Paco Ibáñez
Paco Ibáñez Festival Barnasants Teatre Joventut, L’Hospitalet, Barcelona 7 de marzo de 2009 |
En 1983, el gobierno francés le otorgó la Medalla de las Artes y las Letras, y la rechazó porque “un artista tiene que ser libre en las ideas que pretende defender”. Posteriormente rechazaría otros galardones. Así, con principios ideológicos sólidos, reivindicativo y amante de la libertad y la poesía es Paco Ibáñez (1934), y así se mostró en su actuación del Festival Barnasants, en un Teatre Joventut de l’Hospitalet, prácticamente lleno. El cantautor conectó con un público dispuesto a escucharlos temas de su larga trayectoria musical y algún otro recogido en su últimotrabajo: Paco Ibáñez canta a los poetas andaluces.
De negro, con una pierna sobre la silla para poder sostener la guitarra y tocarla, y durante dos horas y media, con descanso incluido, el cantautor se dedicó a lo que mejor ha hecho durante toda su vida, acercarnos la obra de los poetas a través de sus canciones, de su voz, quizás un poco quebrada, pero todavía resistente y con ánimo de perdurar.
Paco Ibáñez, quizás no suene ya con la fuerza de antaño, pero su intención la suple. Gracias a su figura, la voz de los poetas nos llega viva y vigente. Lo dijo Gabriel Celaya, La poesía es un arma cargada de futuro, e Ibáñez lo cree, y afortunadamente para nosotros, lo logra trasmitir.
El concierto comenzó con las palabras en off de José Agustin Goytisolo, compañero y amigo, y acto seguido apareció Paco,digno, sonriente y con ánimo en “estos tiempos de innominia”. Inició su noche con Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique, dedicándosela a su madre, “una campesina vasca”, y siguió con un tema en gallego de Antonio García Teixeiro.Hizo política, como era de esperar, y aunque señalara que no estaba allí para hacerlo, habría que preguntarse, qué no es política hoy en día.
También hizo una declaración de principios. Según el cantautor “habría que parar los pies culturalmente a esos grandes criminales que son los norteamericanos, que están destrozando diferentes culturas para que quede la suya”. Quiero pensar que Ibáñez se refería al gobierno de los Estados unidos, y no a su pueblo, y quiero pensar que más valdría pedir explicaciones a esas culturas,a esas empresas, nacionales o transnacionales que dejan impregnar en exceso a la propia cultura. Aunque, también valdría la pena decir que a partir de la mezcla cultural se obtiene un beneficio mutuo.
Según Paco Ibáñez, “el inglés es utilizado como un arma de destrucción masiva. Soy un enemigo de ese idioma porque viene a destrozarnos”… Más tarde, en un comentario sobre Leonard Cohen señaló que lo podíamos perdonar porque “era canadiense”, olvidando que la obra del cantautor norteamericano también es en inglés. Supongo que en esos momentos del calor de la velada, el músico y poeta no reflexionó sobre las obras de personajes o bandas como Bob Dylan,Neil Young, The Beatles o BobMarley, y su aporte a la historia musical de Occidente, aún siendo en inglés. Eso sí, también se mostró abierto al bilingüismo y al goce y respeto de las diferentes lenguas dentro del estado.
La noche continuó excelentemente con más poesía, con Quevedo, Es amarga la verdad;explicó su trayectoria vital y se mostró en contra de traer los restos de Antonio Machado, enterrados en Colliure (en Francia, cerca de la frontera con España), hasta que no se reconozca la culpabilidad histórica de los responsables del levantamiento que acabó con el gobierno democrático español en 1936.
Contó también con la colaboración del guitarrista Mario Mas, y repasó a los poetas andaluces: Lorca, Miniña se fue a la mar, Córdoba, lejana y sola, entre otras; Machado y Luís Cernuda, con la emocionante El prisionero. Se dejó acompañar del sonido acuático creado por Pep Pascual en Romance del conde niño y las emociones continuarían en la recta final con Blas de Otero, Nos queda la palabra, y José Agustín Goytisolo, la siempre bella y sensible Palabras para Julia.
En los bises, el público realizó numerosas peticiones e Ibáñez accedió a alguna, criticó la injusticia en Gaza, el letargo de la juventud y se despidió simpáticamente con un tema en italiano.
Incombustible, enérgico, cercano y vivo, Paco Ibáñez es patrimonio de la cultura ibérica, y por extensión universal. A pesar de las contradicciones de todo ser humano, merece respeto y atención porque su trayectoria y dignidad no dejan duda. Por su veracidad y su pensamiento, sólo hay que agradecer que siga ahí, en el camino. A nosotros sólo nos queda escucharlo, disfrutarlo y aplaudirle. Gracias Paco. //Antonio Álvarez