mi madre quién era ese tal Federico y recuerdo que ella, asustada, me dijo que no repitiera ese nombre. Luego supe que en Víznar hubo una represión muy fuerte durante la Guerra Civil y que allí concretamente fusilaron a miles de personas. Desde entonces parece que en aquel pueblo aún flotara el miedo, a pesar de que su gente es maravillosa. A los pocos días le pregunté al padre de un amigo y me habló de la Guerra Civil que había ocurrido hacía relativamente poco tiempo. Y entonces le encontré sentido a que cuando jugábamos en el monte, encontrábamos casquillos de bala y trozos de hebillas, y que muchas veces nos parecía que pisábamos sobre hueco. Deduje que lo que estábamos pisando eran las fosas donde enterraban a los fusilados.
Cuando a los quince años entré en el movimiento Manifiesto Canción del Sur lo primero a lo que puse música fue el poema de Nicolás Guillén Angustia cuarta, dedicado a Federico. Desde entonces, y a lo largo de mi vida, me ha ido acompañando constantemente. De hecho, su Canto nocturno de los marineros andaluces me sirvió de fondo para la banda sonora de la película Los invitados, por la que me nominaron a los Goya, siendo el primer cantautor que conseguía optar a ese premio. Así que considero que es una inspiración que me ha traído suerte.
¿Qué pretendes con el trabajo La voz de Federico?
Pues García Lorca es el único poeta en el mundo del que no se conoce ni la voz ni el cuerpo, de ahí el título que escogí para el disco. Me parece muy interesante pensar que si no hay constancia física de la voz de Federico, entonces su voz es la de otras muchas personas de todo el mundo que han puesto voz a sus poemas, como pueda ser yo mismo. Así que decidí hacer una selección no arbitraria de lo que había musicalizado hasta ahora de él y con mi estilo, que es muy ecléctico, creo que ha salido algo novedoso dentro de la canción de autor, aun bebiendo de referentes como Paco Ibáñez y otros autores que se han acercado a su obra. Y la gran novedad es que pongo música a dos poemas que hasta ahora no se habían musicalizado, como son Amparo y Canción de jinete. Y también destacaría la versión de Pequeño vals vienés, que trabajé con Morente en 1996 para su disco Omega, y que tiene también influencias del tema de Leonard Cohen.
A colación de lo que comentas anteriormente, sobre que no hay constancia de alguna grabación de la voz de Lorca, ¿tú has hecho una labor de búsqueda?
Hace poco he hablado con gente de Radio Splendid de Argentina, ciudad por la que pasó el poeta y se supone que desde esa emisora habló para los argentinos. En la década de los años 30 del siglo XX ya había una infraestructura que resistía el paso del tiempo, así que yo pienso que esas grabaciones no han desaparecido, sino que no se están buscando en los lugares adecuados, o puede que estén archivadas bajo otro nombre o título. Es un trabajo increíble investigar algo así, y también te diré que Buenos Aires no fue la única ciudad en la que concedió entrevistas de radio. Así que estoy seguro de que la voz de Federico existe y algún día aparecerá. Es algo que siempre me ha llamado mucho la atención y tengo a gente por la labor, con el mismo interés que tengo yo.
Eres uno de los últimos integrantes del movimiento Manifiesto Canción del Sur, y el más joven, ¿cómo recuerdas esa época?
Pues entré con quince años, imagínate… Recuerdo aquel tiempo como uno de los momentos fundamentales dentro de mi trayectoria. Yo no era un profesional, pero Juan de Loxa, Antonio Mata y Carlos Cano me ayudaron mucho. En definitiva, Manifiesto Canción del Sur me abrió el corazón y los ojos a sentirme mucho más andaluz y defender mi tierra y amarla, dándome una conciencia de lo que significaba ser andaluz. En aquel momento yo estaba por otras cosas, y lo que me gustaba era el soul, incluso antes que el flamenco o el rock sinfónico. Y luego me di cuenta que el flamenco tenía mucho de soul, porque los dos tienen alma y sentimiento, y ambos tienen sonidos negros.
He leído en alguna parte que a ti te hubiera gustado dar el salto, musicalmente hablando, a Estados Unidos.
Yo estudié Geología, me encanta entender la Tierra, el mundo de los fósiles y las piedras. De hecho, cuando el volcán de La Palma entró en erupción, allá que me fui, porque es algo que me llama la atención. Te explico todo esto porque cuando terminé la carrera mi plan era irme a trabajar a una empresa holandesa situada en Maracaibo (Venezuela), con la idea de saltar a la universidad de Berkeley (California) para formarme allí como música. Pero antes de eso, sería en 1980, llegó a Granada Joaquín Sabina, que me escuchó cantar mi tema Noche canalla, con letra de Javier Egea, y me convenció de que yo debía trasladarme a Madrid a ganarme la vida con mi arte.
En aquel momento Serrat ya te había regalado su guitarra…
Sí, sí, fue después de un concierto en el que coincidimos un par de años antes o así. Después del recital estuvimos charlando y yo le pregunté dónde había comprado su guitarra, porque me gustaba mucho, y era americana. Y él, ni corto ni perezoso, me la regaló diciéndome que ya se compraría otra cuando fuera por allí. Todo un orgullo para mí, que uno de mis maestros tuviera ese detalle conmigo.
También tienes una relación especial con una guitarra que perteneció a Lorca.
Sí, estando en Madrid viviendo a mediados de los años 80, un amigo de Granada me presentó a la prima hermana de Federico, Isabel Roldán García. Fuimos a su casa e Isabel me pidió que cantara alguna cosa de su primo y cuando yo le dije que no había traído guitarra para acompañarme me ofreció una que tenía guardada, que resultó ser la de su primo, una guitarra preciosa, antigua y súper ligera. A la muerte de Isabel esa guitarra se donó al Ayuntamiento de Granada y en 1992, Laura García Lorca, sobrina del poeta, me pidió si yo sabía de algún buen restaurador al que llevar a reparar la guitarra. Así que, efectivamente, se la llevé al maestro Francisco Manuel Díaz, que la puso a punto y también me construyó una réplica para mí. Y esa es la guitarra que llevo en los recitales de La voz de Federico, como le explico al público en el transcurso de la actuación. Actualmente, la original se puede admirar en la casa museo de La Huerta de San Vicente.
Además de rodar tu espectáculo sobre Lorca, que veremos en L’Hospitalet dentro del Festival BarnaSants, ¿en qué andas metido actualmente?
Tengo pendiente una gira por Galicia y por el norte de la península, que interrumpí a causa de la pandemia, y en abril actuaré en la sala Galileo de Madrid. También me apetece mucho visitar por primera vez con mi último disco lugares como Argentina, Uruguay, Cuba y Nueva York, que son icónicos en la trayectoria vital de Federico. Pero en estos precisos momentos estoy dedicado al proyecto de recuperar la grabación de unos espectáculos en los que participé como productor, guionista y arreglista. El motivo es la celebración del Centenario del Festival de Cante Jondo, que se celebró por primera vez en 1922 en Granada y los espectáculos son: Cantes y bailes flamencos de Granada (1998) y La Granada flamenca (2016/2017). La intención es mostrarlos en pantalla grande, a modo de documental, dentro de los actos conmemorativos del centenario, porque son documentos únicos, muy valiosos. Lo que más me interesa de estos espectáculos es darle color a los tangos, como se cantan en Granada, y también a la zambra mora, que es un cante y baile nuestro resultado de la confluencia de la fiesta morisca, los cantos bizantinos, las seguidillas cristianas y los ritmos de los gitanos.