Kroke

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Barcelona, L’Auditori
2 de noviembre de 2006


Algunas voces mediáticas coinciden en calificar a Kroke como uno de los mejores grupos, sino el mejor, del actual panorama musical europeo. Lo sea o no, la formación polaca demostró en su reciente concierto de Barcelona unas dotes artísticas que la sitúan en puestos de cabeza por lo que respecta a la innovación musical en este viejo continente. Su creatividad, su forma de entender la música, sus composiciones, sus melodías, su virtuosismo… Todo fluye para crear un artefacto sonoro que huye de esquemas reiterativos y que haya el placer en la variedad, en la improvisación y en la evolución continuas. En definitiva, una serie de elementos necesarios para que ni el público ni los músicos se aburran. Quizá, por eso, recae sobre ellos la fama de inquietos, de que no ofrecen un concierto igual al anterior y de que atacan cada pieza, cada vez, con nuevo brío. De esa forma, los cuatro improvisan, juegan seriamente y se convierten en música. Tomasz Kukurba, por ejemplo, no toca el violín, es el violín. Su cuerpo se transforma, se organiza de tal forma que acaba acariciando ese instrumento que se apoya en su hombro. Al mismo tiempo, sus compañeros le secundan en intención. Mientras Jerzy Bawol se modula como acordeonista, Tomasz Lato ejerce de maestro del contrabajo eléctrico. La novedad de Kroke es el disco que presenta en la gira actual, Live at home (Oriente Musik / Resistencia, 2004), un trabajo que ha convertido al trío en cuarteto. La presencia de Tomasz Grochot, cuestionada por algunos, no ha dado más profundidad, pues ya la tenían, pero sí mayor peso rítmico y masa aglutinadora para que el grupo discurra por senderos musicales mucho más amplios. Así, Grochot se evapora con percusiones tradicionales y solos a mano desnuda que se transforman en complejos discursos jazzísticos. Por todas estas razones, Kroke convence. En Barcelona, seguro que como en el resto de la gira, los cuatro músicos ofrecieron un repertorio con lo más florido de su discografía. Casi sin quererlo nos metieron en la cabeza melodías que han sido rozadas por una deidad. Time, Usual happiness y la insuperable versión de Light in the darkness brillaron como estrellas, con un tema nuevo del futuro próximo disco. La única pega: su frialdad hacia el público. O tal vez sucede que su concentración les impide romper la barrera hacia quienes están mirando. Partiendo de una concepción propia de la música klezmer centroeuropea, respetando la tradición y con una excelente formación clásica y de jazz, Kroke se ha convertido en algo muy especial. ¿Quieres un consejo? Si estos cuatro artistas pasan cerca de casa, no lo dudes. ¡Ve a verlos! Si no te gusta su música, al menos habrás visto un espectáculo casi único. // Antonio Álvarez