Richard Bona
Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Sala Barts, Barcelona. 20 de octubre de 2013
Si había dudas de la popularidad que tenía el bajista camerunés en Barcelona, unas largas colas para entrar en la Sala Barts, las despejaron. Al final la amplia sala del “Para·lel” barcelonés acabó repleta, aunque para está ocasión media platea estaba ocupada por sillas y la otra por público de pie. No obstante todos juntos nos rendimos desde el inicio a las delicadezas musicales de este increíble músico.
Si no vamos equivocados, la primera vez que vino a Barcelona fue en el 2001, dentro también del Festival de Jazz, y desde entonces cada visita se ha contabilizado como un éxito, tanto de público como de calidad musical. Y en está ocasión, no podía ser menos.
La teoría decía que venía a presentar su último disco hasta la fecha, Bonafied, pero con Bona nunca se sabe. Es capaz de improvisar cualquier repertorio a su antojo y en parte así fue. La banda que le acompañaba para esta gira estaba compuesta por Etienne Stadwijk a los teclados, que estaba situado detrás a la izquierda. Delante de él, el trompeta Tatum Greenblatt. Al otro lado estaban el cubano Ludwig Afonso a la batería. Delante de ella, Adam Stoler a la guitarra. Y Bona en el centro con su omnipresente bajo y curiosamente con un par de micros. Ya sé que no es necesario decirlo, pero todos excelentes músicos. Lo cierto es que Bona ha tocado con la plana mayor del jazz-rock y de las músicas del mundo de nuestro tiempo, pero tengo la impresión de que hay tres músicos que le han provisto de argumentos que él ha desarrollado profundamente. Me refiero a Harry Belafonte, Joe Zawinul y Lokua Kanza.
Bona fue director artístico del primero de los tres y cuenta que le enseñó que un músico no solo debe tocar para su público, sino que también debe entretenerlo y eso lo hace Bona a la perfección. En su actuación se dirigió al público de una forma muy directa y amistosa y lo mismo nos contaba una historia, un chiste o nos hacía cantar con él.
De Zawinul, con el que tocó cuando Bona era muy joven, diría que aprendió a mostrarse agradecido con su grupo. Al igual que hacia Zawinul, les deja ser protagonistas musicalmente hablando. Porque para quien no haya visto nunca a Bona en directo y sepa que es un maestro con el bajo, nada más lejos su actuación de una “exhibición piro-técnica”. Sin embargo sí que dejó a sus músicos que hicieran solos y mostraran su maestría. Él lo tiene muy claro: “Mi prioridad es la música, no el bajo. Hago muchas cosas diferentes enfocadas hacia la música en general y, de hecho, en muchas colaboraciones que me piden ni siquiera lo toco, toco otros instrumentos o canto. Soy consciente de que soy un buen bajista, pero para mí lo importante es que la música nazca del corazón. Si un día los sentimientos me sugieren que haga un disco donde el bajo sea lo principal, lo haré, pero no simplemente por demostrar lo que puedo hacer con él”.
Y volviendo a los músicos que le hicieron evolucionar, con Lokua tiene muchos puntos en común, algo que se pudo comprobar en el disco que hicieron juntos ellos dos y Toto, (Toto Bona Lokua) una preciosidad, pero desde entonces Bona tiene una delicadeza vocal cuando canta e incluso cuando apenas susurra, que te deja maravillado. Y así fue también en este concierto. La mitad del mismo se nutrió de temas más relajados y solamente al final hizo que se levantara todo el público para bailar a su son. El repertorio bebió del mencionado Bonafied, pero también hizo un par de versiones excepcionales de Jaco Pastorius, el músico que le hizo decidirse por el bajo, o también repescó temas de The Ten Shades of Blues y de su directo Bona Make You Sweat. Pero de verdad que daba igual que canciones tocara de sus siete discos o que versiones hiciera, su música es para dejarse llevar sin pensar en nada más que disfrutarlo.
Eso sí, casi para acabar utilizó el otro micro que tenía y que estaba conectado a un pedal donde podía hacer loops. Con él se dedicó a hacer juegos vocales y a superponer sus cantos, haciendo a su vez cantar al público también. Lo que decíamos, además de maravillarnos, nos divirtió. Todo un mago.
Para los que se quedaran con ganas de verle tocar más intensamente el bajo, al día siguiente Bona dio una clase magistral de bajo eléctrico, y gratis. Esperemos que sus lecciones sirvan para crear más músicos con tanta creatividad y con tanta capacidad de transmitir emociones como él. +Info | Relacionados | Miguel Amorós.