Aynur
Aynur
Festival de Músiques del Món.
Barcelona. L’Auditori
28 de octubre de 2007.
Voz, voz y sólo voz, no le hace falta nada más. Aynur es de aquellas personalidades que cuando inician su actuación y el sonido surge de su garganta, cada tema te deja literalmente catatónico, sin posibilidad de reacción. No es necesario conocer el fondo de sus canciones y tampoco requiere un gran acompañamiento musical, ni siquiera lo necesita, y lo demuestra. Es eso, sólo una voz que canta con verosimilitud, desde el estómago, desde la memoria con mayúsculas y desde el conjunto de experiencias, conocimientos, pasiones y dolores que lleva a sus espaldas como eje expresivo de la cultura kurda que trata de trasladar a todo el mundo. Turca, kurda, humana, el difícil juego de las identidades confluye en esta artista única que ha apostado firmemente por situar el Kurdistán en el mundo y, paralelamente, su problemática. Sin hacer política, lo consigue. Casi nadie, en el Auditori podría olvidar en el transcurso del concierto las dificultades a las que se enfrenta el pueblo kurdo en la actualidad, tierra en conflicto entre Turquía e Irak, y más, teniendo en cuenta la sensibilidad con que Aynur canta, el sentimiento con el que se transfigura en esa chica kurda que se auto impone trabas a la hora de explicar cosas que no gustan a los poderes de su país, y que, a la vez, la eleva a figura simbólica para su pueblo. Con todo ese bagaje, Aynur convenció a los asistentes al último concierto del Festival de Músicas del Mundo, organizado por la Obra Social de la Fundación La Caixa en el Auditori de Barcelona. Elegantemente vestida de largo para la ocasión, con un verde esperanzador, con su pelo y ojos negros que embellecen su origen, Aynur cantó durante dos horas temas de sus dos primeros discos. Sin embargo todos aquellos que presenciaron su actuación, precisamente siguiendo la estela de sus discos o la impresionante aparición en la película Crossing the brigde, de Fatih Akin, debieron llevarse una sorpresa: una de las señas de identidad de esta cantante kurdo-turca es la contemporaneidad de su propuesta, la modernidad implícita en todas sus interpretaciones, que poco entienden de límites y de géneros, y se deslizan sin ninguna dificultad entre la música tradicional y la electrónica, generando pasajes realmente interesantes, innovadores, arriesgados. Pero el Festival de Músicas del Mundo de La Caixa es un festival acústico: desterrados los sintetizadores, los efectos vocales, los ordenadores… queda acústico estricto. La grandeza de esta propuesta es que el festival se ha convertido en el único lugar donde escuchar músicas “del mundo” serias, rancias, duras, sin aditivos ni concesiones. No obstante, ante un caso como Aynur asaltan las dudas de si esta opción es siempre la correcta, y aplicable a todos los casos. Aynur sin duda es lo que vimos en el Auditori, pero…¿es sólo eso?… // B. Vasallo y A. Álvarez