Rosa Zaragoza

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Rosa Zaragoza
“Cantar desde el amor”.

Después de estar más de dos horas hablando con Rosa Zaragoza la sensación que tienes al salir de su casa es que te has dejado la mitad de los temas en el tintero; porque son tantas las vivencias, las historias, las ideas, las ilusiones que va transmitiendo a lo largo de la conversación que a uno le parece que siempre le va a faltar tiempo para hablar de todo. Y así es.

Mi padre que era de Altea, de pequeño veía el mar  y decía “Yo llevaré un barco de esos grandes”. Su familia era muy pobre, pero trabajando se sacó la carrera náutica y fue marino mercante hasta que se casó, que mi madre le hizo pasarse a la reserva, y le destinaban a pueblos con mar, así que mi hábitat natural es el mar, y tengo la sensación de que un día acabaré en un pueblecito cerca del mar. Aunque Barcelona me da muchas cosas que me gustan, hasta las más raras, aquí puedo bailar hasta lindy hop. Y después están los músicos…

Y tras esa espontánea confesión, nos explicó como llegó a la música.
Yo me fui de casa muy pronto, como se hacia en aquella época. A una comuna macrobiótica cerca de La Bisbal. Allí estaba mi amiga Ángeles Arce que es ceramista y siempre escucha a Joaquín Díaz. Y yo fui aprendiendo y recogiendo canciones sefardís hasta que me pregunté: “Si los judíos estuvieron tantos años en Cataluña, ¿no habrá canciones en judeo-catalán?”. Y se me ocurrió ir a Girona a lo que ahora es el centro judío Bonastruc Saporta, y pregunté esto mismo.  “¿Para qué lo quieres saber?”, “Bueno, porque me gusta cantar y yo cantaría canciones de los judíos catalanes, si hubiera”. “¿Ah sí?, canta” . Y como era una hippie que iba a todas partes con mi guitarra, me puse a cantar una canción sefardí y me dijeron: “Muchos días vienen  judíos de todo el mundo y les hacemos como una cena. ¿No les cantarías canciones sefardís?” Así empecé yo a cantar.

Y gracias a ello descubre los textos judeo-catalanes que tan importantes serían en su carrera musical.
Esta persona, además, me dijo: “Sí, hay un libro de Jaume Riera que tiene las únicas canciones de los judíos catalanes” Esto era en el 84 o el 85 y allí empezó. “¡Qué interesante! Yo las quiero cantar, porque no las canta nadie” Y les puse música, porque se había perdido. Pensé que lo ideal era una música que sonara judío; que sonara mediterráneo, porque es catalán; que sonara medieval, porque era de aquel tiempo; y llegué a la conclusión que eran las canciones sefardís, claro; y que además yo me conocía ya como unas 300 o 400 canciones diferentes, porque el tema llegó a apasionarme. Y lo que hice fue lo que hacían los trovadores y las trobairitz, una canción sobre una música que ya existía. Los judíos de todo el mundo empezaron a llamarme. En seguida fui a Nueva York; once comunidades judías me quisieron llevar a cantar allí… Mi primer viaje, así importante.

Aunque Rosa Zaragoza no era muy consciente, en ese momento, de lo que le estaba pasando.
Me fui a Israel antes de hacer el disco, para que me dieran el visto bueno los judíos. Camila Sahar y Moisés Saul, me recibieron allí con los brazos abiertos, me dieron de todo, muchas más canciones sefardís, me buscaron actuaciones… Porque yo era muy pobre, me había ido con el billete de ida: “Bueno, ya me pondré a cantar por la calle y recogeré dinero. Si son judíos y yo canto canciones sefardíes…” [risas] Y no, no hizo falta tanto. Me buscaron una gira por los kibutzim, los de izquierdas, los comunistas, y me lo pasé muy bien, muy bien, y tuve dinero para comprar el billete de vuelta. Fue una experiencia muy importante en mi vida, estar allí.

Pero antes de hacer el trabajo sobre los judíos catalanes, ya había hecho una grabación…
Cuando cantaba en Girona me decían: “Nos queremos llevar esto”, y yo les decía: “Pues no, no lo tengo”. Entonces empecé a plantearme grabar algo y fui a los estudios Gema. “Me gustaría hacer un casete. ¿Cuánto vale una hora?”.  “Seis mil pesetas” . Y canté una hora de canciones seguidas. “Pero se han de hacer mezclas”. “Sí, bájame la guitarra que yo no la toco bien…” [risas] Ese casete lo tienen muchísimos judíos de todo el mundo.

