Gracias, Omara
Omara Portuondo
Ciclo Caixa Nova
Teatro García Barbón, Vigo
Todavía retoza entre mis labios el estribillo elegido por Omara Portuondo para titular su disco y gira Gracias (World Village, 2008). Gracias, gracias, gracias; entona y se contonea como una niña alegre. Un tema inspirado especialmente para ella por Jorge Drexler. “Las que tú tienes”, le gritan desde el público porque estamos en plena Vigo, y la diva cubana abrió el espectáculo con un regalo compuesto años atrás por su compatriota Xavier Cugat: A Vigo me voy. A partir de ese instante todo sería sorpresa y emoción. Para quienes la siguen desde que comenzó sus incursiones en Europa a mediados de los ’90; y sorpresa para aquellos que no la imaginaban en tan magnífica forma al celebrar sus 60 años de carrera artística. Omara nos abre el cofre de sus secretos. Las canciones que siempre quiso cantar. Con ello logra cambiar el estado de ánimo de un teatro abarrotado hacia un distendido convite. El concierto fue un recuento que incluyó no solo las canciones del disco producido por los brasileños Alê Siqueiera y Swami Jr. O que será (À flor da terra), de Chico Buarque, Ámame como soy y Tú mi desengaño, de Pablo Milanés, así como Drume negrita, un viejo tema de Ernesto Grenet. También sonaron en su voz Veinte años o Dos Gardenias. Añade sorpresas que la van delatando desde sus comienzo con el filin, luego El cuarteto de Aida, pasando por su complicidad con la Nueva trova de los ’60. No en vano recordar que La Portuondo presentó personalmente a dos figuras cimeras como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Sus veinticinco años a dúo con el compositor y guitarrista Martín Rojas, del cual interpreta la pieza Cuento para un niño; enmarcada en el más puro realismo socialista. Después su sentido homenaje a Buena Vista social club, especialmente a sus compañeros Ibrahím Ferrer y Cachaíto (recientemente fallecido). Sin embargo, Omara deja la nostalgia para las fotos del libro donde luce su indeclinable belleza tropical a través de los años. A diferencia de en Flor de amor (World circuit, 2004), donde evocó a sus predecesores, esta vez se instala en el futuro más próximo estrenando a su hijo Ariel Jiménez Portuondo como baladista, acompañado por nada menos que Chucho Valdés y el mismo Cachaíto. Además, canta con su nieta Rossio Jiménez de nueve años, el clásico Cachita, a cappella. El disco y concierto presentación de Gracias, revelan una incógnita. ¿Omara seguirá recorriendo escenarios? Después de este excelente recuento podría retirarse.¿Pero el público se lo permitirá? Además, la Academia de los Grammy debería otorgarle ya el premio que merece y por el cual ha optado más de una vez. Hay quien dice que la novia del filin ha probado el elixir de la eterna juventud. Su extraordinaria musicalidad, la potencia atronadora de su voz, su técnica indeleble y la pureza de su timbre natural; la hacen la cantante más importante de jazz latino en la actualidad. Poseedora de una herencia musical inestimable, Omara como artista es equiparable a las grandes como Ella Fitzgerald, Elis Regina o Edith Piaf. Pero el reconocimiento en la meca del jazz sigue teniendo ciertas connotaciones políticas, o al menos da la impresión, visto lo visto. Otro de los atractivos de este directo resulta el plantel conformado por músicos muy jóvenes y extraordinariamente talentosos. ¡Al fin, un plantel brascubano a la medida de Omara! Sorprendió mucho el pianista Harold López Nussa, con notoriedad ya en los ambientes musicales de La isla. Y los descendientes de figuras renombradas como el batería Barretico y el extraordinario bajista Felipón, quien también hace coros. Todos bajo la dirección del guitarrista brasileño Swami Jr., que es la mejor compañía para La diva desde los memorables momentos junto con un magnífico Martín Rojas. // Jamila Castillo