Pablo Milanés & Chucho Valdés

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Pablo Milanés & Chucho ValdésPablo Milanés & Chucho Valdés
Palau de la Música de Barcelona
12 de mayo de 2008

Tras la fiesta local barcelonesa, el Palau de la Música no mostró un lleno como hubiera sido de esperar y eso que el tirón de Pablo Milanés y Chucho Valdés, a priori, merecían la pena.  Si esa misma semana, el rock se apoderaba y abarrotaba los palcos del catedralicio espacio con Joe Satriani, los dos artistas cubanos lograron emocionar pero no atraer a la mayoría del respetable, que o bien estaba de camino a casa, volviendo de un largo fin de semana, o ya pensaba en iniciar la rutina semanal.
No hace falta decir mucho acerca de la trayectoria de estos dos artistas, porque seguramente se ha dicho casi todo. En cualquier caso, la novedad de su actuación en la Ciudad Condal era la presentación de un disco en común, Más allá de todo, que han podido grabar después de cuatro años de cocción. El concierto, tal y como anunció Milanés se organizó en tres partes. Una primera con canciones del cantautor, una segunda con la interpretación solista de Valdés y una tercera con el repaso integro a los diez temas que componen el álbum en común.

 En la primera, Milanés dejo a un lado su repertorio reivindicativo y social para centrarse en las canciones más románticas y amatorias de su repertorio. Si ella me faltara alguna vez y La felicidad, o especialmente Yolanda, lo conectaron con el público, aunque tampoco estuvo especialmente comunicativo; me atrevería a decir que más bien distante. Pasada esta media hora inicial, Valdés que ya se había crecido ante su teclado, comenzó a expandirse como divinidad sonora. Sus manos volaron por encima de las teclas y las armonías convencieron. Cerró su solitaria e impactante actuación con el tema Ernesto, dedicado al pianista cubano Ernesto Lecuona y nos puso la miel en los labios.
En ese instante volvió Milanés para tirar del hilo del último trabajo. Una a una, hasta diez, con breves presentaciones, la voz del cubano enlazó su poesía, como si de un cd en audición se tratara. Las canciones sonaron melancólicas, demasiado dulzonas y con la sensación de que le faltaba una emulsión coesionadora. Recordando los primeros temas cantados al inicio de la noche, estas diez canciones sonaron flojas, sin brío, sin intensidad y sin fuerza, por lo que cabe pensar que el tiempo si que deja huella en la creatividad de los grandes artistas. Además, no se observó una especial comunión entre ambos músicos. Eso sí, si la poética de Milanés no alcanzo las cotas a las que nos tenía acostumbrados, Chucho Valdés apuntaló musicalmente la velada.
Tras hora y media de espectáculo, llegaron los bises, el desquite del público con la petición de más temas y las largas ovaciones con Para vivir y De qué callada manera. Cuando ya todo se daba por concluido, con las luces bien encendidas, y ante la insistencia de buena parte de la platea, los dos compositores cubanos volvieron a aparecer en el altar para agradecer al público sus aplausos. Pablo se mostró sincero: “no tenemos más repertorio. Hemos salido para no quedar mal con ustedes… pero si quieren podemos repetir alguna canción”. Yolanda, deliciosamente cantada y tarareada puso punto y final a una noche cariñosa // Antonio Álvarez