Y llegamos al primer disco donde también se dieron una serie de situaciones curiosas…
El disco lo hago en Madrid porque aquí en Catalunya no me hacen caso. Voy a la Generalitat con una maqueta y hablo con la persona encargada de música. Abrió un armario lleno de casetes y lo metió en medio de todos. No me lo podía creer. Fui a las discográficas y no les interesaba. Al final contacté con Tecnosaga, en Madrid, y me dijeron que por supuesto que querían grabar eso, y además no lo entendían que en Catalunya no quisieran. Luego, tuve un mal rollito con Convergencia y Unió.  Cuando salió el disco hablaron los periódicos, la gente le dio yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Rosa Zaragozasu valor a esta recuperación, y entonces me llamó el secretario de Jordi Pujol y me dijo si quería cantar en un mitin, y yo, como que soy tonta, le dije: “Yo no canto tan a la derecha. Lo siento”. Podía haber dicho que estaba de gira, que yo que sé…Y ya se me cerró absolutamente para siempre jamás la puerta de TV3, de Catalunya Radio, de pedir una subvención, todo. ¡Nunca más existí para la cultura catalana! [risas] Hasta veintitres  años después, cuando se fue Convergencia. Lo que pasa es que como sí que yo existía para los judíos y me llevaban a todas partes a cantar, recorrí el mundo.

Sus canciones normalmente van ligadas a sus vivencias y a su entorno, como ya ocurría en su segundo disco
En “Canciones de cuna del Mediterráneo”, el segundo que hago, después de este de los judíos catalanes, digo: “Le dedico este disco a mi hijo, que aún no está pero le quiero mucho, y a mi padre que ya no está, pero le quiero mucho”. En realidad lo hago porque quiero tener un bebé. Como llamándole con todas esas canciones esperándole, y efectivamente, al cabo de menos de un año me estaba quedando embarazada. [risas]

Un proceso de elaboración del segundo disco, también complicado.
Primero me fui a pedir una subvención para tener la posibilidad de viajar, humildemente, por todo el Mediterráneo e investigar en cada país que canciones de cuna más antiguas había, más ricas, musicalmente hablando. Me dijeron que no, evidentemente. Entonces busqué gente de todo el Mediterráneo que viviera aquí, griegos, palestinos… Y no lo hice por países, sino por culturas. Cogí una canción alesandrina, del Piamonte,  que es un dialecto; y cogí una canción de Sardenya, que era en catalán, justamente. Cosas que a mi me gustaran mucho y que realmente fueran efectivas para los niños, que tuvieran un egrégor, una acumulación de energía del mismo tipo, de dormir a niños. La verdad es que fue muy bien este CD, tuvo mucho éxito y aún se vende.

Posteriormente da un paso hacia la cultura árabe y la occidental.
En algún momento estuve enamorada de alguien musulmán de religión: “Ya que cantas canciones judías, porqué no cantas algo referente a las tres culturas”.  “ Básicamente por que las canciones andalusís son dificilísimas” . “Tú puedes”. “Por amor, lo haré…” [risas] Y empecé a cantar canciones andalusís, canciones muy difíciles, lo que fue muy importante para mí, porque creo que cuando te pones retos, aprendes mucho. Las canté en sitios insólitos, como en el Conservatorio de Beirut, en donde lo que se enseña es la música clásica musulmana, que es la andalusí.

Cantando las tres culturas, hice tres discos, uno más espiritual, y me di cuenta de que lo espiritual me gusta mucho cuando está impregnado de lo sensual. El erotismo y el misticismo tienen algo en común, el éxtasis, y a mí me interesa mucho y empiezo a cantar hablando de esto. Recogí dinero entre mis conocidos e hice el disco “Erótica Mística”, el primer disco que produzco yo. Todavía lo compra la gente. Le pedí ayuda a Luis Paniagua que puso toques en las canciones e hizo dos para bailar, que le encargué. Lo monté como un espectáculo con bailarinas y había desnudos integrales. En ese momento llevaba yo músicos musulmanes y no lo pude hacer con los músicos en directo. La gracia era que estábamos diciendo mantras sufís, en un espectáculo en donde había una persona bailando desnuda en la siguiente canción.  “¿Dónde voy a estrenar esto que esté segura de que nadie va a venir a mirarle el culo a la bailarina? Lo ideal sería en un festival de música mística”.

Y crea la formula.
Pero en Barcelona no había ninguno, así que me fui al director del Mercat de las Flors y le propuse hacer un Festival de Música Mística. Le pareció muy bien y me dio la dirección del festival, en el cual pude presentar el disco. Estuvo tan lleno que luego lo hicimos en el Espaï y vino TV3 y nos grabó, y fue muy bonito como quedó. ¡Y lo emitieron! [risas] Yo ya hubiera acabado aquí, pero me pidieron seguir y volví a hacer el espectáculo en una sala más grande, y en Valencia también me lo pidieron. El segundo año solamente vinieron mujeres de todo el mundo a cantar. Fue precioso. Después cambiaron al director del Mercat y ya no me dijeron nada más.

