Yapa

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Yapa Yapa
“Pariwaga”
Chapa Blues Records / Naïve, 2010

A veces el amor por la música africana hace que músicos occidentales como el británico Justin Adams o los holandeses The Ex intenten acercarse a su vasto universo desde diferentes perspectivas. Este flechazo también surte efecto en el caso de tres guitarristas y un percusionista francés, que bajo el nombre de Yapa tallan sus melodías de corte acústico, como si se tratase de carpinteros armados de cepillos, barrenas y berbiquís. El componente tradicional que aportan percusiones, koras y balafones corrobora un anclaje en las raíces, sin perder por ello el pulso de los tiempos que corren. Yapa se mueven en una longitud de onda cercana a la del congolés Lokua Kanza o el camerunés Noun Yaré. Y guardan unos propósitos similares a los de Hal and the Big 5, un colectivo de músicos franceses, ingleses, marroquíes, tunecinos y sudafricanos que optan por alear sus conocimientos a través de la experiencia que les reporta su diverso bagaje musical y cultural. Yapa han ensamblado este mueble de numerosas patas y estantes a matacaballo entre París y Ougadougou. De ahí su ese juego de palabras que sirve para dar título al disco. Entre los invitados de esta asociación musical destaca la presencia del burkinabé Victor Démé, que hace acto de presencia con su voz con solera en Sindi demi ma y Kelemani. Pero son muchos los nombres que por aquí se pasean. Los argelinos Djmawi Africa ponen su acento norteafricano con sus arábigas cuerdas vocales en Djwad y Bania. El burkinabé Salif Diarra rasga las cuerdas cristalinas de su kora en Kanata. Eso por no hablar de las intervenciones de Wendlamita Kouba, Julien Border, Koudédé o KPG, nombres que sin duda le sonarán a chino pero que aportan su granito de arena y dotan al conjunto de un amplio abanico discursivo y variedad. El disco opta por un formato en el que prima el minimalismo instrumental, como se deja ver en A mobylette, interpretada tan solo con una guitarra acústica, voces y shekere; M´mory, donde a las seis cuerdas se suman juguetonas percusiones que entonan un tema con cierto deje de blues; o Ponciana, con el mano a mano entre el balafón y una guitarra que por momentos tira de rasgueo funk. Las melódicas rimas hip-hop de Move and give me away ponen el broche a estas dieciseis distendidas canciones. El resultado arroja un balance equilibrado entre lo instrumental y lo vocal. En resumidas cuentas Pariwaga es un disco cándido que cautiva por su marco tan sutil. www.yapa.fr // Miguel Ángel Sánchez Gárate