LaboratoriA – Flamenco Project

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SFB El Dorado, Sandaru, 22 de noviembre de 2018

Laboratorio (lugar dónde se trabaja) si además lo usamos en femenino yo diría dónde se trabaja “con pasión” y si además acaba en A mayúscula, me atrevería a añadir el símbolo anarquista, (no cómo carente de normas sino como libertario) Aina Núñez bailaora y pedagoga que nos ha enseñado a unos cuántos de los asistentes a distinguir los palos del flamenco. Isabelle Laudenbach fundadora de Las Migas, guitarrista del proyecto A solas junto a Isabel Vinardell y guitarrista de otros proyectos indispensables para entender el flamenco que se hace ahora mismo. Cristina López, cantante y co-directora junto a Carlos Cuenca del proyecto Entre Orillas (Cuba y el flamenco) Ana Colom cantante esencial para entender por dónde evoluciona el flamenco (ejemplo de ello es que la misma Rosalía la lleva consigo) Estas cuatro mujeres han creado el proyecto Una mujer fue la causa, y después de presentarlo en otros escenarios tocaba hacerlo en casa. Hasta Pedro Barragán quiso ser parco en presentación y dejar que ellas hablaran por si solas. Empezaron con  Tangos de la Macorina, con una puesta en escena fría pero  funcional aprovechan los tangos para homenajear a Chavela Vargas y ya Aina Núñez con sus gestos nos deja claro que la reivindicación femenina será fundamental en el proyecto. Laudenbach se mueve por el escenario y por el suelo con su guitarra rompiendo estereotipos y las voces de Colom y de López se van mezclando en esta presentación del grupo. Siguen con Cantos de trabajo ¡no se andan con chiquitas! son mujeres que conocen el flamenco no sólo porque les gusta sino porque se han formado a conciencia, pueden acercarse a la debla y salir airosas. Se queda sola Laudenbach y nos ofrece una granaina, el público, como siempre respetuoso en un silencio grato y más hoy que tiene en el escenario a quién suele estar sentada entre nosotros cada jueves. Y llega la farruca, arrebatadora. Laudenbach sirve de guía mientras que Núñez crea un baile de lo más original que he visto en mucho tiempo, jugando con la simetría del cuerpo creando ambivalencias de género y de épocas. Arropándola las dos cantaoras consiguiendo que la puesta en escena nos recuerde más al teatro que pudiera imaginar un Lorca actual que no a un concierto típico. Por algo son mujeres que conocen tan bien la obra de la Niña de los Peines como el trabajo de Rocío Molina o de La Tremendita. Y llegó una seguiriya y que mejor que las nuevas tecnologías combinadas con la negrura de este palo, una seguiriya que Cristina López cantó con desgarro mientras las corbatas opresoras intentaban retener la furia de Aina Núñez en otro de los bailes que marcaron la noche. Ana Colom en posturas incómodas se fue metiendo en una solea que dibujaba Laudenbach desde su guitarra, y la voz de Colom nos adentraba en esa necesidad de búsqueda de la madre, que hermana como pocas cosas cualquier época. Ya todas sentadas en el suelo y en otra formación diferente, guitarra y tres panderos para cuatro voces, nos traen una nana preciosa, que consigue cerrar (de momento un espectáculo que debería verse en cualquier festival de flamenco que se precie de serlo) Ovación de gala con todo el público puesto en pie, estaba claro que aquello no podía quedar así, y de nuevo las cuatro a una, montaron una fiesta por bulerías dónde cada una iba explicando lo maravilloso de ser músico y las dificultades de ser mujer en este campo de batalla, con humor pero con valentía dejaron un mensaje que tendrá continuidad el próximo jueves con la coloquio entre Belén Maya  y Silvia Cruz sobre Mujeres mutantes. + info | relacionados | fotos: Joan Cortès

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