Mathilde Toussaint Quartet

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Mathilde Toussaint Quartet

4Djazz Palafolls. 3 de junio de 2016

El festival 4djazz de Palafolls sigue siendo un referente para descubrir las nuevas voces femeninas de nuestro jazz. En este caso se trataba de una jovencísima cantante francesa instalada desde hace un año en Barcelona, Mathilde Toussaint, tiene una voz magnífica y como nos confesaba el batería Ramiro Rosa, “a las nueve de la mañana en la furgoneta, saliendo para un bolo, ya tiene la misma voz, impresionante”. Junto al trío de Sergi Sirvent han preparado algunos estándares de jazz y algún tema de la misma Mathilde. Sergi Sirvent es un músico polifacético, de lo más solicitado en la escena actual, tiene proyectos de todos los tipos, desde su alter ego  Jim Skillman, (cantautor) a formaciones diversas en dúos, tríos, o piano solo. La sección rítmica está compuesta por Jordi Mestres al contrabajo y Ramiro Rosa a la batería,  ambos comparten otros proyectos como el de acompañar a Elisabeth Raspall. Empezó la noche con una Mathilde a la pandereta entrando sola con una versión de Nina Simone que supo llevar a la negritud más auténtica, enseguida se incorporaba el trío reforzando ese compromiso con el continente africano. Birth era el segundo tema, los teclados de Sirvent me traen una onda brasileña, no me preguntes porqué simplemente son sensaciones, el contrabajo de Mestres decide mandar en este tema y la voz de Mathilde pasa a ser un instrumento más. Solo de batería para introducir Gee baby, un blues que nos cae a plomo y nos deja rendidos a los pies de esta mujer. Mi favourite things, Coltrane se cuela en el teatro de Palafolls, sin permiso, sin anunciarse, el contrabajo alterna el arco con las pulsaciones, Mathilde disfruta tanto siguiendo el ritmo de sus músicos con las palmas, como cantando. Sirvent aprovecha la composición para evadirse, para estar más cerca de Tyner. Siguen con Coltrane, Naima, total libertad para el trio. Mathilde Vuelve a coger la pandereta y acercarse a África y en algunos momentos (no puedo evitarlo) me recuerda a aquella Sade salvaje de los ochenta. Ahora es un tema suyo, que no recuerdo el nombre. Creo que es el primer momento en que habla Mathilde, explica que va a cantar un góspel pero que le ha despojado de las letras religiosas. El teclado de Sirvent impone un ritmo más allegro y el canto religioso se impregna de otras visiones. Mathilde anima al público a aplaudir y no nos lo pensamos dos veces. Vuelve el blues, St James infirmary, Mathilde salta sin miedo a las notas más altas, Sirvent vuelve a ennegrecer la noche con el llanto más sincero. Piano y voz para una balada, se añade la sección rítmica y Ramiro Rosa decide acariciar con sus manos los tambores, Sirvent ejerce de solista haciendo cantar su teclado, el contrabajo de Mestres responde con gravedad pero tan poético como el que más. Otro góspel que tradujo Sirvent como “por favor no muevas esta montaña” y quisieron acabar aquí el bolo. Estaba claro que el público necesitaba seguir comulgando de esta música espiritual, vino una rueda típica de blues que sirvió para que cada músico hiciese su sólo y cerró la noche Baby Blues. El trio sabía que ahora la voz era la única protagonista y así fue, por un momento todo quedó suspendido, sólo una preciosa voz, surcaba la noche, una voz que podía traer recuerdos, ¡Cómo no! Era blues, pero yo me olvide de los recuerdos y escuché esa voz que parecía descubrir por primera vez, una música atemporal   Veintidós años tiene la criatura, y todo un futuro por delante ¿a qué esperas para descubrirla? + info | relacionados | Texto: Candido Querol Fotografía: Federico Francesch      

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