Lídia Pujol i Ariodant
Lídia Pujol y Ariodant
Festival Grec
Barcelona, Plaça del Rei
23 de julio de 2007
Lidia Pujol pasa por ser en la actualidad una de las mejores vocalistas del panorama musical nacional e internacional. Su primer disco IaIe dejó boquiabierto a público especializado y generalista de unas lenguas y de otras. Hasta la fecha, sus actuaciones en directo han sido impecables. Acompañada de buenos músicos, la sonoridad, la puesta en escena, su verosimilitud, cercanía y su entrega merecen un excelente. Ahora, a la espera de un nuevo trabajo, cuyo adelanto puede escucharse en un clásico programa radiofónico, Pujol se ha embarcado en una nueva aventura músico-teatral-poética acompañando al grupo Ariodant, una formación especializada en música antigua y medieval. La idea de esta coalición musical consiste en recuperar textos del dramaturgo inglés William Shakespeare para construir un espectáculo en el que confluyen música poesía y teatro. Mientras Lidia realiza una labor de maestra de ceremonias, cantante y actriz, Ariodant se centra en la labor musical, reconstruyendo e interpretando las composiciones que según los historiadores se representaban en las obras del famoso escritor. A primera vista la iniciativa, que lleva el título de If Music be the Food of Love…, se muestra interesante, pero una vez contemplado, los resultados se quedan muy alejados de las expectativas con las que se acude a la cita. El espectáculo de una hora y poco de duración comenzó con los versos del autor en catalán, recitados con extrema perfección por Lidia mientras se paseaba por el patio de butacas en un escenario natural que engalanaba la actuación. Los músicos con atuendos y reminiscencias medievales tocaron instrumentos de la época, como el laúd, la flauta, el violín, la viola de gamba, y el clavicémbalo, este ultimo de la mano de Dani Espasa, compañero musical de Pujol en su anterior trabajo. Lidia Pujol aparecía y desaparecía, recitaba, cantaba en inglés y en catalán, e interpretaba en su papel de artista teatral, en consonancia con el texto. Los músicos tocaban y, posiblemente, el público, si no era demasiado entendido en la materia, trataba de no aburrirse. Lo que se pudo ver en la Plaça del Rei consistió en una pócima elaborada a medias con una base de concierto medieval y unos buenos puñados de sal teatral, en el intento de trasladarnos a la época, básicamente a través de la caracterización de Pujol. Quizás esa receta no ligó todos los ingredientes y el espectáculo se atascó en un continuo sin ritmo, a veces tedioso, inconexo y sólo con algunos breves momentos interesantes por la espera de la sorpresa. Si este tipo de músicas se hace difícil de entender para los no habituales, como es mi caso, si las composiciones y los solos instrumentales se hacen largos, la dificultad de asimilación se agranda. Además, si a esos factores, por parte de Lidia Pujol, se le añade una interpretación muy forzada, con poca naturalidad, queriendo y sin poder, la conexión con el auditorio desaparece. El resultado de todo este intento se tradujo en pocos aplausos, la ovación de un sector reducido del público, y supongo que entendido, y un solo bis, sin más peticiones. Reconozco que el nuevo proyecto de la cantante catalana me descoloco. Conociendo el trabajo de Lidia Pujol, mi curiosidad era alta y esperaba una sorpresa, pero no lo fue. No obstante, es muy loable el hecho, la iniciativa, la intención de buscar nuevos caminos, de explorar universos olvidados y lejanos para seguir aportando nuevas ideas y sonidos. En esa labor, la formación se lleva el 10, y en alguna otra ocasión aciertan de lleno. Seguro que las nuevas ideas de la cantante y compositora retomaran el hilo del acierto y Ariodant seguirá trabajando perfectamente en esa excelente labor de no olvidar el pasado. // Antonio Álvarez