Raúl Montesinos
“Homenaje a Silverio Franconetti” Karonte/ Cambaya, 2021
Raúl Montesinos (La Puebla de Cazalla, 1974) no es un cantaor demasiado conocido para el gran público, aun que ganó la Lámpara Minera de la Unión en 2004. Lo primero que me sorprendió del disco fue la portada, con un diseño muy original (Barbra Tromp) Montesinos en un primer plano entre el Neorrealismo Italiano y los dibujos de Breccia y en contraportada un dibujo de Franconetti que nos traslada a su tiempo. Un tiempo (segunda mitad del siglo XIX) del que no tenemos ningún referente sonoro, por lo que cualquier cantaor que quiera acerarse a su cante debe basarse en lecturas y comentarios de los que llegaron a escucharlo. Federico García Lorca (buen aficionado) escribió Retrato de Silverio Franconetti “Los viejos dicen que se erizaban los cabellos, y se abría el azogue de los espejos. Pasaba por los tonos sin romperlos” y con este poema empieza el disco de Montesinos, con un recitado de José Luis Rodríguez Ojeda y la guitarra de Ángel Mata. Es lógico que Franconetti cantara los palos que en aquellos tiempos eran habituales y Montesinos ha aceptado el reto. La guitarra de Mata con nervio y brío nos mete en la caña, por estar dentro del compás de la soleá muchos cantaores la remataban con soleá apolá. Otro acierto de este disco es que hay mucha información técnica en el libreto (siempre se agradece) Cambio de guitarra, ahora es Antonio Chacón quién nos introduce en esas malagueñas viejas que a un servidor le traen el recuerdo del gran Chocolate. Montesinos está seguro, aguantando muy bien el tiempo (un poco rápido) como se estilaba entonces. Vuelve Mata con una serrana: Una noche oscurita, Montesinos canta con una voz profunda, dejando espacio para la guitarra y subiendo y bajando sin dificultad por los tonos. Y con un final de cante grande (plena facultad de la voz) Vuelve a la Soleá apolá, la guitarra de Carrión se entretiene y nos entretiene con una entrada preciosa, y Montesinos entra con buen temple. Sigue con una rondeña, ahora en la guitarra Mata, ambos guitarristas suenan brillantes y perfectamente acoplados al cantaor. Cierra por jabera que es un arcaico fandango malagueño, que queda bonito como cuando se cierra por fandango abandolao. Y llega la seguiriya, el cante de más duración, más de ocho minutos para que Carrión y Montesinos nos introduzcan en el flamenco más puro, entrada sincera, sin prisas de la guitarra que sabe que tiene mucho tiempo para “llorar”. Ha querido recoger Montesinos una seguiriya de Silverio una del Fillo (referente de Franconetti) y acabar con un cabal también de Silverio, acordándose en las letras de su amigo Enrique. Y llega el polo, la caña y el polo se consideran los dos cantes más antiguos, (tuvieron su esplendor en el siglo XIX) ambos relacionados con lo que ahora entendemos como soleá. La voz de Montesinos se alza sola en el hermoso martinete, segura, potente, recia. Lo completa con dos tonas la del olivarito y la del cristo. Para cerrar (un poco de fiesta después de un disco tan “serio”) La guitarra de Carrión nos mete en estos tanguillos de Las viejas ricas, es una adaptación flamenca de unas coplas de carnaval que la famosa comparsa de Las Viejas Ricas de Cádiz le dedicaron a Silverio Franconetti. + info |relacionados