Orham Pamuk
Orham Pamuk
"Estambul. Ciudad y recuerdos."
Traducción de Rafael Carpintero Ortega.
Estambul, de Orham Pamuk, según confiesa el autor, no es un libro de memorias. Sino más bien un retablo de recuerdos de infancia y juventud. Es un encuentro con los fantasmas de su formación y el acercamiento a su ciudad. En este libro el joven Pamuk busca su camino de expresión. Al principio se topa con la pintura, que le produce placer en el hecho físico de pintar, la que al fin abandona para encontrar la escritura. Y es en la literatura donde encontrara el equilibrio, en ese camino de aceptación-rechazo de las diversas maneras de hacer el mundo suyo, para poder al fin dar su visión del espacio y la época en que vive. De prosa a veces densa, a veces apasionante. Con capítulos impagables, como el de la prensa de Estambul (en el que se muestra la opinión y la imagen de la ciudad, escrita por sus cronistas, en el tiempo).Capítulos comprometidos, por su simplicidad y claridad (el capítulo de la religión), en el que queda claro porque los religiosos le odian y temen. Por ser un tibio, uno de esos que teme más que ama a los hombres de Dios y a sus discursos de castigos y privaciones. Va desgranando en su libro, posibilidades, encuentros, deseos y sinsabores de un creador y su entorno marcados por su historia, la pérdida y el recuerdo de otros tiempos, que configuraron, en parte, lo que hoy es Estambul y el autor. Una vez más la tensión entre Oriente y Occidente, de un oriental occidentalizado. Con sus contradicciones (tan ricas como sus dudas) y sus avances en el terreno quebradizo de la creencia y la libertad de pensamiento. Nos habla de una Estambul (que primero fue Bizancio, luego Constantinopla) que recuerda un pasado glorioso, hoy no es más que eso, una gloria histórica (¡siempre depende de quien la cuente!). De una Estambul que lucha por la modernidad, aún a costa (por otra parte muy común) de demonizar, perder o turistizar su pasado. Siempre con esa parte, ese pie en Europa ( que le acerca a la modernidad occidental) y ese origen en Asia que hace la experiencia mucho más rica y contundente (sí es posible llegar a un acuerdo cultural entre Oriente y Occidente). //Felipe Ciratusa