Thaïs Morell Amaralina

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Thaïs Morell
Amaralina. Sedajazz Records 2015

El pasado 9 de marzo, Thaïs Morell presentaba en la sala Jamboree, en Barcelona, Amaralina, su segundo disco. Al acabar el concierto nos decía que, cuando se propuso hacer este trabajo, podría haber ido por caminos muy distintos, pero que, finalmente, había escogido hacer como una extensión de su primera grabación. Una decisión valiente, porque continuar en la misma línea de un proyecto tan interesante como fue el primero, Cancioneira, tenía el riesgo de las comparaciones, de un primer disco muy oído y un segundo al que, a lo mejor, costaba más acceder musicalmente.  Pero cuando escuchamos por primera vez Amaralina, se nos disiparon todas las posibles dudas al respecto. Tanto como compositora como como cantante, Thaïs Morell vuelve a ofrecernos un trabajo excelente, como iremos comentando.

De forma un poco atípica, vamos a hablar del disco, pero partiendo del concierto de la otra noche. Un concierto en el que se presentaba arropada por su banda, Alberto Palau, al piano; Ales Cesarini, al bajo; David Gadea, pieza fundamental del grupo, a la percusión; y con dos invitados de lujo, el bahiano Crá Rosa con las percusiones, acompañante habitual, entre otros, de Hindi Zahra; y, con la flauta y los saxos, nada menos que Francisco Ángel Blanco , conocido como Latino Blanco cofundador y director del imprescindible colectivo Sedajazz de Valencia.yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Thaïs Morell Amaralina

Tras una introducción de los músicos, que ella acabó con una plegaria, llegaba el primer tema del disco y del concierto, Segura o Tombo da canoa, un tema folclórico del norte de Brasil que, explicaba, conoció cuando estaba viviendo en Finlandia a través de una grabación. Côco de embolada, se llama este estilo que consiste en un duelo musical entre dos personas que van improvisando mientras se acompañan con el sonido de las panderetas que van tocando. Partiendo de esa base ella incorpora no solo los diferentes instrumentos que la acompañan, sino, y eso se aprecia más en el disco que en directo, diversas voces al cantar el estribillo, con esa facilidad y esa sensibilidad que tiene para doblarse la voz, consiguiendo armonías inspiradísimas, como también se ve en otros temas del disco. En el directo, como ocurre en la grabación, pudimos disfrutar del primer solo de la noche de Alberto Palau, con el piano.

Atacaban de inmediato el tema que da título al disco, Amaralina, una canción bahiana que ella conoció en Valencia interpretada por uno de sus compositores, y a la que ha añadido unas estrofas y ha dado un giro con su nuevo arreglo, de inspiración funky, basado en las percusiones y con el groove del Hammond de Alberto Palau.

Presentaba entonces su concierto y también a los músicos, y el tema siguiente, Reflexo, de Cristiano Marques  ―también como ella de Curitiva―, acompañada en el disco por Javi Vercher,  en directo pudimos oír el magnífico solo de Latino Blanco, inspiradísimo, y si bien respecto al disco se echaba a faltar el acordeón de Carlos Sanchís, fue suplido con suficiencia, en este caso, por los vientos. Después fue el turno de, Tudo que você quería, una canción que compuso ella en una estancia en La Laguna, en un laboratorio de creación, que tiene una melodía muy bella, aunque está basada en una estructura muy sencilla, en tono menor, sobre un ritmo muy marcado. En el disco ella dobla su voz, mientras que en directo lo que hizo fue doblar al saxo bajo de Latino Blanco en uno de los momentos más inspirados de la noche.

También compuesta por ella, era el turno de Eles [Ellos], una canción que, dijo, hizo para sus musos, sus músicos inspiradores; que habla del amor, y de los hombres. Un tema que en el disco tiene un sabor francés tanto gracias al acordeón de Carlos Sanchís que nuevamente aparece, como a ese ritmo de bossa: bossa-francesa acordeónica, lo llama Thaïs Morell. El pífano, una flauta de bambú que ella misma se había fabricado al principio de la década del dos mil, era la protagonista de Pife Torto, un tema de Egildo Vieira, que en el disco está como bonus track, donde se acompaña del tablista hindú MT Aditya Srinivasan y que en directo nos ofreció, cómo no, junto a David Gadea, lo que propició el lucimiento de ambos. El pífano es uno de esos instrumentos sencillos pero tan pegado a la naturaleza que logra ofrecernos unos sonidos limpios y sugerentes, especialmente si lo toca alguien con el dominio que tiene del mismo Thaïs Morell.

