Homenatge a Angá

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Homenatge a AngáHomenatge a Angá
Barcelona, L’Auditori
8 de febrero de 2007

Sencillo y contenido homenaje el que recibió el percusionista cubano Miguel ‘Angá’ Díaz, fallecido el pasado mes de agosto, dentro del marco del segundo Festival Internacional de Percussió en el que el músico afro-cubano tenía que participar. Nada de parlamentos ni discursos sensibleros, apenas alguna tímida dedicatoria. Sólo música, pura música hecha entre amigos para un gran amigo, y algunas miradas hacia la gran pantalla en la que se proyectaban un sinfín de imágenes del inolvidable músico y que lo decían todo, como ésa que el saxofonista Jimmy Jenks no pudo evitar fijar durante un buen rato en una de sus intervenciones en el escenario. A Angá se le homenajeó con buena música, como a él a buen seguro le gusta, interpretada por músicos con los que se cruzó en alguno o en muchos momentos de su trayectoria profesional durante su estancia en Barcelona.
La cosa, elegante desde el primer acorde, empezó con la sabrosura de Odette Tellería de Gema 4 y acabó con una descarga que no olvidaremos los que estuvimos esa noche en L’Auditori. A partir de las afinadas y afincadas voces del cuarteto cubano a capella, el concierto fue tomando distintos aires y tonalidades, como los que contagiaban los personales trabajos del propio Angá. Un paso obligado por su excelente Echu Mingua (World Circuit, 2005), con sus cómplices en aquel trabajo, en el que, como es habitual, destacó la explosiva interpretación del n’goni y el tamani de Baba Sissoko. Tampoco podía faltar la presencia de Omar Sosa, quien junto a Childo Thomas puso el punto excéntrico –¡y a veces tan forzado!– que arrancó hasta las risas de algunos espectadores a los que les pilló desprevenidos. El lado flamenco contó con la representación de Chano Domínguez, gran amigo y con el que Angá estaba a punto de lanzar un proyecto que prometía ser interesente. El pianista estuvo especialmente grande al lado del saxofonista Llibert Fortuny.
Pero  la voz de la noche, sin duda, fue la de la cubana Xiomara Laugart. Sólo un par de números bastaron para dejar bien clara la calidad vocal y el swing de esta extrovertida cantante residente en Nueva York. Otra formación indispensable de la noche fue Angá Fusion, con Roger Solé, Martín Maluco Peralta, Danilo Pinhero y El Chino. Tras la experimentación y el más puro sello Angá, la velada cogió el golpe cien por cien cubano con Leonel O Zúñiga & Havana Street Band. Esta compactísima banda puso en candela la actuación con el tremendo estadillo de una auténtica jam
cubana a la que, finalmente, se le sumó gran parte de los participantes en este homenaje, que lo hicieron de forma desinteresada ya que los fondos recaudados se destinaron a Yanira, Lisa y Naomí, las tres hijas de Angá.
Una gran y modesta noche a la que le faltó algo importantísimo y le sobró algo banal. ¡Cómo te echamos en falta, Indio! Y que poco procedía el inoportuno corito que Lucrecia hizo entonar al respetable: “Todo en la vida se paga… Angá… Todo en la vida se paga…”. ¿Desatino o lección ético-moral propia de un espacio infantil televisivo? Sea una cosa u otra, y aunque todo en la vida se pague, Sra. Lucrecia, los que estábamos allá no teníamos por qué pagar sus inconveniencias. A punto estuve de seguir a la cantante Regla Cumbá, quien, con el buen criterio que le caracteriza, aprovechó la coyuntura para acudir a los servicios. Por suerte, la buena música lo cura todo, hasta lo más grave, y Angá, el único y gran protagonista de la noche, esté donde esté, gozó tanto como sus amigos. ¡Y de qué manera!  // María José López Vilalta, ‘La Morocha’