30 Festival Jazzèbre
30 Festival Jazzèbre
Perpignan. Del 22 de septiembre al 21 de octubre de 2018
Jazzèbre es uno de los festivales de jazz más interesante que se desarrolla cerca de nuestras fronteras desde hace ya 30 años. Desde su ubicación principal en la ciudad francesa de Perpignan, nació con la idea de, por un lado, potenciar a los músicos franceses, mezclándolos con grandes nombres de la escena mundial; y por otro lado, poner de relieve las corrientes más creativas del jazz actual, sin olvidar el repertorio clásico; con un apéndice que pone el foco en las conexiones del jazz con las músicas del mundo.
Es en este aspecto de mezclar todo tipo de músicas tradicionales, donde ha hecho hincapié la programación de este año; además de la apuesta por la música más contemporánea; todo ello sin olvidar los clásicos.
Yann Causse, el director artístico del mismo, habla de la 30 edición: «Está pensada para hacerse eco del presente del jazz, de la explosión creativa nacida en el seno de los colectivos de jóvenes músicos de cualquier lugar de Francia, y para viajar juntos por las cuatro esquinas del planeta». Y no solo lo hace a través de la palabra, porque los hechos, los artistas presentes en el mismo, lo corroboran.
No vamos a hacer una completa relación de los conciertos del festival, que se presentan en diecisiete escenarios, en nueve poblaciones distintas, contando el propio Perpignan, y en un espacio de tiempo de prácticamente un mes; que además continúa con una temporada de conciertos que se desarrolla entre enero y junio —los podéis encontrar en la web del mismo—; pero sí destacaremos alguno de ellos:
Sardanajazz II, es un proyecto que después de 23 años vuelve al festival. Doce músicos que son prácticamente los mismos que comenzaron la experiencia, todos ellos dirigidos por el trompetista de Montpellier, Michel Marre. Un apasionante encuentro entre las músicas tradicionales y el jazz. También dentro de la línea de la tradición, el dueto formado por el joven Gaspar Claus, al viloncelo, y la cantante Marion Cousin, que acompaña su voz con la guitarra, que nos ofrecen sus particulares versiones de cantos de trabajo y romanzas de las islas de Mallorca y Menorca, con un toque medieval.
Una de las características del festival es que cuatro de los conciertos del mismo se hacen en el formato de picnic, es decir, al mediodía y en lugares a los que los espectadores, y los músicos, han de llegar andando, o, en algún caso, en bicicleta o en tren ―con la comida a cuestas, que el vino y el café lo pone el festival―. Inauguran los mismos el Trio Zéphir, de cultura clásica, que con sus instrumentos de cuerda y sus voces nos llevan a explorar las músicas del mundo bajo las harmonías del jazz. La ubicación será en la capilla de l’Arca a Saint-Nazaire, y se puede llegar andando o en las bicicletas que proporciona la organización. El segundo comporta un recorrido en el tren de Fenouillèdes, por el valle de l’Agly. Acompañados por la banda del festival de la Fanfarfelue, se llega hasta la estación de Maury, después de pasar por las cavas Gely, hasta la estación, para escuchar a Cavale, un quinteto que nos pasearan por universos cinematográficos y ambientes de fiesta, desde el tango a la música de los Balcanes. El tercer picnic musical nos llevará hasta el Priorato de Marcevol. Nuevamente nos esperaran los 50 músicos de la fanfarria del festival, para dar paso al cuarteto femenino Banan’n jug, que nos transportarán a los orígenes del jazz en el sur de los Estadios Unidos. Finalmente serán Les ânes de Palinkov los que nos ofrecerán su concierto en la ermita de Notre Dâme du Château de Sorède, después de una caminata de una hora, que también se puede hacer en coche, si se quiere. Un sexteto que nuevamente nos hará llegar las músicas de los Cárpatos, Bulgaria o Macedonia
También con melodías de la Europa del Este, el trio Hradcany, trompeta, saxofones y acordeón, desde un punto de vista muy personal, evitado los estereotipos, con un recorrido desde la melancolía hasta el swing, presentarán su propuesta.
