Jan Lundgren, Lars Danielsson, Emile Parisien.
“Into the night” ACT, 2021
No sería correcto despedir el año sin comentar uno de los discos más interesantes del panorama jazzístico europeo. Es verdad que me gustan mucho los tríos y más si escapan del formato clásico (piano, batería y contrabajo) buscando nuevas sonoridades. En este caso, no hay un líder, los tres componen y los tres trabajan a un mismo nivel. Por si no los conocéis (lo dudo) aquí te dejo algunos consejos. Lundgren es un pianista y compositor sueco (si no has escuchado Mare Nostrum con Galliano y Fresu, no deberías tardar en hacerlo) su paisano Danielsson es un contrabajista al que hay que seguir los pasos desde sus míticos discos con DeJohnette, Liebman, Abercrombie. Y al más joven, el saxofonista francés Parisien (en este disco siempre al soprano) búscalo si puedes junto a su amigo Vincent Peirani (Belle Epoque, ACT, 2014) no te arrepentirás. Pero vayamos con el disco en cuestión. Empieza con un tema tradicional sueco (por algo son mayoría) con arreglos de Lundgren, Glädejens Blomster, enseguida el soprano inicia la narración. Sobre un fondo apacible Parisien nos descubre paisajes nórdicos dónde la calma prima sobre el ruido. Asta (Danielsson) seguimos con aires similares, el contrabajo defiende en solitario lo que equivaldría a la sección rítmica y piano y soprano vuelan juntos describiendo esos sonidos que durante muchos años parecían exclusivos de ECM pero ahora ACT también sabe acercarse a ellos. Música de colores cálidos, música que se encuentra cómoda en cualquier ambiente y que no se pregunta si es jazz o contemporánea. Préambule (Parisien) el contrabajo tiene más de un minuto para presentarse (una maravilla de solo) y entra Parisien (me lo imagino con ese estilo suyo que parece que siempre sopla de lado) ahora es el piano de Lundgren, creando una tensión que ratifica el contrabajo, es un tema que va evolucionando, son tres músicos que saben escuchar y dejarse atrapar por lo que proponen sus compañeros. En el puente hay cambios importantes y me trae recuerdos de otro gran soplador francés (Portal), el trio enfila la recta final con un crescendo imparable pero controlado, es un tema con muchos meandros ¡me encanta! Al final la llegada al mar es plácida. I do (Lundgren) el piano propone una melodía que será la primera que te atrape, será el soprano el encargado de repetirla y el contrabajo quien deberá responder. O preguntar otra cuestión, cada uno lo entienda como quiera. Es de esos temas que si te pillan bien igual te arrancan una sonrisa bobalicona, no pasa nada. Schubertauster (Parisien) tema que ya aparecía en el álbum que te había comentado junto a Peirani. Como puedes deducir un acercamiento a Schubert desde la libertad del jazz. A dog named Jazze (Lundgren) seguramente el más cercano al swing, es un tema en que el contrabajo y el piano trabajan como si fuese un trio (son capaces de hacerte olvida la ausencia de la batería) y el soprano aparece para detalles concretos, como podría aparecer una guitarra o una voz. Into the night (Lundgren) es el tema que le da título al disco y representa fielmente la idea que comentaba antes sobre esos sonidos diáfanos, que te permiten tanto usarlo como de música de fondo cuándo estás leyendo como para quedarte mirando fijamente el fuego de la hoguera o una puesta de sol y pasar la tarde si darte cuenta, música bien echa que a nadie puede disgustar. Para cerrar Ystad (Danielsson) tema dedicado al festival dónde se grabó el disco, Ystad Jazz festival. Una ciudad al sur de Suecia que puede sentirse orgullosa de esta preciosa melodía. Un tema que en cierta medida vuelve a traernos aires tradicionales como los que abrían el principio del concierto. Por supuesto Danielsson ha dejado espacios para el lucimiento de los tres músicos. Un disco de composiciones que te atrapan desde la primera escucha y no pierden fuerza en las sucesivas. + info | relacionados