Juan Perro

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“Cantos de Ultramar” La Huella Sonora, 2020

En la música, como en cualquier otro arte, merecen mis respetos aquellos que manteniéndose fieles a sus orígenes, crecen asimilando aprendizajes pero demostrando que en su obra siempre se reconoce una huella inicial que lo hace único e irrepetible. En este nuevo álbum de Juan Perro (Santiago Auserón, Zaragoza 1955) puedes reconocer el interés por lo latino y la música negra de los Radio Futura, el son de La Huella Sonora y el R& Roll de Las Malas Lenguas, pero por el camino se ha ido llenando las alforjas con muchos aromas que intentaré descifrar paso a paso. Las canciones que nos ocupan vieron la luz en aquel maravilloso El viaje (La Huella Sonora, 2016) ¿y entonces, te preguntaras amable lectora, a que viene este plagio? Pues resulta que  Auserón, tiene una banda, o una pequeña orquesta, y quiso saber cómo funcionarían esas canciones con esta nueva formación. Acompañándole en la guitarra Joan Vinyals (El demonio de Gracia) que ya la ha acompañado  en otras ocasiones en experiencias de dos guitarras solas. La sección rítmica, Isaac Coll al bajo y Pere Foved a la batería y en los vientos Gabriel Amargant al saxo y David Pastor a la trompeta. Como explica el mismo Auserón en las notas del disco, mis compañeros de viaje se han sentido rockeros, si bien celosos de su exigencia musical y de su refinamiento habitual. Empiezan con Luz de mis huesos, y el swing elegante invade el espacio, conectado totalmente con aquel Cantares de vela, La Huella sonora, 2002. El contrabajo de Coll sabe que línea necesita el crooner y los vientos entraran solo cuándo sea estrictamente necesario. Jazz de hace un siglo tocado por gente de hoy con elegancia atemporal. Ambar, atenta a ese doble juego entre la cerveza y los amarillos de Gdansk, se arriesgaba aquí Auserón, como en gran parte del disco a que la música sepultara la riqueza de los textos, pero sus compañeros saben de esa riqueza y hay un respeto constante ¡se agradece! Y llega el son con A morir amores, el cantante con sus músicos que diría el gran Gato, atento al juego que se traen Vinyals y Pastor ¿te suena? En la frontera, (tema constante en la obra de Auserón) el bolero que tantos buenos ratos nos dio en su época cubana vuelve a tomar protagonismo y la voz de Auserón sin juegos malabares se dedica a ejercer de cantor y dejar espacio a sus grandes músicos para que secunden su mensaje. Seguimos en Cuba, pero ahora no es la de los boleros sino la de aquel momento en que las percusiones cubanas le daban la mano al jazz y las cubanas y cubanos meneaban sus culos en ritmos compartidos. A pesar del buen trabajo de orquestación me es grato comprobar como en solitario Auserón había conseguido tocar casi todo esto con sólo su guitarra (El Viaje es un álbum dónde se nota la mayoría de edad de Auserón como guitarrista) De un país perdido, preciosa introducción de Gabriel Amargant al clarinete (si has escuchado a Amargant en directo ya sabes de que te hablo) pero que no pare el ritmo, ya está el sexteto tomando el sol ahora en nuestro país vecino, Foved y Coll le dan el ritmo que necesita la historia para que la voz esté cómoda y Pastor  y Vinyals vuelven a hermanarse. Los inadaptados, la voz de Santiago Auserón ha mejorado con el tiempo y ha limado esquinas al mismo tiempo que ha fortalecido ángulos, la banda lo sabe y aquí simplemente trabaja para que tú lo percibas. Los solos de Amargant y Vinyals saben que tendrán su espacio y no necesitan empujar a nadie. Aire, de repente John y Olivia se nos echan encima, volvemos a Las Malas Lenguas junto a su hermano Luis. El desterrado, entrada mariachi de Pastor y el 3 por 4 se hace un hueco, y Juan Perro aprovecha para meter sus célebres sonidos agudos, aquellos que siempre me recuerdan a los cantores de mi infancia en las bodas populares (aquel Juan Charrasqueado) a esto me refería a respetar los orígenes, este tipo de ejercicio sonoro ya lo trae desde el canto del gallo. Agua de limón, la banda  viene directamente desde el viejo Nueva Orleans ¡qué grande! y Vinyals que viene nada en esas aguas. El viaje, entrada de Pastor con sordina que presagia rumbos nuevos y Auserón que entra jugándoselo todo, la sección rítmica le sirve de soporte para experimentar nuevos conceptos musicales, no hay que olvidar que los músicos que le acompañan tienen proyectos de lo más diversos  (cuándo puedas escucha el proyecto de Nu Roots de Pastor) la guitarra (no sabría decir quién la maneja) juega peligrosamente con la psicodelia y hay mucho espacio para investigar. Pero toca cerrar y Arenas del Duero nos devuelve al viejo juglar que siempre ha sido nuestro hombre, el poeta enamorado vuelve a traernos el rico poema castellano que ya ha ido y ha vuelto a Ultramar pero sigue siendo el mismo de ayer y de mañana, por eso me gusta este músico. Y por saber escoger las buenas compañías. + info | relacionados  

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