Rafael Riqueni

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Woll Damm Barcelona Jazz festival. Conservatori del Liceo 24 de octubre de 2019

El maestro Rafael Riqueni (Sevilla 1962) inauguraba este festival de flamenco que busca su espacio dentro del festival de jazz de la ciudad de Barcelona. Aunque el maestro ya había actuado en tres ocasiones en la SFB El Dorado, era esta su presentación para el gran público, aun que como suele suceder, el gran público tiene siempre otras inquietudes más dirigidas. Presentaba su último trabajo Parque de María Luisa Label, 2017. Y así empezó la noche, con Riqueni sólo en el escenario repasando cuatro de sus pequeñas joyitas (pequeñas por la duración) que forman este pedazo de disco. Aquel día, El costurero de la reina, La isleta de los patios y Trinos (la más larga con más de 4 minutos) como si se trataran de Entremeses Cervantinos, el de Triana nos mostraba su manera de componer, única y maravillosa. Si te gusta el flamenco no tienes más remedio que adorarlo, pero aun que no te guste este hombre al igual que podríamos decir de Saluzzi, va más allá de su folklore, Riqueni es un poeta y de los mejores. A falta de hermosas palabras nos deja sus sonidos. Explica que a continuación hará dos temas de flamenco unas soleas y unas alegrías. Las primeras cargando de matices las notas que individualizan ese maravilloso palo, y en las alegrías huyendo del salero gaditano (no le puedes pedir a este hombre que sea divertido) pero sin dejar de remarcar el tono valiente de este palo. Invita al escenario a Salvador Gutiérrez y a Manuel de la Luz, ambos empiezan como buenos escuderos acompañando desde atrás la Rondeña de Riqueni, aunque al final del tema ya se van atreviendo a decir la suya. Vuelven al disco para ofrecernos Bulerías del Parque un compás que permite volar juntos y ligeros, hasta conseguir “recoger” el sonido de Raimundo Amador que había metido su guitarra en este tema, el público rendido como no puede ser de otra manera. También Riqueni estaba emocionado y hasta con ganas de comentar. Quiso seguir con unos fandangos que había dedicado al Niño Miguel en aquel álbum titulado Maestros, Discos Probeticos 1992, hermandad total de los tres guitarristas, con momentos de lucimiento de cada uno, tres hombres que conocen bien los fandangos y cada uno desde diferentes partes de su mástil recreando la belleza en el recuerdo del Niño Ricardo. Si no recuerdo mal siguieron por tangos, y después hicieron una versión de Romero verde de Lole y Manuel.  Aquí, aunque Salvador Gutiérrez y Manuel de la Luz pudieron iniciar el tema cada uno con su particular homenaje, en el aire parecía adivinarse un silencio como qué en cualquier momento iba a aparecer la voz de Lole, profunda y certera, y esa voz apareció cuando llegó el momento en que Riqueni lideraba de nuevo, y es que la poesía no sabe de instrumentos y tanto le da usar la voz como la guitarra. Una guitarra lanzada que nos llevaba de viaje fusionando la creatividad de Lole y Manuel, con la sabiduría de Manolo Sanlucar (maestro de Riqueni), que recuerdos. El público en píe, quiso despedirse con una rumba, volvieron a volar tres guitarras fundiéndose en una sola cuándo querían o en tres maneras diferentes de entenderse. Todo podía haber terminado así, nadie hubiese reclamado, pero todos sabíamos que Riqueni iba a volver. Y volvió para seguir en el disco Parque de María Luisa, ahora con Tiempos pasados, un viaje al romanticismo, una falseta que crece libre fuera del tiempo y las ataduras, sólo dirigida por la belleza. Gracias maestro. + info | relacionados | Fotografías: Joan Cortès

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