La canción más nueva el disco ―«La más fresca», comentó ella―, es el segundo bonus track que, explicó, no quiso dejar de grabar aquí, porque no quería que esperase otros tres años para ver la luz en un futuro posible disco. Zen, que así se llama, fue grabada, en directo en el estudio, con voz, guitarra y cajón, y así la oímos la otra noche, solo que con el añadido del contrabajo. Un texto que, como ella dijo, trata un tema muy recurrente en sus letras: «Vivir el momento,[…] y ser feliz hoy con lo que tenemos y con lo que somos, porque si no somos felices hoy, no vamos a ser felices nunca jamás». I Knew It Was You, de RalphTowner, es un tema instrumental al que ella ha añadido su voz, sin letra, y en el que, tanto en el disco como en directo, pudimos escuchar otro precioso solo de Alberto Palau. Y desde Estados Unidos a Salamanca, con Los mozos de Monleón, una canción que, curiosamente, ella conoció en Brasil, en un arreglo para cuatro voces, que es el que hace en el disco, todas cantadas por ella misma, pero que aunque en directo perdía las armonías vocales, mantenía la suficiente fuerza, con ese aire como de zamba que le da, para poderla disfrutar igualmente. La canción es popular y la letra tiene la intervención siempre mágica de Federico García Lorca.

Íbamos llegando al final, con Sambhaliji, un tema que compuso junto a Gustavo Proença y que, gracias a los arreglos de David Gadea, que ha mezclado el ritmo de samba y el ritmo khaliji de origen árabe, consigue una mezcla más que interesante. Un tema que nos habla de: «Como el samba nos da la alegría necesaria para olvidar la tristeza de una pasión que pasó», dice ella. Fue una de las canciones mejor acogidas por el público. Acababa con Vestida de Kentê, una canción compuesta por ella, que nos habla de una mujer vestida con un tejido que se llama kentê y que se utiliza en Ghana como vestimenta para los reyes, y en la que ella hace un homenaje a las mujeres. En aquel país, donde vivió unos meses, la empezó Thaïs Morell y la acabó al volver. En el disco, David Gadea toca más de quince instrumentos de percusión, creando una atmosfera envolvente, que se tradujo también en el escenario con la participación de todos los músicos.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Thaïs Morell AmaralinaComo bis propuso un tema, con la condición de que cantasen todos los presentes. Empezó ella sola con la pandereta y la voz, para llegar a la canción, Ê Baiana, que conocíamos en la voz de Clara Nunes, el único tema de los que cantó Thaïs Morell que no está en su nuevo disco. Y así con una parte de la sala haciendo unos coros y la otra parte otros, invitando de nuevo a los músicos a escena, y con ella dirigiendo todo de forma muy divertida, acabó el concierto de presentación del Amaralina en la sala Jamboree de Barcelona.

Volviendo al disco, tres fueron los temas que quedaron fuera del recital. Sobre tudo agora, una canción que, como ella misma explica: «Habla sobre lo bonita que es la historia que cada uno ha vivido y sobre dar valor a lo que es realmente importante en la vida». Solo la guitarra y su voz, con la compañía del contrabajo de Matt Baker, crea una de las melodías más inspiradas del disco, que lamentamos no poder escuchar en directo esa noche.

También faltaron, Filosofía y Amo (Fam). La primera, también como la anterior de su autoría, habla de la filosofía de la vida, a un ritmo de guitarra cortado en groove, al que se une un bajo, una batería, la percusión y la voz de ella doblada, y en el que encontramos uno de los escasos solos que nos regala Thaïs Morell con su guitarra, a pesar de ser una interprete excelente de ese instrumento. También faltó Amo, que es como ella ha llamado, Fam, la canción de los valencianos Rafa Arnal y Enric Murillo, que ella ha traducido al portugués y se ha hecho suya, y que cuenta con la voz de Carles Dènia para la parte que hacen conservando el idioma original en que fue escrita. Unas voces, las de ellos dos, que empastan a las mil maravillas, cuando las unen al final del tema. Tan bien, que casi sabe a poco.

Hacer un segundo disco es complicado, y como nos decía la propia Thaïs Morell al final de su concierto, podía haber elegido muchos otros caminos ―porque posibilidades y capacidad tiene de sobras―, para su segundo trabajo; pero ha querido continuar en una misma línea, tarea difícil cuando en un primer disco se había llegado a unos niveles de calidad tan altos. El otro día comentábamos que hay muchas cantantes que quieren dejar, o dejar al menos en parte, de ser intérpretes y pasar a ser cantautoras, y que los resultados, muchas veces, no son tan interesantes como debieran serlo. El caso de Thaïs Morell es casi al contrario; solo seis temas de su disco ―que tiene, como hemos comentado, catorce―, son suyos, aunque en otros tres también interviene en las letras. Incluso, dos de las tres canciones que no cantó en Jamboree eran de ella. Y lo más sorprendente es que si Thaïs Morell es una espléndida cantante y guitarrista, no lo es menos en su faceta de compositora. Hacer un segundo disco con temas tan interesantes, tanto los suyos como los que ha escogido para interpretar, después de un espectacular Cancioneira, su primer trabajo, y estar a la altura, no es nada fácil, y ella lo ha conseguido holgadamente. En la escena nos demostró sus cualidades interpretativas y su dominio de la misma. En el disco nos ha confirmado que es uno de los valores de la música brasileña más potentes del país y, nos atrevemos a decir, de la música brasileña en general. +Info | RelacionadosTexto y Fotos:    Federico Francesch | DESAFINADO RADIO 

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