Joan Garriga
Grec Festival de Barcelona
Sala Barts, Barcelona. 23 de Julio de 2014
Excelente idea la del Festival Grec con el ciclo Off the Record, donde se les sugiere a los propios artistas que hagan algo diferente de sus conciertos habituales. No es el primer año que lo hacen y visto el resultado, esperamos que la iniciativa continúe.
En esta ocasión invitaron a Joan Garriga a hacerlo, alma mater de La Troba Kung-Fú, y su propuesta no solo fue original, sino que puede que no sea la última vez que se haga.
La verdad es que este año está siendo especial para Joan. No solo está presentado con éxito y por múltiples plazas Santalegría, su último disco hasta la fecha, sino que también ha hecho incursiones en el teatro (L’Orfe del Clan dels Zhao), o repite puntualmente con ese imprescindible espectáculo junto al Circ Cric y que debería ser de asistencia obligatoria para todas las escuelas. Pero somos así, encumbramos por solo una canción a artistas que no conocemos de nada y que viven en un pueblo perdido de Míchigan (por decir algo), pero somos incapaces de apreciar el genio, la magia y sobre todo el gran trabajo cercano y alegre de alguien que tenemos al lado y que, si nos paramos a escucharle, seguro que nos toca por dentro con sus canciones. Pero no nos desviemos del tema.
Es conocido que Joan siempre ha reivindicado el espíritu de las Fiestas Mayores de los pueblos, y de hecho su grupo está imbuido de esa alegre energía. Así que cuando le han brindado la oportunidad de hacer algo diferente, no es extraño que haya querido recuperar esos ambientes gozosos. Para ello Joan escogió a una banda especial, teóricamente poco conocida, para que interactuara con su grupo y con el público. Nada más y nada menos que una veintena de instrumentistas de viento (en la formación original son ochenta) de la Banda Simfònica de la Unió Musical d’Alaquàs (Valencia), bajo la dirección de Enric Parreño. O sea que sobre el papel la cosa prometía.
Llegamos puntualmente a la amplia sala Barts y ya en la entrada vimos que habían músicos tocando en el vestíbulo. Pero es que una vez dentro de la sala, comprobamos que estaba “decorada” como si fuera una plaza mayor de un pueblo en fiestas. Había banderolas colgadas del techo y largas mesas con porrones de vino y platos con frutos secos y patatas fritas. De repente cuatro o cinco músicos tocaban alguna melodía en el piso superior y después otros lo hacían desde un rincón de la parte baja, e incluso la misma Troba cantaban a pelo con toda la gente alrededor suyo. Eso sí, todos vestidos con las mejores galas, trajes incluidos. En un momento dado, los músicos fueron subiendo al escenario, la banda de Alaquàs se situó a la izquierda mientras La Troba lo hacía a la derecha y todos juntos nos sorprendieron con la versión del Amarcord de Nino Rota. Después sonó A Ballar, que por si alguien no se había dado cuenta, es una canción que invita al baile y que en su letra proclama la fiesta mayor y anima a que todo el mundo salga a la plaza para celebrarlo (aunque en este caso la plaza fuera la sala Barts). Un tema que con el acompañamiento de la orquesta, sonó espectacular. Pero es que después nos asombraron con otra versión, ¡el clásico pasodoble de Paquito el Chocolatero!. La mecha ya estaba prendida y el público ya lo estaba pasando en grande. Así fueron intercalando canciones de La Troba como Xocolata Bona o Rumbia, donde los vientos enfatizaban los momentos cumbres, con versiones de clásicos valencianos como M’aclame a tu (de Ovidi Montllor) o el Malaguenya de Barxeta, donde eran los de la Garriga los que aportaban su musicalidad a la orquesta. Todo ello con ese ambiente de celebración y con diversas colaboraciones al baile que daban más color si cabe a todo el evento. Tampoco faltaron buenas dosis de “rumbia” con María Hernández, Loco & Motora o Cumbia Infierno. O una rimbombante versión del Mambo No8. Aunque en la recta final y con la aparición de Yacine (cantando) y Yannis (al laúd), pusieron a todos a botar con la versión de Abdelkader (que mejor «marcha mora mediterránea» que esta). Y el ritmo ya no bajó, porque acabaron con la ranchera Yo Soy y con La Balada Bandolera y su aceleración imparable que desató la locura.
Fue una memorable y autentica noche de fiesta mayor. Esperamos que tenga continuidad, porque se comentaba por allí que habrá una segunda parte a celebrar en Alaquàs. ¡Y eso con los ochenta músicos de la orquesta puede ser de traca!. +Info | Relacionados | Miguel Amorós.