Fidel Foruneyron viajó a La Habana y se vino con su proyecto ¿Qué Vola?, y con unos cuantos músicos cubanos que forman, junto a los del propio Fourneyron, una banda de diez miembros que buscan esa unión que desde siempre ha tenido el jazz con la música de aquella isla. Gotas de los grandes representantes del jazz, que se derraman sobre la salsa cubana, la cultura yoruba y las ceremonias de la santería.
Desde Catalunya, dos músicos de la escena de vanguardia, Ramón Prats y Albert Cirera, Duot, que con la batería y el saxofón nos presenta uno de los trabajos más innovadores de este dúo de larga trayectoria, más de diez años, que tamizan sus aires mediterráneos a través de la improvisación.
Dan Gharibian es un antiguo componente de Bratsch. Con esa voz tan particular que nos transporta al ambiente de las tabernas de los puertos del Mediterráneo, junto a los dos jóvenes virtuosos de la música manouche que le acompañan, nos propondrá un viaje desde Tesalónica a Estambul con paradas figuradas en Rusia o Armenia.
Para el final he dejado los dos conciertos que marcan un hito en el festival. La clausura del mismo estará a cargo de Roberto Fonseca, el pianista cubano que durante mucho tiempo estuvo en el Buena Vista Social Club, substituyendo, de forma impecable, al maestro Rubén González, tras su fallecimiento. Digno sucesor de los grandes pianistas de Cuba, como el citado Rubén González, Bebo Valdés o su hijo Chucho Valdés, destaca por su elegancia ante el teclado y la emotividad contenida de sus interpretaciones, lo que le hacen ser un artista único y especial.
Finalmente, un proyecto del propio festival. Reunir en una misma noche a dos de los grupos más importantes de la rumba catalana francesa, como son los conjuntos liderados por Tato García, y por Titi Robin, respectivamente, es todo un logro. Tato García que con su conjunto de seis músicos, más los invitados sorpresa que vendrán con ellos, nos acercará a la rumba de Barcelona, desde su perspectiva de gitano francés, aliñada con las influencias que las colaboraciones con los cubanos de la Familia Valera Miranda, los rumanos de la Fanfare Ciocarlia o la actriz y cantante Agnes Jaoui han dejado en su música. La otra actuación está a cargo del consagradísimo guitarrista de Perpignan, Titi Robin, que llegará al festival junto al grupo Rumberos Catalanes. Siete intérpretes que harán un homenaje a la rumba gitana, con algunos de los miembros más destacados de esa comunidad de la ciudad. Después de 30 años Titi Robin, autodidacta que se inspiró en Camarón de la Isla y en el intérprete de oud, el iraquí Munir Bachir, y que ha recorrido el mundo buscando los orígenes de la música que interpreta, en un atípico viaje que le ha llevado desde el barrio de Saint Jacques de Perpignan, al Rajastan; y de Marruecos, a Turquía o Pakistán, nos presentará sus trabajos actuales. Una noche con dos grupos, se nos antoja, que pude lograr un acontecimiento memorable.
Hasta aquí el mínimo repaso que hemos hecho de algunos de los músicos que estarán presentes en esta 30 edición de Jazzèbre —un nombre que aúna el jazz con ese animal algo mágico que nos acerca a la tradición con su singular vestido—. Las intenciones del festival que nos trasladaba Yann Causse de mezcla y modernidad, se ven totalmente reflejadas en la propuesta de este año, una manifestación artísticas, en este caso enfocada al jazz, que muestra una total amplitud de miras. Éste es el sello distintivo de Jazzèbre, un festival que cada año hace más patente su especial personalidad. +Info | Relacionado | Texto: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO