Alfonso de Vilallonga
Nota 79, 23 de diciembre de 2019
Decía Alfonso de Vilallonga que la noche a que hago referencia era muy especial, no acabó de explicar los motivos, porqué a pesar de ser un perfecto showman, siempre está un poco nervioso al principio de sus bolos. Yo con su permiso voy a intentarlo. Tocaba en un local situado no sólo por encima de la Diagonal, sino ya tocando a Mitre, o sea en su feudo (no sé dónde vive, pero un barón como él, debería vivir en esa zona) un público mayoritariamente femenino, de más de 50 años y que le ríen las gracias, antes de decirlas, que más se puede pedir. En primera fila su madre, entre el público, amigos y admiradores y a su lado su hija Dalila que también quiere seguir los pasos de papa, y que tiene una voz preciosa. Vilallonga es el músico más original de este país y uno de mis preferidos, no sólo como compositor de bandas sonoras increíbles como Blancanieves o la mayoría de películas de Isabel Coixet. Sino sobre todo por que bebe de diferentes estilos, cabaret, canción francesa, musical americano y todo lo adereza con unas letras que se mueven con soltura entre la poesía más tierna y el romanticismo más culto. Sus músicos, en esta ocasión se trataba de The Nephews (los sobrinos), siempre cambian según el repertorio que quiere ofrecer, Dario Barroso acompañando a la guitarra española cuando Vilallonga estaba en el piano, o apostando por la eléctrica en un par de temas, cuando el sonido lo requería. Juan Pastor en el contrabajo remarcando ese swing siempre presente y necesario y Lucas Delgado en los teclados, para dar un efecto “farfisa“ que reforzaba la libertad del directo y algún momento de piano en que Vilallonga quería estar en la guitarra. Lo suyo es un no parar, de pie, bailando, sentado en un taburete jugando con la ley de la gravedad, sentado en el suelo cerquita de su madre para cantar juntos una vieja canción francesa que le había enseñado mama. O junto a su hija en el piano cantando a dúo. Cuando presentó a su hija aprovechó para cantar el sólo con su piano Dale lilas a Dalila dándole un toque de improvisación que me recordaba a aquellos numeritos que hacía Bola de Nieve. Era un tema que había escrito antes de nacer su hija y que grabó en aquel maravilloso álbum dónde acababa una relación con el violín que más había marcado su vida. El disco se tituló Libérame nada menos que con Jordi Bonell y Pau Figueras a las guitarras, Jordi Gaspar al bajo y Roman Gottwald en el acordeón, uno de mis discos de cabecera, imprescindible. Empezó la noche con él y la famosa Vengo de lejos, y volvería más veces a él, aunque la noche fue muy francesa, entre versiones de Charles Aznavour y sus propios temas en francés. Como el que cantó a dúo con su hija y comentó que estaría en el próximo disco. También, como siempre disfrutó de explicar historias para presentar canciones, como la que le hizo a Gala una encantadora violinista que perdió su instrumento en un taxi. Por momentos piensas que es una sencilla cancioncilla pop pero conozco más de un cantautor que mataría por haber escrito en su vida algo tan perfecto. Buen momento para lucirse Barroso con la guitarra. Como era de esperar aprovechó la situación para cantar una canción que según él le ha dado muchos amigos en las redes, La complanta dels burgesos oprimits, acercándose con ironía a la situación política actual de Catalunya musicalizándola desde la música de carrusel (un poco cómo hubiese hecho Sisa) empalmándola con un tema más cercano al cabaret. Volvió a Liberame ahora con Antes, reconociendo que un amigo suyo (no recuerdo el nombre) que estaba entre el público había tenido la primera idea para poner música a ese poema. Y llegó un tema que no conocía y me tiene todo el día atrapado, Camino del sur, un tema que presentó como poema erótico y con música de corrido mejicano (mejor que hablar de la belleza de la letra os dejo el vídeo al final del artículo). Siguió con un tema que había hecho para la película La Librería de Coixet Feeling Lonely on a Sunday Afternoon, con un excelente solo de Pastor en el contrabajo, jugo con libertades finales con ese swing tan americano que le encanta. Coixet fue quien dirigió el video Chanson de Juin uno de los últimos éxitos de Vilallonga, al final acabó invitando a un sobrino suyo al piano y ahora sí que dejó a su hija toda la responsabilidad de cantar como solista. Ejerció de Padrino explicando cómo iba a ser el tema (como si estuviesen en casa ensayando) diciéndoles cuando iba a entrar cada uno y en ese clima de improvisación cerraron con la maravillosa Toutes ces choses de una de las primeras colaboraciones con Coixet, Cosas que nunca te dije. Los teclados de Lucas Delgado y el dúo final de padre e hija maravilloso. + info | relacionados