Paolo Conte
Paolo Conte
Veranos de la villa
Patio Central de Conde Duque. Madrid
25 de julio de 2008
A pesar de llevar más de treinta años publicando discos, componiendo canciones para él y otros artistas, o hacer bandas sonoras, la repercusión y el eco que Paolo Conte tiene en España no es comparable a la que tiene en países como Francia o en su Italia natal, tal y como atestigua que solo la mitad del aforo del Patio Central del Conde Duque se ocupase para ver el concierto que el cantante italiano ofreció el pasado día 25 en Madrid.
En esta ocasión, mis compañeros de bolo eran, por un lado dos amigos para quienes Paolo Conte forma parte de su banda sonora original de vida tras haberles puesto la ambientación musical en numerosas tardes buhardillescas en tiempos pasados, y por otra parte, una representación de la comunidad italiana afincada en Madrid, para quienes el artista italiano es todo un referente. Esta compañía hacía que las ganas de ver, por primera vez para todos, al cantante piamontés, fuera un momento esperado.
Cuando uno acude a un concierto, este puede desarrollarse de múltiples maneras, lo que hace que dicho espectáculo se viva de una forma diferente según se sucedan las circunstancias. Puede ser un espectáculo que invite al baile y a la fiesta, puede ser un concierto que brille por su ejecución técnica, puede ser un evento de encuentro, puede ser un bolo aburrido, o puede que suceda como sucedió con Paolo Conte, que consiguió crear atmósfera. Este es un concepto que muy pocos artistas consiguen en sus conciertos, y son pocos los espectáculos donde uno puede encontrarse con ello. Para que esto suceda son necesarios toda una serie de requisitos, que en el caso que nos ocupa se cumplieron a raja tabla. Buena compañía, buen ambiente del público, noche de temperatura estupenda, músicos de talla, y sobre todo buenas canciones que escuchar. Y cuando la conjugación de elementos se produce, uno siente que está asistiendo a una de esas noches que permanecerán en el recuerdo.
El concierto estuvo dividido en dos partes de practicamente una hora cada una, con un descanso de quince minutos, que pensaba que iba a hacernos perder el hilo, pero que no fue así.
Puntuales como todos los conciertos de los Veranos de la Villa, salieron los ocho músicos que acompañan al cantante italiano, y de los que hay que hablar ya que es rara la ocasión donde uno puede ver a músicos con tanta versatilidad y polivalencia. Parte de sus miembros se van pasando de un instrumento a otro, incluso sin ser de la misma familia de instrumentos, como el que cambia de camisa. De esta manera Daniele di Gregorio tocó la batería, el piano y la marimba; Jino Touche el bajo y la guitarra; Massimo Pitzianti el piano, teclado, acordeón, bandoneón, clarinete y saxo barítono; Claudio Chiara el bajo, teclado, acordeón, saxo alto, saxo tenor, saxo barítono y flauta; Luca Velotti los saxos soprano, tenor, contralto, barítono y clarinete; Luca Caliendo el oboe, fagot y percusión; Piergiorgio Rosso el violín, y Daniele dall ´Omo la guitarra.
Pues bien, con esta grandísima banda de base, a la que le sobraba el traje de orquesta de boda o crucero (no todo tiene que ser bueno), Paolo Conte fue desgranando parte de su numeroso repertorio musical, pero haciendo uso de sus canciones más universales como Via con me, Genova per noi o Come di, logrando de esta forma crear y meter al público en esa atmósfera de la que hablaba. Nadie hablaba, nada se movía, es más,como a alguien se le ocurriese decir algo, miradas amenazantes del resto del público podían recaer sobre uno. Cada nota, cada solo, cada palabra que acariciaba el cantante italiano con esa voz grave que aún conserva, eran degustados por un público que poco a poco iba abandonando la grada para colocarse en el foso, y estar así más cerca del compositor piamontés.
La segunda parte del concierto no perdió ni un ápice de ambiente y ganó en intensidad y fuerza. Especialmente con Dancing, que sonó de una manera espectacular y que permitió que la atmósfera fuera convirtiéndose en delirio. El tema Chiamami Adesso también sonó de una manera muy especial, pero más por la ejecución y los arreglos aplicados que por su fuerza.
Casi dos horas de grandísima actuación que terminaron con el único pero que tuvo la noche, y es que Paolo Conte no tocó su canción más conocida y que fue coreada durante diez minutos; Azzurro, para terminar repitiendo Via con Me que ya había tocado anteriormente..
Paolo: tienes repertorio suficiente como para repetir una canción…
Dos de mis acompañantes, en un momento de nostálgico recuerdo de épocas juveniles, echaron de menos Gelato al limon.// Bruno freire León