Fanfare Ciocărlia
Fanfare Ciocărlia ‘The Return of the Legends’
Sala Apolo, Barcelona. 26 de abril de 2014
Nueva visita de la fanfare más rápida del mundo y nueva fiesta trepidante y feliz. Doce componentes, cuatro tubas, cuatro trompetas, dos saxos (uno de ellos a veces intercambiándose por clarinete) y dos percusionistas, vestidos de rojo y negro o de negro total, y unos músicos capaces de poner patas arriba cualquier sitio donde actúen. Y en la Sala Apolo lo hicieron una vez más.
Nos sorprendieron empezando (si no estamos equivocados) con una excepcional versión del Bale Toba Mare, un tema del grupo también rumano Gipsy Casual que ha sido un éxito en su país, y además cantándolo muy bien (y no tienen muchas canciones cantadas la Fanfare). Y si eso fue un excelente principio, con la siguiente, Sirba de la Monastirea, dejaron claro su energía y urgencia. Las sirbas son danzas rumanas habituales en la música tradicional y normalmente son ritmos rápidos, pero es que la velocidad de la Fanfare es el adjetivo siguiente de “vertiginoso”. Tras la sirba, una visita a su disco en colaboración con la Boban & Marko Markovic Orchestra a través de la Suite a la Coibana que tampoco es un tema “lento”. Y después tres temas de su nuevo disco, Devil’s Tale, que grabaron junto al guitarrista canadiense Adrian Raso, las bailables Swing Sagarese, C’est la Vie y la más “relajada” The Absynthe Minded Gipsy. Y entrecomillamos “lento” y “relajada” porque hablando de la Fanfare eso dista mucho de ser real. Y eso lo sabe cualquiera que los haya visto alguna vez, y que habitualmente repite cuando vuelven. Siguiendo con el repertorio, no dejaron pasar su memorable versión de Caravan, ese estándar del jazz que popularizó Duke Ellington y que utilizaron para marcarse unas improvisaciones, ni la divertida Mr. Lobaloba. Y después un par de clásicos para revolucionar al personal, Bubamara y Nicoleta. Tras ellas un poco de “relax” con Café con Leche (del disco con Adrian Raso) y el Manea Cu Voce. Pero a partir de ahí un tour de force imparable que empezó al grito de Tzigani!!!! con Asfalt Tango, la versión “metal” del Born To Be Wild, el Iag Bari (también conocido como Que Dolor) y acelerón final con el 007 James Bond Theme, la fantástica versión de Ya Rayah y el emotivo Lume, lume.
¿Qué más se podía pedir? Pues por si había alguien descontento, se bajaron del escenario e hicieron lo que han hecho durante toda su vida, tocar entremedio del público varias canciones cual flautistas de Hamelín.
Aún no era verano, pero la Sala Apolo registró una temperatura altísima. +Info | Relacionados | Miguel Amorós.