Jerónimo Martín

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Tokian, Errabal Jazz, 2022

Revisando mis notas en esta tu web, encuentro que ya comenté aquel Quinoa, Errabal Jazz, 2012 del sexteto de Jerónimo Martín. Parce ser que le perdí la pista a este compositor y pianista bilbaíno durante algunos años, pero afortunadamente vuelvo a encontrarlo. Muchos cambios en el sexteto, solo permanece Gonzalo Fernández de Larrinoa en el trombón, pero los instrumentos son los mismos. Una sección rítmica, con Jerónimo Martín en el piano, Alejandro San Pelayo en el contrabajo y Aitor Bravo en la batería. Y en los vientos además del trombón, Rubén González en saxo tenor y flauta y Jorge Vistel en la trompeta. Jóvenes músicos vascos, el asturiano San Pelayo y el cubano Vistel al que habíamos escuchado en aquel Where we come from de David Ruíz. Además en este disco se suma la Orquesta Arteus dirigida por Iker Sánchez Silva. En la primera escucha puede dar la sensación de que las composiciones tengan un aire como demasiado “orquestado” como alejado del jazz, pero no te dejes engañar. Si insistes vas a encontrar que la orquesta tiene su función de engalanar una música que ya tiene mucha miga con el sexteto, no dejes que el bosque te impida ver la rica variedad de árboles.
El primer tema es Obertura nº 2, entrada clásica del piano, que empieza a reforzarse con la discreta sección rítmica y unos vientos que no quieren destacar, después entran los violines y ya tenemos en danza 30 personas en una obertura que nos lleva más cerca de una orquesta clásica que de un grupo de jazz. Tiempo al tiempo, Rubén González ya se suelta en intervenciones solistas, pero todavía tan arropado que no luce demasiado. Se queda el piano en una melodía bonita que puede beber de algún motivo tradicional del folclore vasco y toda la orquesta lo arropa y casi al final descubres la trompeta de Vistel. El segundo tema se titula Clave, está dedicado al compositor y pianista Guillermo Klein, supongo que lo conoces, pero si no es así, te estás perdiendo uno de los músicos más innovadores del panorama internacional. Pero sigamos con la composición, empiezan jugando las dos manos del pianista, cada una parece querer decir la suya. Entra la sección rítmica, contundente. Los vientos y toda la orquesta tejen una estructura, pero tal como aparece, juega a salir y entrar de  escena, lo que te permite disfrutar de esa orquestación tan cinematográfica o volver al sexteto y escuchar ahora el trombón de Fernández de Larrinoa en un solo “acompañado en la distancia”. Vuelves a disfrutar de la orquesta, recoges la melodía y la trompeta de Vistel te vuelve a dejar escoger entre el bosque o el árbol. Una preciosa melodía que enlaza con nuestra música “clásica” del XIX sin rubores.
Of momentum, de repente me siento más cercano al puente de Brooklyn que a la Ría de Bilbao. Esa música que tanto se ha usado de fondo en cientos de películas, en cuanto se esconde la orquesta nos acerca al jazz “de cuarteto”, en que el trío ejercía de trío y el solista narraba la melodía, aquí es González con el tenor, después vuelta a la orquesta, sin sorpresas, todo muy bien medido.             
Kiental, un piano que crea tensión, una batería que le ayuda a que crezca, vientos “épicos” que se ayudan de la orquesta para elevar esa estructura y una vez elevada, como siempre, vuelve a desparecer para que el jazz (ahora con aromas de músicos de oriente medio, quiero imaginar a Rabih Abou – Khalil ) te atrape en una sorpresa maravillosa. Remanso de paz con el piano y vuelta a tejer toda la orquestación. Este Kiental es por si solo toda una obra a analizar varias veces.
El siguiente tema, On Green Flamenco Street, con una entrada intensa de contrabajo, en la primera escucha sobre todo en su segunda parte me llevaba a directamente a Miles Davis y su Sketches of Spain. Después al leer las notas del CD descubrí que Martín se ha inspirado en On Green Dolphin Street (Bronislao Koper & Ned Washington) pero lo que está claro es que el saxo la lleva con facilidad al flamenco y el trombón, cariñosamente y sin ninguna prisa la pasea por dónde quiere. Un solo de batería inesperado en medio del tema, y para acabar otra vez toda la orquesta como una sola voz, ofreciendo notas de final de película.
Cinque di novembre es el siguiente tema, no sabemos si en homenaje a las hogueras británicas de Guy Fawkes. Pensemos que sí, y dejémonos rodear por aires celtas, al menos en cuanto a la ornamentación de la orquesta, que vuelve a usar esos detalles épicos que no traen imágenes de películas escocesas o irlandesas. Para terminar Eb, con una entrada totalmente popera, te propone una melodía fácil, la orquesta la refuerza y te parece que ya está, pero faltan más de ocho minutos, atento. La sección rítmica trabaja en un ritmo latino que se va abriendo paso, el saxo va creciendo y cuándo parece que va  estallar, desaparece y entra un solo de contrabajo, medio escondido en ese trío básico que tanto me gusta. Vuelve la orquesta, ese aparecer cuándo menos te lo esperas es una constante en el disco. Ahora un dúo de saxo y batería. Con que facilidad se pasa de treinta músicos a dos. En fin que hay mucho que escuchar. Por cierto la portada me parece preciosa. + info | relacionados

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