Pasa el tiempo y llega su último disco, el número catorce:  “A la luz de la risa de las mujeres”
El último disco está subvencionado por mi madre. No es que sea rica ni que tenga patrimonio familiar. Es ahorradora. El disco lo hice a mínimos, en directo, en el Auditorio de Lérida, un día de las fiestas mayores, sin cobrar. Nos dieron las entradas, que fue un detalle y yo lo agradezco… Después lo hicimos en Luz de Gas, por si ese primer día había algo que había fallado. La verdad es que no sé que me ha costado. Los músicos, el coro… En total somos 16. Y también los arreglos y las mezclas, que los hace Eduard Iniesta… Tiene un librito de 28 páginas a todo color. La gente de Tábula, la imprenta de una alumna mía, lo hizo gratis a cambio de clases. Han pasado cosas muy bonitas en ese disco.

Nos habla ahora de su contenido.
Ya me costó mucho encontrar un título, y hacer las letras, saber cómo lo quería. Lo que estaba claro era la intención de hacer un disco para las mujeres, que se sintieran gozosas de ser mujeres. Y no me quería dejar nada. Para mi ha sido importante, por ejemplo, hacer una canción sobre la menstruación, como es “Sangre de vida”, una cosa que tienen todas las mujeres cada mes a partir de cierta edad y hasta cierta edad, y nadie habla de esto jamás…

Es un disco que tiene una intención muy positiva, muy optimista. Canciones diferentes para apoyar esa idea de estar felices con el hecho de ser mujeres y con nuestro cuerpo, que a veces es difícil porque te dicen mucho como tiene que ser el cuerpo de las mujeres. Una chica de 18 años, se siente incomodísima porque no tiene las tetas no sé como, que tiene la nariz que no acaba de… ¡ A ver! Una chica de 18 años es preciosa sea como sea, pero una de 50 también. Lo que digo en una de las canciones es que la belleza es una esencia que se irradia desde dentro, y no que tengas una medida u otra y que peses una cantidad u otra. 

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Rosa ZaragozaUna transmisión de ideas que se plantea casi como una obligación hacia los demás…
Yo creo que cada persona viene a este mundo a decir algo,  con una cosa completamente exclusiva suya. Mucha gente la pierde porque quiere ganar dinero: “¡A ver! ¿Qué se va vender? Pues voy a hacer esto”. Es mucho más fácil eso que enseñar que hay otros caminos que, a lo mejor, no han oído nunca…  Mira, a los 23 años canto en la Uneco de París. Se acaba el concierto y viene un manager de estos híper importantes de Miami : “¿Te interesa ser famosa?” “¿Qué tengo que hacer?” “Venir a Miami y cantar otro tipo de canción más comercial, como Julio  Iglesias” Yo que era una progre de mucho cuidado, me lo quedé mirando alucinada: “¡Si yo canto canciones sefardís!” Y él se giró y se fue  [risas]. Ahora le diría que sí, para poder llegar a mucha más gente. Quizá vine con una idea para difundir, que está compuesta de muchas cosas,  y que quizá no se hubiera perdido… Después la pelea en Miami hubiera sido no perderme, claro, en tonterías y en botox… Nunca lo podremos saber, pero yo creo que está bien decir que sí [risas].

Y por eso se dedica a cantar…
Para mi también fue muy importante decidir ser una cantante y dedicar mi tiempo a cantar. A partir de la “Erótica Mística”… ¡Bueno! ¡Que va, que va! A partir del primer disco. Lo que pasa es que con la “Erótica Mística” empiezo a producir yo mi discografía. Hago, además de cantante, de productora. Ya me hacía de manager desde siempre… Soy multiprofesiones, me lo hago todo. No porque yo quiera, me encantaría tener un manager, pero aún no ha llegado…

Se dedica a cantar, recuperando las tradiciones, y también creando sus propios temas…
Normalmente no me planteo cantar algo que ya lo están haciendo muy bien, a no ser que sea algo poco conocido. Por ejemplo en este disco último hay dos canciones de Mina que no son nada conocidas. En una he puesto otra letra y en la otra he cambiado algo de la estructura. No pienso antes si lo quiero hacer idéntico o cambiarlo, pero sé lo que no quiero: que tenga influencias anglosajonas. Esto no me interesa para nada. Pero lo puedo mezclar con instrumentos de un país árabe… eso sí, si yo creo que le va a dar algo bueno a la canción… Yo he cantado un mantra sufí con un dijeridu [instrumento musical de los aborígenes de Australia].

