Llibert Fortuny y Manel Camp

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Llibert Fortuny y Manel CampLlibert Fortuny y Manel Camp
Barcelona, Jamboree
20 de septiembre de 2006

Haciendo honores al gran pianista catalán y universal, Tete Montoliu, un encuentro fortuito intentó acercar nuevamente el jazz a la gente más común que desanda por Barcelona. Nada de melómanos o criaturas de club. El Jamboree estuvo atestado por padres de familia, turistas y amiguetes reclamados por el cada vez más popular festival L’Hora del Jazz, que intenta (y logra) desprejuiciar los sonidos improvisados y ofrecernos un rato agradable con ellos. Llibert Fortuny, carismático saxofonista, se hizo con sus pitos para, junto a un Manel Camp comedido, ejecutar a Mozart en clave de jazz. Se trató de romper esquemas, pues hablando de música no existen verdaderas barreras. Porque, digámoslo de nuevo, los géneros son cosa de aburridos clasificadores. El deseo de Fortuny por tocar rebasa su propio aire: aún no posee un sonido demasiado distintivo y su ejecución a menudo se ve menoscada por la continua inquietud escénica (es posible que para él sea tan importante “dar las notas” como envolvernos en su juego). Pero su sentimiento musical le hace contagioso: este joven deparará sorpresas. Camp, en su papel de acompañante, demostró estar bien sintonizado con el saxofonista. Al final se supo que se trata de una antigua amistad, afirmada cuando el joven marchó a estudiar a Norteamérica. Las piezas preparadas para la  ocasión atesoraban largas y complicadas ejecuciones, sin duda. Y entre pedagógicas acotaciones de los protagonistas, el público, que vitoréo el concierto, salió sabiendo algo más sobre el jazz. // Jamila Castillo