Mariola Membrives
“La Babilonia” La Reyna Music, 2022
El universo sonoro de la cordobesa Mariola Membrives es inabarcable, debido a su continuo crecimiento. Mientras vivía en Barcelona, pude entrevistarla en diferentes ocasiones (en sus diferentes proyectos) y doy fe de ello. A pesar de contar siempre con muchos y buenos músicos a su alrededor, es mujer de distancias cortas, se desenvuelve mejor. Apenas aterrizada en Barcelona ya descubrió la energía del contrabajista Masa Kamaguchi, que fue su partenaire en aquel trágico Llorona, Whatabout Music2015. Después fue el universo de Federico, mientras cantaba en la obra de Federico García de Pep Tosar una larga temporada en los teatros catalanes y después del resto del mundo, se metía dentro de la poesía de Lorca y acompañado por el irreverente Marc Ribot nos presentaba Lorca Spanish Song, Karonte, 2019. Como era natural Ribot no estaba muy disponible para acompañarle en los directos. Ahí aparece el guitarrista Javier Pedreira, también el trombonista Vicente Pérez. Membrives a día de hoy además sigue girando con Omega 20·16, o el espectáculo de La Fura dels Baus Freebach 212. En fin un no parar. Empecé a escuchar a esta mujer cantando flamenco, y si escuchas con atención esta Babilonia, seguirás escuchando ese flamenco que lleva dentro y que se adapta con facilidad a otros cantos sean ancestrales o posmodernos. Aunque Pedreira es clave en este trabajo, por su guitarra, acústica y eléctrica o sus aportaciones electrónicas, son muchos los músicos que han entrado en el proyecto, cada uno en momentos concretos, cuándo se necesitan. La Babilonia, como indica el título es un viaje al principio. A aquella civilización sumeria que tanto ha marcado (aunque muchos no lo quieran reconocer) la historia del mundo. Mariola Membrives, antes de cantaora, música o artista es sobre todo y por encima de todo Mujer. Eso implica que siempre en cualquiera de sus proyectos, nos muestra esa esencia que los hombres sólo podemos percibir a través de la mujer y algunas mujeres (por desgracia) tampoco perciben. Su pasión, su fuerza, su coraje, pero también su padecer, su angustia, su búsqueda. La misma que comparte con La Niña de los Peines, Chavela Vargas o Carla Bley. Pero vamos con las canciones que son muchas y variadas. Exactamente 20, no te asustes, en total es una hora de música, que te aconsejo que escuches varias veces antes de opinar. Membrives fue presentando el trabajo poco a poco La Cantaora, Las Guardianas, Limbo, Galería e Infierno, fueron pequeñas dosis que Membrives iba entregando a su público para que fuesen haciéndose una idea de lo que abastaba el proyecto. Ahora en versión CD o doble LP, es el momento de coger el toro por los cuernos.
La obra tiene flamenco, y tanto que lo tiene, en Limbo, flamenco ultramoderno pero con el poso de Las Grecas y de Morente y su Omega. La electrónica de Pedreira unificando todo. O en Saeta de la Torre la voz y las percusiones de Di Geraldo en una saeta ancestral que es el mejor camino para buscar a Dios. O en Las guardianas, aquí está en esa lucha de empoderamiento letras de subversión femenina con la batería terrible de Andrés Litwin, momentos de psicodelia. Esa Ira de Tiamat, el recitado, la historia, los versos flamencos de fondo, la tragedia que se repite, las guitarras antiguas y posmodernas que se fusionan sin miedo. Pero también hay otra Andalucía en No sé dónde estás, el poso musical de Triana o los Smash también tiene un espacio en el corazón de la cordobesa. Y en el de Pedreira.
En La cantaora, con Pedreira en la guitarra acústica está la España profunda que escuchó seguramente a Vainica Doble “por si acaso se presenta la visita que no esperas” Membrives se identifica con La cantaora como también lo hacía con La Tarara. En Moonchild viaje en el tiempo para encontrarse con la psicodelia de los 70` sin miedo a perderse entre los aromas lisérgicos. Hammurabi y Zapatitos, aquí el trombón electrificado de Vicent Pérez sirve para sumergirnos en las leyes sumerias. La voz de Membrives entre el recitado y el grito salvaje. Vuelve en dos ocasiones más a Hammurabi, detallando o bien leyes sumerias o fragmentos de coplillas andaluzas (ambas tiene mucha fuerza atemporal)
Busca otras sonoridades y otros compañeros musicales en Me mandaron a la tierra, construcciones sonoras con el bajo de Marcelo Fuentes y toda la programación añadida. La guitarra de Pedreira de nuevo por encima como una rapaz sobrevolando el mundo. Alamo, con el piano de Daniel García Diego y la trompeta de Miron Rafaelovic, Membrives encontrándose a gusto cantando sin etiquetas, solo con el corazón. O la continuación en Postalamo, ahora con la compañía de Pedreira y la descarga percusiva de Tino Di Geraldo, que acaba fusionándose por palmas.
Me trae recuerdos de aquel Jesucristo Superstar en Infierno y en Apocalipsis.
En Descenso, vuelve a mostrarse en esas distancias cortas, la guitarra susurrante, el violín de Marino Saiz y la voz de Membrives que crece como las olas al atardecer, suaves pero persistentes.
Mi libertad, como un despertar dentro de un viaje odisiaco, nos imaginamos a la cantaora descubriéndose en espacios libres soñados pero no encontrados.
Mantra KIRIE, el kyrie eleison cristiano (señor ten piedad) situado en cualquier época, un grito implorador de cualquier cultura.
Mi amado, un detallito extraído de su concierto en el Grec del 2021, sobre un texto de Santa Teresa de Jesús. Y cierra el disco con El lecho, un final de reposo, una imagen de llegada, un descanso para la mujer que ha trabajado la tierra. + info | relacionados