En ese momento le planteamos si considera su obra como una fusión de músicas de raíz mediterránea.
Es una cuestión muy antigua. Cuando hice el disco “Canciones de cuna del Mediterráneo”,  ya salió en los periódicos. Yo canto ahí algunas canciones árabes, y hubo un crítico que dijo que eso no era música mediterránea, que eso era música árabe. Para mí, si es un país mediterráneo, aunque sea árabe… Hay cosas que las escuchas y te suenan a mediterráneas y te llevan hacia ahí. Lo que pasa es que es complicado, porque a mí alguna canción portuguesa también me suena a mediterránea y es portuguesa… O sea que no sé qué decirte… [risas] Quizá la clave sería decir lo que no es: No es mediterráneo lo que te suena a anglosajón, lo que suena más celta, para situarlo en la Península. Y después hay gente que opinaría una cosa, gente que opinaría otra… A mí la música gitana me parece muy mediterránea, por ejemplo; la zíngara quiero decir. Pero hay quien quizá te diría que no. No sé que decirte…

Preguntamos que espectáculos tiene en marcha en la actualidad.
El que más me apetece hacer ahora mismo es el de “A la luz de la risa de las mujeres” porque lo acabas de sacar. Pero el de “Canciones sefardíes”, yo siempre lo voy haciendo. Es como algo que me acompaña, que me gusta mucho, que es muy mio, que lo canto muy a gusto, que creo que tengo una voz muy para cantar eso… Son las dos cosas que más hago.

En compañía muchas veces del músico Eduard Iniesta y del coro de voces femeninas Mamá Landá Mundé.
Con Eduard Iniesta creo que empezamos en el 2004. Yo le pedí si quería ser músico mio. Me dijo:: ”¿Dónde vives?” Le dije que estaba punto de venir a vivir  aquí, donde estamos: ”¡¿De verdad?! ¡Si yo tengo mi estudio al lado!” Y le pareció muy fácil todo, porque él dice que tener que ir muy lejos a ensayar…[risas]  Le di mucha confianza… A veces él querría hacer cosas más complicadas y yo quiero algo sencillo y que deje brillar mucho la idea que hay debajo, pero nos entendemos muy bien.
Al principio Mamá Landá Mundé empezó como algo privado, y ahora cada vez somos más profesionales, y voy escogiendo mujeres que tengan una voz muy bonita… ¡Que hay por ahí muchas mujeres con voces muy bonitas desaprovechadas…! [risas]

Un coro que tiene relación con los talleres que imparte Rosa Zaragoza, otra de sus labores más activas.
Los talleres empiezan porque hay gente que me dice: “Yo quiero cantar como tú, ¿qué tengo que hacer? Si voy a una clase de canto no me enseñan a cantar como tú”. Lo que yo enseño en los talleres es a cantar desde el amor. Muchas madres me dicen que a sus hijos les gusta lo que yo hago, y eso me encanta, porque yo creo que los niños captan muchísimo el amor y la pureza.

En un mundo, nos dice, que a veces nos oculta la realidad.
Cada vez hay más espiritualidad, aunque está más escondida y lo que se ve más es lo comercial. Lo que oyes todo el día es la crisis esta, y tal… Yo he decidido, como cosa propia, que paso de la crisis. Me acabo de gastar todos mis ahorros y el dinero que me ha dejado mi madre en una cosa que va a ser posible que se venda o no. Con una idea que subyace detrás, que creo que es algo que le interesa saber a todas las mujeres y a los hombres también. Porque a las mujeres nos gustan los hombres y queremos estar bien con ellos, que nos entiendan y entenderles. Yo cuando hablo en el disco de hombres nuevos, hablo de los hombres que han sabido compartir, y que, a pesar, en muchos casos, de la educación recibida, respetan que las mujeres sean lo que quieren ser: si quieren estudiar, o si quieren hacer de madres, o si quieren trabajar, o hacerlo todo y además bailar, como digo en el disco. [risas]

Y acabamos la entrevista con una confesión más, y un fragmento que Rosa Zaragoza nos cantó de uno de sus temas y que resume de alguna manera todo su pensamiento:
Yo creo en la rencarnación. Creo bastante en eso, pero tampoco es que le dé mucha importancia. Cuanto más bondadosa sea mi vida y mas llena de cosas hermosas, será mejor para mí. [risas] También me es igual si me muero y no pasa nada y se acabó todo aquí. ¡Es que todo está bien! Para que vamos a decir que hay cosas mejores que otras. Si a ti te sirve para  crecer, ya está bien…

Mira hay una canción que se llama “Mi voz”, en un disco que se llama “La danza del alma”, y en esa canción digo: “La vida que quiero tener/ es regalarte con mi voz/ sonidos limpios de verdad/ y gozo de mi corazón./ Acompañarte con mi voz/ y convertirla en una red/ que sirva para recogerte/ y no te permita caer./ Que te lleve al centro de tu Ser/ para que allí puedas sentir/ todo lo hermoso que hay en ti/ toda la Luz que nace allí” Federico Francesch |Desafinado Radio