XXII Festival de Musicas Sacras de Fez
XXII Festival de Musicas Sacras de Fez
Del 6 al 14 de mayo de 2016
Como viajeros de las épicas caravanas de comerciantes aunque algo más preparados, hemos llegado a Fez desde Chefchaouen con las ganas infinitas de adentrarnos cuanto antes en su basta medina y comenzar la peregrinación de concierto en concierto para empapar el máximo de la programación de esta edición. La mejor manera: improvisar y abrirse a lo que nos depare la ciudad, sus entresijos y su gente, con el gran añadido del Festival. La ciudad nueva, moderna, caótica en su calles, viva como cualquier otra gran ciudad de corte árabe en contraste con la ciudad vieja (La Medina), vuelta a un estilo de vida tradicional, de otro tiempo, con una fuerte personalidad, ambas abiertas a todo y a todos, gentes y países, mostrándose más amables que nunca, cálidas, ofreciendo su cultura contra los prejuicios occidentales hacia el Islam; 1200 años de vida que ofrecen interminables historias ocurridas en sus calles, esencia ésta que se llega a poder respirar.
Para los que aún no lo conocen, el Festival mezcla músicas de diferentes partes del mundo, credos y géneros, de la misma de manera que una orquesta balinesa puede conectar con danzas derviches y una banda gitana. A pesar de ello, los puristas no se sentirán decepcionados. Profundamente arraigado en el propósito de este festival está la creencia de que la música puede sanar el mundo y romper con las fronteras autoimpuestas, algo místico sí, pero de esto va la cosa.
Hemos sabido sortear las inclemencias de la lluvia que se ha posado sobre Fez durante la primera mitad del festival con algunas cancelaciones de importancia como la marroquí Hindi Zhara o la maliense Oumou Sangare, entre otros. Otros conciertos han ido cambiando de ubicación sobre la marcha, ofreciéndonos cada mañana localizaciones alternativas que nos sorprendía con escondidos palacios, museos, riads y edificios oficiales. La apertura del festival se realizó a través de una impactante superproducción de estilos clásicos de diferentes países, encabezado por India, de Azerbaiyán, Mongolia, Irán, Etiopía, Líbano, Italia y África representados por mujeres de diferentes culturas en el que se enlazaban muestras de sus talentos por primera vez en Marruecos y acompañados de una gran orquesta oriental. El homenaje a la India estuvo presente en todas las jornadas del festival con reconocidos artistas a nivel mundial como Parvathy Baul, Ragesshri Das de Benarés, la improvisación y fusión de estilos norte-sur de los flautistas indios Shashank Subramaniam y Rakesh Chaurasia o el sitar del maestro Irshad Khan. También pinceladas de otras culturas y países como magníficos toques de la pizzica de salentina de la mano de Officina Zoé o la electrónica de OY y su Space Diaspora. Conciertos que se han sucedido durante las diferentes jornadas pero que no hacen necesario un pase del festival para disfrutar del mismo, en Dar Tazi cada final de jornada como cada año se han celebrado las Noches Sufís con las mejores cofradías de Marruecos como Tariqa Chadilia de Tanger o Tariqa Bouchichiya, animados ritmos de percusión acompañados de cantos de llamada-respuesta, o en la Plaza Boujloud que durante el atardecer se han visto grupos de corte más comercial como Over Boys, H-kayn, Najat Atabou, Diego Cortes o Orchestre Khalid Ali.
Como un faro de la paz del mundo islámico, el festival de Fez ha sido designado por las Naciones Unidas como uno de los principales eventos culturales del mundo, por su contribución cada año al diálogo entre civilizaciones. El telón de fondo de la llamada del muecín, los zocos de especias perfumadas, la combinación sublime de la arquitectura antigua y la multiculturalidad de asistentes y artistas crea una mezcla cultural con un verdadero sentido mágico. Al menos una vez en la vida habría que dejarse ver por aquí. + Info | Relacionados | Raúl Álvarez | Fotos: Begoña Ojeda