Nidi d’Arac

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“Taranta Container”
Tarantulae / Galileo, 2011

 Nidi D’Arac provienen del sur de la península itálica, concretamente del tacón de la bota. Históricamente, la región de la Apulia es famosa en muchos tratados de la musicoterapia antigua porque allí solían producirse a menudo muchos casos de histeria colectiva relacionados con la picada de la tarántula. Seres vinculados al satanismo y los malos farios, las tarántulas son más propensas a atacar durante el verano, afectadas por el calor. Los lugareños combatían los efectos de su veneno exudándolo por medio de frenéticos bailes que ejecutaban algunas yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Nidi d'Aracbandas ambulantes contratadas expresamente para interpretar un repertorio adecuado, el cual incitaba al cuerpo a moverse compulsivamente. Con la introducción del cristianismo, San Vito y San Pablo serían algunos de los muchos patrones a los que se invocaba a través de dichas canciones, para proteger al oyente de los malos espíritus que poseían a los atarantados. Posteriormente, esa misma idea de la alienación de los sentidos sería adoptado por los cánones de la balada romántica. No obstante, el fenómeno patológico llegó a interesar a algunas figuras punteras de la psicología y la psiquiatría como Jean-Martin Charcot y Paul Richer, entre otros.

Por ende, no es casual que el grupo liderado por Alessandro Coppola haya escogido la pizzica como temática de su último disco. Sin embargo, Nidi D’Arac es a la tarantela lo que Gotan Project es al tango y Chambao al flamenco: un fallido cruce entre géneros populares y electrónica, con la fecha de caducidad muy borrosa. Aunque puedan presumir de haber teloneado al mismísimo Robert Plant (y también a los no tan legendarios Simple Minds, todo sea dicho), lo cierto es que los Massive Attack parecen estar más cerca de los referentes que  Nidi D’Arac pretende emular en este Taranta Container. Piezas como Ronde Noe o Ci Fice Lu Mundu no dejan lugar a dudas, y en todo el álbum asoman sin miramientos los modos del trip-hop, el dub, el reggae y hasta del ragatón (Quante Tarante?). La base, eso sí, son las viejas canciones tradicionales de la zona, ya sea como fuente de inspiración o cambiándole la letra para adaptarlas a los nuevos tiempos (como es el caso de la Matinata griega que canta Coppola en el dialecto salentino). Tan sólo las líneas de acordeón y violín –excelente y exultante en la explosiva Tarantulae, a cargo de Elena Floris– remiten a la tarantela original, siendo siempre más remarcado el envoltorio dance de la propuesta. Del gran Vinicio Capossela toman prestada su propia versión (Cerchio si apre, Cerchio si stringe) y añaden hasta cinco remezclas en manos de varios DJs, pero aquí la que pica no es la araña, sino el incauto desprevenido. Llámenlo como quieran, pero si se acepta la etiqueta de tarantela, habrá que considerar la tarántula como animal de compañía. | + info | Relacionados | Iván Sánchez-Moreno

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