Dayna Kurtz en el Jamboree

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Dayna Kurtz
Barcelona, Jamboree, 19 de diciembre de 2014

Regresó Dayna Kurtz a la capital catalana, apenas pasados seis meses de su anterior visita. Como en aquella ocasión, lo hizo acompañada por la guitarra de Robert Maché y se instaló en el escenario de la pequeña sala de la plaza Reial, un local que parece hecho a su medida (tal vez pyH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Dayna Kurtz en el Jamboreeorque le recuerda los bares de esa Nueva Orleans donde reside en la actualidad). El concierto se extendió poco más de una hora (se programaron dos pases, estuve en el primero), tiempo suficiente para recibir el impacto de la vigorosa voz de la estadounidense (como se vio en el último tema, no necesitaba el micrófono), descubrir la compenetración surgida entre dos personalidades de generaciones bien distintas (Maché está en activo desde principios de los años 1980, Kurtz, desde hace década y media) y darnos un buen baño de blues del viejo estilo (denso, arrastrado, desafiante e intenso, con la guitarra de Maché, zorro viejo, dejando destellos espléndidos en cada momento). Desde la inicial Not the only fool in town, la pareja nos sumergió en una cascada de emociones, trabajando sencillamente desde lo esencial de cada canción. Y fue así que el repertorio discurrió sin que atendiéramos el reloj, mientras nos paseaba por la discografía de la vocalista: I look good in bad y Reconsider me de Secret Canon, vol. 2 (Kismet Records, 2013), Are you dancing with her tonight? de American standard (2009), Venezuela de Another black feather (2006), Joy in repetition de Beautiful yesterday (2004), Love gets in the way de Postcards from downtown (2002, estos cuatro en el sello Munich Records)… Hubo también tiempo para un par de canciones nuevas, You’re not what I need but you’re all that I want y It’s how you hold me, que formarán parte del que será su primer disco con material propio en cuatro años (según comentó Kurtz, Rise and fall verá la luz en primavera). Viendo a esta pareja de artistas disfrutar la proximidad que generan los pequeños locales (llegó a proponernos que si queríamos escuchar alguna canción concreta, allí estaba ella para atender nuestras peticiones), se entiende por qué Dayna Kurtz no quiere pagar el peaje que supone convertirse en una estrella. De hecho, bromeó con esa consideración de reina del underground norteamericano que se le otorga desde ciertos sectores. También imaginé a Mick Jagger y Keith Richards en un formato similar, pagando sus deudas con los viejos bluesmen de los que tanto bebieron. Pero, familia, hay que decidir entre el dinero o la música. Y está claro qué lado de la baraja ha elegido Dayna Kurtz. // www.daynakurtz.com/| Relacionados | Jordi Urpi | Fotos: Alba Irigoyen Gómez

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