The BvR Flamenco Big Band
“Del rio a la mar” Karonte, 2022
Bernard Van Rossum, saxofonista, compositor y arreglista es un músico al que escucho por primera vez pero que me ha atrapado rápido. Nacido y crecido en España pero de madre inglesa y padre holandés, después de una juventud roquera como batería descubre el saxofón y tras sus estudios en Edimburgo se viene a Barcelona y estudia saxofón en el Taller de Músics. Después en el Conservatori del Liceu y posteriormente en Texas y en Holanda. Con esta Big Band ya tiene dos álbumes “Jaleo Holandés” (2014) y “Luz de Luna” (2017) y ahora para este “Del rio a la mar” mantiene a Xavi Torres al piano y a Joan Terol (batería) con los que comparte otro proyecto de cuarteto y en cambio sustituye a Marco Zenini (también en el cuarteto) por Jort Terwijn (contrabajo) Un poco en la línea de la big band flamenca de Perico Sambeat, Bernard Van Rossum (BvR) nos trae un magnífico disco de fusión de flamenco con jazz, con unos arreglos preciosos, unos solistas que dejan momentos estelares y unas improvisaciones que te enamoraran. En la parte flamenca mantiene a María Marín en la voz (ya estaba en Luz de Luna) e incorpora a Rafael de Utrera en un par de temas, en la guitarra flamenca tenemos para este disco a Arturo Ramón y en cajón y percusión Ruven Rupic. Completan la big band con cinco saxos además del mismo BvR, cuatro trompetas y cuatro trombones algunos de los cuales ya estaban en los anteriores discos. Te los nombraré en los solos.
Empiezan con A tu vera unos tangos en que la voz de María Marín se encuentra muy cómoda en compañía del gran Antonio Serrano (harmónica) que ya colaboró también en el anterior trabajo. Los solos son de Bruno Calvo (trompeta) y el saxo alto de Jasper Van Damme. Siguen por Cádiz con esas Alegrías del Alba, entrada de Xavi Torres al piano (no puede evitar sonar a Chano, normal) y la voz de Rafael de Utrera y la guitarra con esas coplillas tan populares “pregúntale al platero…” envueltas en unos vientos que le sientan muy bien, el solo ahora para Hristo Goleminov al saxo tenor. En la Buleria cromática la flauta de Tete Leal, también le guiña un ojo a Perico Sambeat (inevitable) y Pablo Martínez con el trombón en el puente nos deja un solo para enmarcar, los jaleos y palmas bien medidos. Y llega un bolero precioso, En tus pasos me crucé, que bien canta María Marín arropada por las percusiones de Rupic, en el puente aparece Antonio Serrano y una se vuelve a maravillar de lo que consigue este hombre con su harmónica ¡que sentimiento! Del rio a la mar, como un rio risueño que corre alegre hacia la mar así suenan los vientos en ese inicio hasta que llega la voz de Marín, que ahora adapta las palabras a la música (no es fácil, y en español menos) llevándolas además hacia el flamenco, ahora los solos son de Sam Newbould al alto y del mismo BvR al tenor. No podía faltar el blues y si es dedicado mejor, Blues for Antonio (Serrano por supuesto) lo introduce de una manera muy original la sección rítmica, Terwijn (bajo) y Terol (batería) los vientos se unen y toda Nueva Orleans tiembla. Con un tempo vacilón es como si toda la big band se fuese balanceando suavemente, el timón lo coge la harmónica y mete un solo hiriente. Un quejio. Las trompetas lo recuperan para lanzarlo más lejos si es posible. Y otra sorpresa, De perdidos al rio, ahora aparece Carles Benavent, introduce el tema el solo con su bajo eléctrico con ese “salero” que tiene este maestro de la fusión y golpe a golpe facilita que el piano de Torres vuelva a caracolear con gracia y de paso a toda la big band. Este tema sin duda alguna es de Benavent y de Torres ¡vaya par! Festejo, otro instrumental en que los arreglos del maestro van a ser esenciales para que todo ande de maravilla, y la “aparentemente” sencilla línea del principio vaya subiendo y formando hermosos fuegos artificiales dónde destaque el solo del tenor de Joao Driessen. Para cerrar volvemos a la lírica tradicional, Oro y marfil, la voz de Marín recoge esos versos que todos conocemos, las percusiones y jaleos los lanzan al viento, de repente los recoge en unos fandangos camaronianos y sin que sepas como Xavi Torres los llena de detallitos jazzeros que los enriquecen de qué manera. Pues eso, un disco para disfrutar una y otra vez. Ojala algún día pueda escucharse con toda esa big band. + info