Dani de Morón & Patricia Guerrero
SFB El Dorado. 8 de octubre de 2020.
Aunque el concierto anunciaba estos dos grandes artistas del flamenco actual, debo advertir que la mayor parte del concierto la protagonizó el guitarrista Dani de Morón con dos intervenciones puntuales, aunque maravillosas y extensas, de Patricia Guerrero. Después de presentarse en la Bienal de Sevilla teníamos la suerte de tener entre nosotros a una de las guitarras más importantes ahora mismo en el panorama del flamenco. Podéis revisar el artículo que escribí el 2 de octubre sobre su nuevo disco Creer para ver, Universal 2020, en estas mismas páginas de B Ritmos. No venía precisamente el de Morón a presentar disco sino a ofrecernos su aportación a este trimestre mágico que la SFB El Dorado está dedicando a la guitarra. Como tiene dónde escoger, 4 discos ya a su nombre, quiso empezar con unas granainas de su álbum 21 Dani de Morón, 2018. Este hombre toca sin prisa, sin pretensión de llegar a puerto, tejiendo su red con precisión y parándose el tiempo necesario en cada acorde. Durante 9 minutos nos atrapó para no soltarnos ya en toda la noche. Siguió con un tema con una estructura repetitiva que le servía de base, casi como una línea de bajo sobre la cual ir construyendo, juntaba perfectamente esa línea con los rasgueos creando una tensión que nos mantenía a todos con la atención del que espera algo que no sabe bien por dónde vendrá. Siguió, creo recordar, por solea, pero da igual dónde ponga el acento porque todo lo transforma y su búsqueda siempre es esperanzadora. Y apareció la esperada Patricia Guerrero, treinta años, un cuerpo que resiste como los juncos, vestida con traje chaqueta blanco con grandes topos negros, unos pantalones que de rodilla para abajo acampanaban como faldas flamencas y que la daban todavía más volumen a sus movimientos. Unos movimientos personales, intransferibles, lejos de cualquier academicismo pero dignos de una gran bailaora. Como aquellas gimnastas de los países del Este que me impresionaban en mi niñez, una de las virtudes de Patricia Guerrero está en los cierres, en como acaba los movimientos con un freno perfecto. Y como baila con las dos piernas juntas, huyendo de los saltos y taconeos abusivos. Entro sin guitarra marcando, rascando y haciéndose dueña del escenario. Se escapaba algún ole flojito entre las mascarillas del público, pero la mayoría estábamos totalmente rodeados por la tensión que se cortaba en el escenario. Patricia Guerrero sí que jadeaba casi acompañando su trabajo, como jadeaba Keith Jarrett en su piano, inconscientemente. Y entró la guitarra del de Morón para acompañar a la de Granada, y juntos nos llevaron a soñar desafíos, a perdernos entre las emociones más puras, y juntos fueron elevándose hasta rozar el cielo. Ahora sí que los oles explotaron solo un segundo porque aquello seguía, hasta desembocar en escenas tradicionales más reconocibles, que hubiesen sido tarareadas en otra situación menos tensa, en el vídeo lo podrás comprobar. La juventud de ambos les permite desarrollos de más de 10 minutos aguantando la tensión y creando continuamente nuevas propuestas. Se fue la bailaora y aprovechó Dani de Morón para saludar, explicando que no había querido hablar para dar forma a todo este primer bloque sin más cortes que el inevitable de nuestos aplausos. Y anunció que ahora sí que iba a tocar algún tema de su nuevo disco, empezó con el tema que da nombre al disco, Creer para ver, un tema que ha elaborado como una suite con tres partes para un desarrollo precioso que atrapó todavía más a un público que llevaba media hora rendido al de Morón. Era igual si ya había escuchado el tema, me da la sensación de que cada vez que lo toca lo reinventa, lo siente único e irrepetible. Siguió por bulerías y como ya ocurre en buena parte del disco si cerrabas los ojos podías soñar con dos guitarras. Y llegó la esperada Ojos Verdes, debo reconocer que jugaba con ventaja por haber escuchado el disco, es genial como va buscando la melodía. Como el oyente se pregunta, ¿será o no será? Al principio solo algunas pistas la delatan, pero pequeños giros cómplices te van dando la certeza de que sí, el clásico de Quiroga / León en una versión que se forma poco a poco, preciosa. Y volvió Patricia Guerrero y volvió a atacarnos con sus armas mortíferas, ahora ya sin chaqueta volvió a adueñarse de la escena y a pasear su arte con soltura apoyándose en la guitarra o la guitarra apoyándose en el baile ¡qué más da! Otra noche mágica, por supuesto tuvieron que volver a salir para ya sin micro y en perfecta unión regalarnos esa pequeña fiesta indispensable para cerrar todas las noches de flamenco. + info | relacionados Fotos: Joan Cortès.