The Bad Plus
The Bad Plus | Jazz In Blue
Teatro Principal, Santiago de Compostela. 13 de mayo, 2012
Kandinsky, Mondrian y Scriabin, entre otros artistas, solían hacer de la música pintura, y viceversa. El mismo experimento sinestésico lo ensayaron durante el concierto los Bad Plus. Mientras el trío tocaba, Deli Sánchez improvisaba un cuadro con título del espónsor cervecero. Tras su paso por Madrid, Avilés y Valladolid en gira por su último álbum –Never Stop (2010, Universal / Do The Math)–, Iverson, Anderson & King iban (des)componiendo su particular estilo picassiano de hacer jazz: sobre una base minimalista y melódica del piano, una batería rítmicamente nerviosa y un contrabajo que dirige el timón de la nave irá complejizando estructuras (algunas conocidas, otras no tanto), estirándose, sosteniéndolas, acelerándolas repentinamente, etc. Fue el caso de Knows The Difference de Suspicious Activity? (2005, Columbia), tema donde una larga introducción preparaba el crescendo de un repetitivo leitmotiv que acabaría paradójicamente destruyendo el propio esqueleto de la pieza.
Eso, que puede ser un gozo si la cosa sale bien, puede ser también un lastre si se desconocen las versiones originales, sean grabadas en disco o covers como los que suelen perpetrar estos tres de Minneapolis. Es el mayor riesgo de todo concierto de jazz cuando sobre un mismo escenario coinciden varios virtuosos: al final terminan animándose más entre ellos mismos que su propio público. The Bad Plus jugaron a replicarse, a entrometerse o recular alternativamente, a experimentar con las formas todo cuanto éstas se lo permitían, y así podrían haber ido pasando las horas hasta no quedar nadie en la sala. Si a ello añadimos que buena parte del repertorio interpretado era de material nuevo –está previsto que salga en septiembre su décimo álbum oficial–, aquello se asemejó más bien a un work-in-progress.
En efecto, entre muchos momentos brillantes y otros tantos de bajona, el resultado fue, en definitiva, un poco irregular. Casi todo el peso cayó sobre los hombros del portentoso batería, David King, curtido en una suerte de free-jazz ecléctico y sin freno capaz de amoldarse a cualquier género, estilo o variación. Si en el primer bis (Never Stop) estrujaba los platillos hasta dejarlos secos de su jugo plateado, en Flim –única per-versión, acreditada ésta a Aphex Twin– se contenía vivamente según los giros que iba planteando Ethan Iverson sobre la marcha. Al respecto, el otro pilar importante fueron las esporádicas y centelleantes intervenciones del pianista Reid Anderson, ya fuera sembrando románticas escalas y arpegios impresionistas en baladas como People Like You o virar hacia climas caribeños en I want to feel good, pt. 2, por ejemplo.
Con escasas concesiones al pasado –de These Are The Vistas (2002, Columbia) apenas un recuerdo: Keep the Bugs off your glass; de Give (2004, Columbia) alguno más: Dirty Blonde, And her we test our powers of observation; y por descontado nada del For All I Care (2008, Universal) que orquestaron junto a Wendy Lewis– y algún homenaje a los maestros –2 p.m. quedó dedicada a Paul Motian–, el resto navegó por cauces ignotos que dejó descolocada a mucha gente. En poco menos de dos horas, y pese al severo retraso del principio, The Bad Plus cerraba un concierto más ligero de lo que cabría esperar. Y eso, viniendo de alguien que va de la caricia al ruido y que, desde allí, regresa de nuevo a la sensibilidad en un santiamén, rompiendo el envoltorio de las piezas musicales como si su contenido germinara de repente en un estallido floral al alba, resulta como mínimo decepcionante. No hubiera estado de más algún otro pasaje ajeno, más allá de esa conservadora y recatadita revisión del citado Flim. | + info | Relacionados | Iván Sánchez-Moreno