Víctor Correa
In Lak’Ech, Hala Ken, Underpool, 2019
De tiempo en tiempo cae en mis manos un disco donde el autor nos regala parte de su vida, nos ofrece a través de su música unas experiencias que le han marcado profundamente y su manera de compartirlas es con el lenguaje musical. Víctor Correa es un trombonista que ha estado viviendo en muchos sitios, pero este disco está pensado en su etapa mejicana, en el 2018. Allí se gestó el sentimiento y después ya en Barcelona con unos músicos que conoce bien, y en el estudio amigo de UnderPool le dio forma. Empecemos con el título, In Lak’Ech Hala Ken, según notas del autor Los Mayas usaban este saludo al cruzarse entre ellos (Yo soy otro tú, tú eres otro yo) y es importante quedarse con la idea del mundo Maya de que todos los seres formaban un único elemento para entender la música que nos ofrece Correa. Con Toni Saigi al piano, Jaume Llombart a la guitarra, Marc Cuevas al bajo y Ramón Prats a la batería,Correa (trombón) forma un quinteto ideal. Además Mayte Alguacil pone su voz en un tema, pero tiempo al tiempo. Empezamos con Carballiño Blues, le viene perfecto a Correa la rueda del blues perfectamente pautada por Cuevas para ir presentando armas, la primera la suya con el apoyo del trío básico, pues eso, blues bien medido. Le toma el relevo Llombart, en seguida Prats anima el ritmo y Llombart demuestra su originalidad con su instrumento. Siguen con Anna ¡Cuidadito! Es uno de los temas más precioso que he oído últimamente, la voz de Alguacil usada como un instrumento más, arrebatadora, pero al mismo tiempo cálida y amistosa, las escobillas de Prats allanando el paseo, Llombart respondiendo a la voz , Correa secundándola y hacia mitad del tema ese solo del trombón es de los que no se olvidan. Alalma (felicidad) sin duda el tema más cercano al concepto Maya que antes remarcaba, el profundo sonido del trombón es lo más parecido al grito gitano en cualquier cante sin compás, te lleva Correa a la profundidad del sonido como expresión del alma. A destacar también el trabajo de Prats (acostumbrado como está a la libertad interpretativa) le viene el tema que ni pintado. Paranoia (salirse de la norma) pero en positivo, también puedes llamarle Free jazz. Los efectos más eléctricos supongo que hay que apuntarlos a la guitarra de Llombart. Solo, como indica el título, tres minutos en que el trombón expresa, jugando con los ecos, lo que otro artista diría con sus armas, ¡ganas de escuchar el tema en vivo! Para cerrar Used Twice, o como volver al principio un poco de Hard bop para recordarnos por donde había empezado el disco, para seguir demostrando que el lenguaje del jazz sigue estando muy vivo y puede mezclarse sin miedo con el lenguaje emocional que prescinde de etiquetas. Un gran disco. + info | relacionados | fotografía: Antonio Narvaez.