El fotógrafo Juan Miguel Morales publica ¡Cuba va! Dialogando con músicos cubanos
¡Cuba va! Dialogando con músicos cubanos
Juan Miguel Morales
Editorial Milenio, 2019
El fotógrafo Juan Miguel Morales, colaborador habitual de B!ritmos con sus imágenes y autor ya de varios libros, nos vuelve a deleitar con una colección de conversaciones y fotografías editadas bajo el título “¡Cuba va! Dialogando con músicos cubanos” (Editorial Milenio, 2019). Es un libro en el que Morales ha recogido todas las entrevistas que realizó hace unos años en la isla caribeña. Ante el objetivo de su cámara, y su grabadora, pasaron grandes figuras, algunas ya desaparecidas, como César Portillo de la Luz, Esther Borja, Noel Nicola (cuyo retrato ilustra la portada), Adalberto Álvarez, José María Vitier, Carlos Varela o Santiago Feliú; entre muchas otras. Las 33 extensas conversaciones que Morales mantuvo con todos ellos dan pie para hablar no sólo de música, sino también de la historia reciente de Cuba y hacer todo tipo de análisis y reflexiones. Un documento de gran valor resuelto de una forma profunda y exquisita a la vez, como suele ser habitual en el trabajo de este gran fotógrafo de origen almeriense y afincado en Barcelona.
Da la impresión de que Juan Miguel Morales lleva media vida inmortalizando con su cámara todo hecho cultural que se precie y suceda a su alrededor. Y en realidad así es. En estos casi treinta años de trabajo incansable no sólo es una pieza fundamental de la revista Enderrock (en la que ha publicado más de cien portadas y otros tantos reportajes interiores), sino que ha colaborado con artistas tan fundamentales como Maria del Mar Bonet, Joan Manuel Serrat, Lluís Llach, Carlos Cano, Luis Eduardo Aute o Ángel Parra, sólo por nombrar algunos. Pero su labor no acaba aquí. Su curiosidad e inquietud personal y profesional le han llevado más allá de nuestras fronteras y ha sido testigo con su cámara de hechos tan importantes como la Guerra de Bosnia (1992-1995), de la que en su momento realizó una exposición titulada “Conviure a Bòsnia. Tuzla 1995”.
En definitiva, gran amante de la cultura y la música populares, Morales también es el autor (junto a un servidor, gran honor) de sendos libros sobre Víctor Jara y Lluís Llach, que asimismo tuvieron sus respectivas exposiciones. El libro que ahora edita, “¡Cuba va! Dialogando con músicos cubanos” es su última aportación a este universo cultural y musical, aunque su espíritu viajero ya está pensando en cuál será su próxima aventura.
Juan Miguel, “¡Cuba va! Dialogando con músicos cubanos” se acaba de editar en mayo de 2019, pero se empezó a gestar mucho antes…
Fue a partir del año 2003 cuando viajé a Cuba por primera vez y empecé a meterme en este proyecto, después de acabar un trabajo sobre el querido trovador chileno Víctor Jara. Mi idea era ir a realizar una serie de retratos en blanco y negro de gente de la música cubana de todos los géneros, y era un proyecto ambicioso porque mi idea era poder retratar a algunas de las grandes figuras. Para ello conté con muchas complicidades, la primera el trovador Vicente Feliú, que me ayudó muchísimo. Y antes de viajar estuve un año entero haciendo producción, a lo largo del cual fui contactando con gente que sería fundamental para mí y que posteriormente se han convertido en grandes amigos, como es el caso del fotógrafo cubano Iván Soca.
¿Ya estaba en tu cabeza mantener estas interesantes conversaciones que ahora se han publicado?
En realidad no. Mi propósito era retratar a estas figuras fundamentales de la música cubana y al regresar a Barcelona publicar un libro de fotos y hacer alguna exposición. Ésta última se pudo hacer, en la sala de exposiciones Setba, en la Plaça Reial de Barcelona, en el año 2010.
¿Cuánto tiempo estuviste en la isla y cómo fue tu estancia?
