GUDRUM WAGNER, (PEN)ÚLTIMA ESTIRPE DE UNA SAGA DE NIBELUNGOS
 

En 1876, y después de sablear a un rey loco como Ludwig II de Baviera, Richard Wagner inauguraba el Festival de Bayreuth para perpetuar su propio culto al ego propio. Desde entonces, cada verano (entre julio y agosto) se celebra el evento con una expectativa nacional sin parangón, hasta agotar las entradas incluso con años de antelación. La dirección del festival, no obstante, ha pasado de Wagner a Wagner con una historia detrás que parece inspirada por un culebrón operístico…

Nieto de Richard, Wolfgang Wagner heredó el cargo en 1951 junto a su hermano Wieland, quien muriera en 1966, mucho antes de que el festival pasara a depender de un patronato público en el que Wolfgang se reservó un título vitalicio en 1973 con el que intenta mantener hasta sus últimos días a su estirpe. Y, de hecho, así es. Malas lenguas dicen que, debido a la avanzada edad de Wolfgang, sería su mujer Gudrun –25 años más joven– quien realmente asumiera las labores de dirección del festival. El trato de favor ha provocado las iras y rabizas del resto de la familia Wagner al denunciar el “enchufe” de Katharina, hija del matrimonio Wolfgang-Gudrun, y quien, pese a su brevísima carrera (apenas tiene 29 años recién cumplidos), debutó este año con un montaje de Los maestros cantores que provocó más indiferencia que pasiones. Katharina fue casi una imposición del viejo Wolfgang, por delante de las propuestas del patronato que le sufraga: su sobrina Nike y su propia hija Eva, primogénita del primer matrimonio de Wolfgang, de la que se desvinculó tras un aireado divorcio en 1976 para casarse con su secretaria… Gudrun. Pero el destino ha deparado un último cambio de guión: la inesperada muerte a los 63 años, el pasado 4 de diciembre, de Gudrun Wagner por una complicación médica. Wolfgang va a tener que asumir de nuevo solo la dirección del festival. ¿Le sabrá secundar su hija Katharina?… (Se baja el telón) // Iván Sánchez Moreno