Kiran Ahluwalia
Kiran Ahluwalia
“Wanderlust”
World Connection / Resistencia, 2008.
De nuevo un disco que enlaza por un lado oriente y occidente y por otro tradición y modernidad, todo desde un punto de vista acústico y sin que se escuchen chirridos de contrariedad, más bien al contrario. Y esto de la mano de una artista nómada que hace servir esa amplitud de miras que da el vivir y conocer diferentes ciudades y culturas del mundo para sacar lo mejor de cada una. Kiran nació en la India, pero creció en Canadá y ahora se encuentra viviendo en Nueva York. Aunque musicalmente su infancia la pasó inmersa en la música clásica India y posteriormente en el aprendizaje de los ghazals (estructuras poéticas que se propagaron de Persia a India y más allá y que comúnmente tratan de amores no correspondidos y grandes pasiones) y de las canciones tradicionales del Punjab. Perfecto cruce de culturas para poder expresar a través de su sitar y su embaucadora y singular voz, la belleza de sus composiciones. Si bien la mayor parte de ellas son ghazals, resulta que están llevados a un contexto nuevo y global que incluye amplios arreglos de acordeón y guitarra de fado portugués, sutiles percusiones africanas, aromas jazzies, violín celta o cantos qwwalis. Todo ello unido a los clásicos instrumentos indios como armoniun, sarangi o tablas. Quizá esa unión de elementos viene expresada en el título del álbum Wanderlust (pasión por viajar) que resume esa idea vital de Kiran que, justamente, aprovechó una visita a Portugal para grabar con especialistas del fado como el guitarrista José Manuel Neto, el bajista Ricardo Cruz o el acordeonista Enzo d’Aversa. Particularmente ese dulce encuentro entre fado y ghazal es evidente y especialmente fluido en los temas que abren y cierran el disco, Yo Dil y Haath Apne respectivamente, y también en Haal-e-Dil. Teray Darsan es otro precioso ghazal que aquí se acompañada de una delicada guitarra al estilo de las desert blues africana y otra muestra de esa fusión sin confusión. Personalmente a mi me tienen atrapado, y os aconsejo que escucheis,Tumba (una canción folk Punjabi), la brillante Yakeenan o la dinámica y alegre Merey Mathay. Y para nada hay que menospreciar sus letras que, por ejemplo, en la mencionada Tumba dicen algo así como “ni hindú ni musulmán, he aceptado la religión del amor”. Ahora que parece que de nuevo el mundo indi se va a poner de moda, que mejor que dejarse emocionar por un disco que de verdad lo merece.// Miguel Amorós.