Pues estuve tres meses, y no sólo en La Habana, también viajé a otras ciudades como Santiago de Cuba o Matanzas. Como ya te he comentado, una vez allí el apoyo de Iván Soca y de Vicente Feliú, además de otra gente que fui encontrándome en el camino, como el trovador Augusto Blanca y su compañera Rosy, o Víctor Casaus, director del Centro Pablo de la Torriente Brau, fue fundamental. Para un trabajo de este calibre son fundamentales las complicidades. Fue un tiempo mágico porque tuve oportunidad de encontrarme con gente como Esther Borja, una cantante que ya tenía noventa años y había trabajado mucho con el gran Ernesto Lecuona, entre otras grandes figuras.
¿Cómo describirías el libro a esas personas que se encuentren con su llamativa portada en una librería o en alguna web?
Aunque mi trabajo fotográfico sobre Cuba es algo que no considero concluso, este libro que he editado con Editorial Milenio tiene una entidad propia. Es un ensayo en el que, sobre todo, pongo el foco en las conversaciones que mantuve con estas personalidades del mundo de la música con las que me reuní, como Noel Nicola, Marta Valdés, César Portillo de la Luz, Lázaro Ros, que es el gran maestro de la música de origen africano. Y así hasta 33 personajes fundamentales para entender la música y la cultura cubanas. Gente maravillosa que me abrió sus puertas para que yo les retratara. Al hacerlo, con la mayoría de ellos y ellas se dio la posibilidad de sentarnos y charlar, y grabé esas charlas. Pero no pensando que podían convertirse en un libro, sino sólo por el placer de dejar constancia como documento histórico. Era consciente de que eran gente fundamental dentro de la música y la cultura latinoamericanas. Y también pensaba que me podían servir a la hora de hacer un libro de fotos o montar una exposición. O simplemente para mi propio conocimiento. Ya que había tenido el privilegio de estar con ellos, era interesante registrarlo como hacía con mi material fotográfico, que en aquel viaje aún era analógico. Realmente fue el editor Javier de Castro el que me sugirió la idea de que podía publicarse como un libro de conversaciones muy interesantes.
Pero no es un libro que trate sólo de música.
No, en absoluto. Todas las personas con las que hablé pertenecen al universo musical dentro de diferentes géneros, pero en la conversación nos hablan de su trayectoria vital y profesional, de su relación con el género musical en el que se desarrollan profesionalmente, cuentan anécdotas personales, de la historia de Cuba, de su relación con la Revolución cubana, y muchos otros temas. Es un libro que da mucha información de una manera muy coloquial. De hecho, a la hora de transcribirlo he intentado respetar al máximo la forma de expresarse de cada personaje, y el ritmo de la conversación. Incluso a veces hay cierto caos; como hacemos en una conversación normalmente. Yo creo que eso le da frescura y tiene su atractivo. Además, cada conversación va acompañada del retrato de la persona entrevistada y, aparte, hay todo un pliego de fotografías reproducidas en papel satinado de músicos a los que fotografié pero con los que no mantuve conversación, como podría ser Compay Segundo.
Para “¡Cuba va! Dialogando con músicos cubanos” has contado con unos prologuistas y un epiloguista de excepción.
Sí, el libro tiene dos prólogos. Uno muy breve, pero que para mí es fundamental, que es de Silvio Rodríguez, que de alguna manera lo que hace es avalar el libro, en pocas palabras pero de una manera muy certera. Y para mí es un honor y me hace sentir muy feliz. Y el otro prólogo es de Vicente Feliú, uno de los trovadores cubanos fundamentales de la Nueva Trova, que también avala con sus palabras este trabajo. Y el epílogo es de Pere Camps, el gran activista cultural y director del festival BarnaSants, que me dedica unas poéticas palabras a mí, a este trabajo en concreto, y a mi manera de ejecutar los trabajos. Y quiero destacar que el retrato del autor que aparece en la solapa del libro es una foto que me tomó Maria del Mar Bonet, que también es otro honor, a la que normalmente yo fotografío para las portadas de sus discos, o los carteles de sus espectáculos. Y en este caso ha sido ella la que ha hecho de fotógrafa y yo de modelo.
Además, actualmente Maria del Mar Bonet también tiene su relación especial con Cuba.
