Miguel Poveda
Liceu de la Música. Woll Damm Barcelona jazz festival. 17 del 2 del 2021
En el flamenco y supongo que en la mayoría de expresiones artísticas, una vez que uno alcanza el éxito suele escoger entre dos caminos, el del recogimiento interior (esos genios irascibles que huyen de la presencia de periodistas, que se refugian en las drogas o en el alcohol y gustan de relamerse continuamente sus heridas) y el que ha elegido Poveda, la felicidad, el estar agusto consigo mismo, y al mismo tiempo intentar hacer feliz al público que lo sigue. Una vez mas Miguel Poveda vino a Barcelona a encontrarse con un público que lo quiere ( y mas cuando se recrea en su pasado en Badalona y ese saber contar cosas intranscendentes pero bonitas) A diferencia de otros bolos en que entraba por cante jondo y la segunda parte se dedicaba a la copla o a la canción emotiva, la de la lágrima fácil, la noche venía con sorpresas. La primera por la formación que le acompañaba, a su derecha la poesía con el maestro Joan Albert Amargós (piano, teclados y arreglos) y el violín de Olvido Lanza. A su izquierda el flamenco, con la guitarra de Jesús Guerrero y las percusiones de Paquito González. Empezaba la noche con poesía, primero recordando a Miguel Hernández, Para la libertad y la entrada era de riesgo, cantó Poveda con ganas de contagiar esa necesidad de lIbertad como si qusiera engarzar perfectamente con el momento en que vivimos. Y llegó Lorca, desde que publico Enlorquecido, 2018 con la colaboración de Amargós. Poveda se declara tocado totalmente por la personalidad de Lorca y le dedicó buen aparte del concierto. Primero El poeta pide a su amor que le escriba, después el tradicional pupurri de Canciones Populares (por si el público estaba demasiado melancólico) y ya hubo quién se hubiese lanzado a cantar (ganas no faltaban) Pero antes de seguir con Lorca, quiso Poveda revisar su aproximación a la poesía catalana y que mejor que ayudarse de una de las voces más presentes en el panorama actual. Con Judit Nederman en una actuación de mucho nivel (compaginaron perfectamente sus voces y también sus miradas) nos ofrecieron Cançó del bes sense port (María Mercè Marçal) y siguió con Lorca, pero con el Lorca trágico, El Silencio, Oda a Walth Withman. A continuación vendrían temas suyos como En el último minuto.
Poveda tenia ganas de charlar. Como nos pasa a todos en este confinamiento, estuvo gracioso explicando sus andanzas juveniles y decidió que uno debe hacer lo que le parezca aun que lo traten de loco y a él le apetecía mucho recordar su juventud nada menos que con canciones de Los Chichos, y ahí se lanzó, poco se podía esperar que el Palau de la Música de Barcelona algún dia se escuchasen estas canciones y menos en un festival de Jazz, así son las cosas. Las formaciones iban cambiando, las percusiones no se habían notado demasiado por la dinámica del concierto, Olvido Lanza y Jesús Guerrero también habían aparecido o se habían retirado según el momento. Pero ahora en esta especia de descanso quedarón solos Jesús Guerrero y Paquito González que aprovecharon para demostrar por que acompañan a Poveda, la guitarra se fue imponiendo en el Palau y las percsiones acompañaron esos momentos de inicio a la segunda parte la del cante flamenco. Cambio de chaqueta (en el buen sentido de la palabra) cambio de situación, sentado y con un micro al que no sabe si acercarse o alejarse para que quede claro que su torrente de voz puede con todo, y una guitarra que sabe acompañar, empiezan con riesgo, se va a tierras murcianas (cerquita de donde nació Miguel Hernández) para al igual que en su poesía, acercarnos al dolor del minero. Sigue con Solea por bulerías para sacar un poco de hierro al asunto (no era plan de sufrir toda la noche) Después vino otra sorpresa (que me gustó mucho) cantó Poveda un pregón (como los que uno se imagina que hacían Pericón o Aurelio Sellés) pero quiso añadirle una base electrónica que modulaba Paquito González y que le sentó estupenda ¡viva el riesgo! Siguieron por tangos, uno de los palos que más disfruta Poveda y que le provoca el baile (más tarde llegaría) todo iba marcando la cercanía de la fiesta final, unas alegrías (con mucha presencia de la guitarra y percusiones, por algo son gaditanos ambos) y parecía que la cosa se acababa. Pero quiso Poveda volver a recuperar la poesía y era inevitable recordar a Joan Margarit que acababa de dejarnos y junto a Amargós recuperar aquel No et veure més de su album Desglaç, 2005. Y para cerrar como había empezado recogió el tema de la libertad en ese Dame la libertad que le sirvió para lanzarse adelante a casi abrazarse con el público y demostrar que es un artista que gusta y aprecia el calor de sus fans. Una aparición brebe del directoer del certamen para explicar que las manifestaciones en la calle hacían complicada la salida del recinto y un Poveda que se arrancaba con el farol de “nos confinamos todos aquí” una voz del público pidió “Triana” y el de Badalona sin pensarselo mucho supo que unos tangos era un buen final que le permitía bailar con ese estilo suyo tan propio y que tan bien sienta para un final de fiesta, con el estribillo de “pa Triana voy” . + info | relacionados | Fotos: Jordi Calvera