Daniel Cros
Daniel Cros
Aquello era entonces, esto es ahora, Rosazul, 2012
Daniel Cros es uno de esos artistas difíciles de clasificar por el eclecticismo de sus propuestas; sensación que queda corroborada si miramos sus dos últimos trabajos discográficos: el que hoy comentamos, Aquello era entonces, esto es ahora, un disco donde desarrolla sus composiciones junto a una serie de artistas que lo encaminan hacia ambientes latinos, aunque no exclusivamente; y el anterior Snake with surprise de 2010, en el que, junto al vibráfono de Geni Barry, entre otros músicos, hacía un ejercicio de vocalista jazzístico, interpretando, mayoritariamente, estándares.
Han pasado ya 18 años desde su primer disco, y más aún desde sus primeras actuaciones, y esta experiencia que da el oficio está muy presente en este trabajo, que, como los anteriores, está cuidado al máximo, tanto en su presentación como en la grabación en sí misma, grabación en la que intervienen de una forma u otra diferentes.
Bajo el lema “No es el tiempo el que pasa. Somos nosotros los que vamos pasando”, Daniel Cros nos presenta once temas en los que la importancia de las letras es absoluta, letras que se acompañan de melodías adaptadas a cada una de ellas sin miedo a mezclar estilos muy diversos, pues son las palabras las que verdaderamente dan una unidad a su trabajo.
Se abre el CD con una Fortuna de haberte conocido, divertida, alegre, de sabor latino, que se basa, como nos explicaba el propio autor, en un una foto del puente de Brooklyn, que una amiga le mostró, donde aparecía este grafiti, y que él traduce como un ejercicio de liberación ante un estado negativo. La brasileña Yara Beilinson interviene por primera vez en el trabajo, cosa que hará en muchas de las canciones, aportando la frescura de su voz.
Dejar la piel, tiene un arreglo de Joan-Albert Amargós, que deja su inconfundible estilo, así como la brillante intervención del armonicista Joan-Pau Cumelles y de Roger Blavia a las percusiones; y nos habla de la filosofía del esfuerzo, algo que parece que se está perdiendo en la actualidad.
Y nos vamos a una rumba, porque eso es lo que es Palante: ”(…) y tú palante, lebeche o levante, cruzando el eterno puente colgante llamado ansiedad, el alma ambulante, viviendo en la curva del interrogante, palante a rabiar (…)”Nos dice la letra con la voluntad de que en este mundo lleno de malas noticias y que invita a la depresión, sepamos encontrar aquello que nos insufle un punto de optimismo al enfrentarnos a la vida.
En Nunca nada volverá a ser lo mismo, encontramos la frase que da título al compacto, mientras nos explica, en clave de balada, que, aunque nos cueste aceptarlo, la vida va pasando. Él mismo nos comentaba: ”Como dicen los orientales, lo único que no cambia es el cambio”.
Y volvemos a los ritmos latinos con Una noche oriental, basada en una divertida anécdota, surgida en un viaje a Marrakech, donde le ofrecieron un laúd árabe fabricado, supuestamente, por el mejor lutier de la ciudad, laúd que pagó por adelantado y que, evidentemente, nunca vio. Y así a ritmo de chachachá, nos evoca esa noche soñada o vivida…
Sangre del Sur, cantada a dúo con “el Indio” Angá y arreglo de Alfredo Reyes, nos explica la historia de su abuelo que, procedente del pueblo minero de La Unión, emigró a Barcelona antes de la guerra y enamoró a su abuela con su glamur a lo indiano.
Y es el mismo abuelo, amante de la copla, el que le inspira este pasodoble, Como caído del cielo, de letra adecuada a la música, donde nos explica una historia de amor, con la ayuda de Miguel Angel Cordero al contrabajo y una formación de viento en la que están Joan Chamorro, Nacho Romero o Queralt Roca entre otros, con los arreglos de Enric Palomar.
Siempre es demasiado tiempo, donde vuelve a aparecer Yara Beilinson, es un juego lingüístico que quiere contrastar los términos siempre y nunca, con aires de jazz latino.
Ya no muero por ti, un tema de ruptura, de final de un amor de forma reflexiva, con un ritmo cubano, que le imprimen Alfredo Reyes y Yoan Sánchez, conocido en la isla como caballito.
En Tinta invisible, Daniel Cros hace una llamada para denunciar el maltrato femenino, el desprecio a la mujer que se tiene en muchas partes del mundo, aquel que queda muchas veces escondido, como dice la letra: “Tinta invisible como zumo de limón que pinta sin teñir un cielo de cartón”.
Y acaba el trabajo con Este loco agosto en pleno mes de abril, donde relata ese “Manicomio solar” que ocurre con los cambios atmosféricos inesperados, que cada vez son más frecuentes. Y, como corresponde, lo viste de un ritmo cubano que refuerza la idea del calor fuera de temporada.
Y con aires de fiesta, en un regalo de 30 segundos, donde repite Fortuna de haberte conocido, finaliza el disco.
Daniel Cros es una persona con inquietudes, con una curiosidad que le ha llevado a estudiar en diferentes lugares del mundo y a colaborar, como se puede ver aquí mismo, con artistas de todos los géneros. Un músico que empezó en los ambientes del rock, allá por los años 80, y que ha ido evolucionando de una forma absolutamente personal, basada en sus experiencias como músico y también a nivel personal. En Aquello era entonces, esto es ahora queda plasmado, de alguna forma, este eclecticismo musical, del que hablábamos al principio, apoyado en unos textos contundentes y muy elaborados que, junto a la peculiar forma de interpretarlos, confiere una personalidad propia a un trabajo que cuanto más se escucha más gusta. Una línea que propone Daniel Cros, y que no sabemos si va a seguir o si nos va a volver a sorprender, como lo hizo en su anterior trabajo, con algo que, el que escribe, no puede llegar ni a imaginar. + Info | Relacionados | Federico Francesch | DESAFINADO RADIO | Escucha el programa