Le Punk
Le Punk
”No disparen al pianista”
Emi Music
Desde La logia canalla (Zero Records, 2003), Le Punk sólo había grabado un ep en homenaje a Carlos Gardel que sirvió para que estos destacados músicos volcaran todo su amor por el tango y por la nostalgia de un tiempo pasado: Dos puñaladas a Gardel y otros tres delitos (Zero Records, 2004). En su segundo trabajo, No disparen al pianista, el grupo madrileño da un paso al frente y profundiza en las influencias de la música balcánica, que ya se dejaban notar en su debut pero que ahora toman más protagonismo y, sin duda, generan los mejores momentos del disco. Con un par de cambios en la formación –se fueron Carlos Ramos y Datz, pero la peculiar voz de Alfredo Fernández y la guitarra mutante de Joe Eceiza mantienen intacta la personalidad de la banda– y con la producción de Fino Oyonarte, antaño bajista de Los Enemigos, Le Punk vuelve a combinar los sonidos del cabaret y el swing con la crudeza existencial del tango y el rock más clásico, potenciando esta vez el ascendente de Goran Bregovic. Quizá porque los brindis a la tristeza en torno a un vaso de vino ya se hicieron más que populares en voz de Los Rodríguez, temas como Compañeros nos remiten excesivamente a fórmulas ya conocidas. Algún otro, como el compuesto en esperanto, La lukto estas perdita, simplemente desconcierta. En cambio, la fuerza que el acordeón y los clarinetes imprimen a canciones como El basker o El telón –en ésta interviene Antonio Bartrina, integrante de otro grupo exponente del tango-fusión como Malevaje– sí que nos conduce a un terreno más sugerente. Una propuesta cosmopolita y, a la vez, un poco más accesible que la de su debut, ya que en No disparen al pianista puede encontrarse desde una balada pop con mensaje (Vivir sin recordar) a una especie de vals circense, de aires casi bucólicos, con un curioso título, Canción para Europa, el mismo que, coincidencia o no, dio nombre a una de la canciones más celebradas de Roxy Music. // Daniel Colmena