Rokia Traoré

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Rokia TraoréRokia Traoré

 “Tchamantché”

 Tama / Universal, 2008

 www.rokiatraore.net

Se la echaba de menos. Cinco años han pasado desde su anterior y preciosista Bowmboï (Indigo, 2003), pero como se suele decir, la espera ha merecido la pena. Oumou Sangare, Nahawa Doumbia o Kandia Kouyate son algunas voces importantes en el panorama musical de Malí, pero lo de Rokia es de otra pasta. Una pasta como solo ella puede moldear. No es música tradicional, no es blues, no es afro-pop, aunque puede tener reminiscencias de todos ellos, pero ante todo es la personal música de Rokia Traoré. Además hay que decir que en este nuevo CD ha cambiado algunos registros respecto a trabajos anteriores. Alguna pista la obtenemos observando la instrumentación de su banda de acompañamiento: tres guitarras, n’goni, bajo, arpa y percusiones (curiosamente sin el clásico balafón de otras ocasiones). Además algo que encontramos bastante presente en todo el disco, es el sonido de la clásica guitarra utilizada por los rockabillies, la guitarra Gretsch, con la cual Rokia parece haber encontrado una forma más de personalizar su música. Si añadimos que la simpleza en todas las canciones es su tónica habitual, ya dispondremos de un pequeño abanico para adentrarnos en este nuevo y embelesador trabajo. Hay que recordar que Rokia es hija de un diplomático que fue cambiando de destino y que pasó por EEUU, Oriente Medio y Europa. Así que ella acabó estudiando en Bruselas y empezó su carrera musical cantando en una banda de rap. Hasta que decidió volver a Malí para componer la música que tenía en su cabeza, “no quería que fuera pop, ni jazz, ni clásica, sino algo contemporáneo, pero con instrumentos tradicionales”. Con esta premisa y tras tres discos, llega a esta madurez musical donde todo parece hecho para acrecentar la atención sobre su sugerente voz, rica de matices, y que aquí aparece omnipresente en cada una de sus canciones. Estas nuevas composiciones resultan más reflexivas, intimas y suaves, como haciendo máxima la idea de que no hace falta rellenar si ya transmite la pasión que posee. Algo así como que menos es más, que resulta fácil de decir, pero no tanto de conseguir. Resulta difícil resaltar alguna, pero ya la apertura con Dounia, un orgulloso alegato sobre el pasado de Malí, resulta excepcional. También la oscura Dianfa es sobrecogedora. O la simpática y personal Zen. O las más rítmicamente alegres Tounka, que curiosamente habla de los graves problemas de la inmigración o Koronoko, con un precioso solo de n’goni. Aunque me quedo con la conmovedora Kounandi donde su pura voz brilla aún más. El título del disco se puede traducir como “el centro”, que según sus palabras tiene un sentido de búsqueda del equilibrio, de búsqueda de propio concepto sonoro. Curiosamente y no sabemos por qué, pero en la edición española (al menos la que nos ha llegado) no aparece en los créditos la versión del tema de Gershwin y que hizo famosa Billie Holyday, The Man I Love, pero sí se encuentra escondida tras sonar la teórica última canción del disco. Una versión que Rokia ha incluido porque le apetecía darle una nueva visión y que ella ya interpretó en una gira colectiva que homenajeaba a Billie. El disco está dedicado a su compatriota y excepcional músico Ali Farka Toure que fue uno de sus mentores. Esperamos no tener que esperar cinco años más para otra nueva joya. // Miguel Amorós.