Rodrigo Leao & Cinema Ensemble
Rodrigo Leao & Cinema Ensemble
Petit Palau, Palau de la Música de Barcelona,
24 de noviembre de 2009
Música preciosista la de Rodrigo Leao y su Cinema Ensemble. El sol de la portada de su último disco, A Mae, dedicado a su madre, fallecida recientemente, aparece en una pantalla cinematográfica sobre el conjunto que comienza a tocar, y crece a medida que se desarrolla un tema bello, muy bello…
Rodrigo Leao se sitúa a la izquierda, mirando a sus compañeros –al Cinema Ensemble-: acordeón, dos violines, chelo, bajo eléctrico, batería y la voz de Ana Vieira. Para el segundo tema, la pantalla desaparece y empiezan a escucharse notas lisboetas, llenas de melancolía, de saudade, una constante en el resto de piezas que se sucederán delicadamente, una detrás de otra, eso sí, intercaladas con otras en el que se respira cierto divertimento instrumental y entrega por parte de la formación.
El conjunto es bello: las canciones, la interpretación instrumental, la voz. Todo está cuidado. No sé si la definición de pop de cámara está inventada, pero en este caso podría servir. O, tal vez, la de música clásica con mentalidad pop, más que nada por su intención de querer gustar, de conectar con la audiencia a toda costa. Se respira una especie de intento por facilitar la audición, de eliminar cualquier esfuerzo de asimilación. Ése quizás es su punto débil, y a la vez su punto fuerte. La intención de Rodrigo Leao parece disfrutar con el objetivo de crear una música preciosista para todo el mundo. De esta forma, el concierto se convierte en la elaboración de una banda sonora fílmica, épica y romántica, universal, para todos los públicos, con mucha mucha melancolía.
El concierto prosigue con los temas del último disco y otros de su anterior discografía. Temas en inglés, portugués, francés y español se suceden interpretados por una vocalista de bella voz pero de escasa comunicación, de presencia marmórea, aunque parece soltarse mínimamente con el fado Vida tao estranha. E igual que la vocalista, Leao tampoco hace demasiado por comunicar. Agradece su presencia a la organización al inicio y presenta a la formación al final. Medido y frío. Tras una hora y cuarto, aproximadamente, llega el final y en los bises vuelve a aparecer la pantalla para emular la sesión de un cine de estreno, esta vez sí, con unas toscas imágenes de turista sorprendido en un país tropical.
Conclusión: música cosmopolita, llena de dulzura y belleza, pero quizás carente de un sentimiento capaz de erizar el bello de la piel. Relacionados. www.rodrigoleao.pt // Antonio Álvarez