Sí, con ella he estado últimamente en La Habana. En 2017, cuando grabó allí su último disco “Ultramar”, la acompañé para hacerle las fotos para la portada e interiores. La verdad es que en los últimos tiempos Maria del Mar se ha enamorado de Cuba; a su vez Cuba se ha enamorado de Maria del Mar, y ha sido bonito estar con ella en este viaje de ida y vuelta. Y compartir este amor hacia Cuba que ambos sentimos.
Volviendo al libro, ¿cómo fueron las conversaciones? ¿Fue fácil acceder a estas grandes figuras de la música y la cultura?
La verdad es que yo tuve facilidad, pero estuve todo un año previo haciendo producción desde Barcelona. Así que cuando llegué a La Habana ya tenía muchos cómplices, como te he comentado antes. Prácticamente todos los músicos fueron absolutamente maravillosos. Me permitieron entrar en sus casas y en sus vidas para que yo pudiera retratarlos, y yo quería tener también ese otro retrato, el de su voz y el de su experiencia. En el libro hay conversaciones más profundas y otras más superficiales, porque eso muchas veces depende del día, de cómo está la persona en ese momento, y su capacidad para expresar verbalmente lo que quiere decir, con más o menos elocuencia. Por lo general la gente me abría sus puertas, me invitaban a un café o un roncito, y a partir de ahí empezaba nuestra aventura. Y la mayoría me abrió su corazón además de la puerta de su casa, aunque en el libro no aparecen todos los personajes con los que conversé.
¿Cuál ha sido el criterio para hacer la selección?
Realmente ha sido que hubiera gente de diferentes generaciones y géneros musicales. Por ejemplo, la primera que aparece es Esther Borja, que nació en 1913, y el último músico es X Alfonso, que nació en 1972. Y también he querido cubrir un espectro amplio de los géneros de la música popular.
¿Recuerdas alguna conversación concreta que fuera especialmente bonita, o especialmente difícil?
De todas guardo un excelente recuerdo, pero por destacar alguna hablaría de Esther Borja, la persona más mayor con la que conversé. Fue mágico, porque me encontré con una persona mayor pero lúcida, que tuvo la capacidad de aprender mientras envejecía. Y esto es una joya se dedique a cantar o a hacer pan. Pero además ella fue una mujer que luchó contra el dictador Batista y estuvo en los inicios de la revolución, muy involucrada. Por otro lado, con la gente de la rumba a veces fue un poco más duro, porque tienen un mundo muy propio relacionado con la religión de los orishas, y esto hace que a veces fueran un poco herméticos. Pero igualmente hubo buen rollo, porque se establecían debates sobre temas que yo desconocía pero que me interesaban. Recuerdo todo el viaje como un regalo de la vida.
¿El libro se presentará y distribuirá en Cuba?
Pues ya veremos. Ahora se acaba de editar aquí y se presentará en junio en Lleida, a finales de julio en Martorell y surgirán más presentaciones de cara a septiembre. A mí me encantaría ir a presentarlo a Cuba. Pero todo esto se caminará. Es un libro que ha tardado mucho en aparecer publicado. De hecho las conversaciones no iban a ver la luz. Ahora mismo no tengo ninguna prisa, creo que es un libro que tiene mucho interés y que su camino es largo. Yo estoy dispuesto a hacer las presentaciones que haga falta y apoyarlo para que se pueda conocer y difundir. Sé que ha llegado a Cuba; Silvio Rodríguez, Vicente Feliú, Augusto Blanca o Iván Soca ya tienen su ejemplar. Igual que algunos periodistas y responsables de instituciones culturales de Cuba.
¿Dónde se puede adquirir “¡Cuba va! Dialogando con músicos cubanos”?
Por supuesto en la web de la editorial (www.edmilenio.com) y a finales del mes de mayo llegará a las librerías.
Para terminar, me gustaría destacar la foto de la contraportada del libro, la única imagen que no es un retrato.
Es una foto que hice del malecón de La Habana que me gusta mucho porque es muy atemporal, una mirada con más romanticismo que otra cosa… El malecón es un paisaje fundamental de la ciudad, que se identifica mucho con ella. Así que resulta que al final sí es otro retrato (risas).
Fotografías: Juan Miguel Morales