Rafaela Carrasco
Sala Sandaru. SFB El Dorado 6 del 6 de 2022
Último concierto del trimestre en la sala Sandaru, cerraba la programación de la SFB EL Dorado la coreógrafa sevillana Rafaela Carrasco (baile) el cantaor granadino Antonio Campos y el guitarrista cordobés José Luis Medina. En el escenario en el rincón de la derecha las sillas del cantaor y guitarrista, a la izquierda, cuatro sillas con los abalorios de la bailaora que iban a ser reflejo de la evolución del espectáculo. Empieza Campos con unos cantes de trabajo, sin acompañamiento ninguno con una voz profunda y segura que me sorprende gratamente. Se une la guitarra de Medina, ambos fueron substitutos (el cartel inicial era otro) pero enseguida quedó claro que Rafaela Carrasco sabe dónde buscar en caso de urgencia. Con una chaquetilla ceñida y una falda de topos (puedes ver foto) la sevillana demostró pronto su seguridad en el compás y su elegancia en el movimiento. La soleá se fue mostrando a diferentes niveles, dependiendo si el pulso estaba en los tacones, en la garganta o en las cuerdas de la guitarra. Algunas letras del Cojo de Málaga (pocos lo recuerdan ya) al final el baile manda y lleva a la soleá a soleá por bulerías (gracias Cristian Saucedo por guiarme, en estas sutilezas) La guitarra solitaria de Medina nos seduce y embriaga mientras Carrasco va cambiando de traje. Es una buena idea intercalar unas elegantes falsetas después de la tensión de la soleá y antes de entrar en otros riesgos. La sevillana daba sus primeros pasos y ya la guitarra anunciaba en su toque el garrotín, la bailaora se deslizaba por el escenario recogiendo esencias de tiempos pasados pero actualizándolas. Como dice la propia Carrasco en las notas de prensa, «dudar y mirar atrás para encontrarse» La guitarra va modificando escenas y Carrasco nos muestra su amplio abanico de formas para enamorarnos de su baile. Y vinieron los tientos, empezaron por Marianas, Medina llamaba al cante como quién llama a la oración, con una seguridad tremenda. Los tientos, a pesar de la seguridad de su pulso rítmico, y gracias a los espacios que fue creando Medina, el cante pudo jugar con el tiento pero también con la canción y cerrar por tangos menos trágicos. Antonio Campos estuvo todo el concierto muy versátil, y aunque en el cartel la protagonista era Rafaela Carrasco, cuándo un artista está sembrado (como lo estaba Campos) no puede evitar ser el centro del espectáculo (al menos para mí, así fue) y creo humildemente que sus compañeros supieron entenderlo. Sin menospreciar por supuesto la labor de Rafaela Carrasco ni de José Luis Medina que estuvieron magníficos. De nuevo inicia el tema el cordobés (bendita tierra de guitarristas) y ya está Rafaela Carrasco al lio (como dice Barragán) chisporroteo gracioso de pies y de palillos, aplausos imparables, tenso silencio y la guitarra creando una entrada para que Carrasco descargue toda su energía en unas bulerías de Cádiz, la sevillana, cuando quiere refuerza o desdibuja el compás par crear novedades, después de otro momento mágico de Medina, se llevó el palo a las alegrías. Todo quedaba en La Caleta. Una tarde perfecta para un trimestre que nos ha ofrecido de nuevo una selección de lo mejorcito del flamenco. La próxima cita el 22, 23 y 24 de julio en Desvarío Flamenco 22 Nou Barris + info | relacionados | Fotos: Joan Cortès