El Hombre Pez
El Hombre pez
"Contra viento y marea"
Rockandbole Records, 2004
Uno de los componentes del grupo lo dice bien claro, “somos El Hombre pez y hacemos lo que nos da la gana”. Con los principios estéticos bien interiorizados, este grupo cantábrico se lanzó hace un tiempo a poner en práctica sus gustos musicales. Folk y rock bajo los designios celtas han marcado su itinerario. Las fuentes nutritivas son varias, desde los Zeppelín hasta Wolfstone, tal y como ellos mismos explican en el reportaje, y haciendo que las composiciones comulguen plenamente con sus intenciones. El grupo bate guitarras eléctricas, bajo y batería con yemas de sonidos gaélicos, gaitas, flautas, o acordeones, y lo hace con gracia e intensidad, obteniendo muy buena nota en las composiciones instrumentales. Una prueba es la enérgica Gaëlic que abre el álbum. El disco, muy bien producido, con el regalo del DVD será una excusa perfecta para los más interesados en productos audiovisuales. Los diferentes video clips se dejan ver por su proximidad, sencillez y creatividad. Pero hay más cosas a destacar. Si el sonido suena homogéneo, El Hombre pez cuenta, quizás, en su voz con el elemento a mejorar. Las letras, llenas de significado pueden sonar un tanto infantiles, demasiado obvias, y el intérprete vocal no alcanza a emocionar y convencer porque sus registros son demasiado reiterativos y a veces distantes. Es destacable el entusiasmo, el desenfado y la fuerza del grupo a la hora de llevar a la práctica su ideario musical, pero también es necesario, si su opción es llegar a públicos variados, exigir algo de riesgo, de empuje hacia la búsqueda de nuevas ideas dentro de cualquier estilo, evitando caer en los esquemas que ya han sido trillados. Para los integrantes del grupo seguramente es un placer tocar su música y hacer que la gente baila. En eso no hay discusión, yo mismo me quito el sombrero ante ellos, pero un talante más valeroso sería motivo de optimismo ante el trabajo de las nuevas generaciones musicales. Eso sí, contra gustos no hay disputa. // Antonio Álvarez