Eduardo Trassierra

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SFB El Dorado. 15 de octubre de 2020

Tercero de los cuatro conciertos programados para este ciclo de La guitarra de hoy. El sevillano Eduardo Trassierra recibió en el 2002, con veinte añitos, el Giraldillo Joven del Toque en la Bienal de Sevilla, desde entonces no ha parado de trabajar tanto en su faceta de solista como en proyectos de orquesta donde deja patente su conocimiento de otras músicas de diferentes culturas, además de componer las músicas de los espectáculos de la gran Rocío Molina. Comentó su ilusión después de más de medio año sin tocar y agradeció al público su asistencia. Probó de nuevo sonido (toda la tarde estuvo muy exigente con la afinación) y empezó por Farrucas. Con una técnica impresionante no tardó Trassierra en tener en un puño a todo el público, en su toque se adivinaba toda la carga folclórica que tiene la farruca, jugando perfectamente a cambiar la velocidad del tema para dar más tensión a la composición. Vuelta a afinar y se va por solea. Aunque el pulso certero de la solea está presente, no tiene prisa en abordarla, se recrea en la espera, la llama de lejos. Hay un juego de preguntas respuestas y al final aumenta la velocidad cerrando por bulerias. Quiso Trassierra seguir por granainas, explicándonos que esta la compuso cuando tenía 18 años y le gusta analizar esta composición porque según él suena a todos los guitarristas menos a él. No soy un experto para adivinar las influencias, pero sé que el tema era precioso y de nuevo la música tradicional española pre-flamenca se fundía perfectamente con el flamenco más actual. Arrancó por una bulería muy rápida como si estuviera desafiando a alguien, fue como un arranque de rabia, aunque Trassierra parece de lo más relajado, cosas del directo. Quizás necesitó él mismo caldear la escena (no debe ser fácil tocar delante de un público “covid” con mascarillas, separación etc) La cuestión es que consiguió arrancar otra buena salva de aplausos. Siguió la tarde con una rondeña, Trassierra estaba inmerso en su concierto, disfrutando de la compenetración con su instrumento (se notaba que había aprovechado bien el tiempo de “ensayo forzado”) creaba paisajes sonoros preciosos sin dejar de respetar los palos flamencos. Los trémolos salían certeros, la profundidad de los palos de Málaga tensaban el ambiente. Después de cada toque seguía nuestro hombre afinando. Siguió la tarde con un tanguillo con un compás muy marcado acercándolo a una composición que parecía creada para dotarla de letra y cantarla. Después de preguntar por la hora (estaba tan metido en faena que no quería pasarse) y volver a afinar, nos quiso ofrecer un tema de Paco de Lucía. Reconociendo que a él le gusta tocar piezas de los grandes como Paco o Riqueni para no olvidar lo que han creado estos músicos. Una guajira que ejecutó con toda la habilidad del maestro de Algeciras y sin dejarse ni un gramo de la dulzura cubana. También quiso homenajear a su paisano Riqueni al que considera un guitarrista que va más allá del flamenco una “Rara Avis” así tituló por cierto Trassierra su primer disco en 2013, junto al bajista eléctrico Pablo Pradas y el percusionista Andrej Vujicic. Explicó que durante el confinamiento estuvo escuchando bastante Amargura de Riqueni y que había estado ensayando una composición para una posible marcha flamenca que espera que algún día pueda orquestarla, también explicó que hace un par de guiños a la obra de Manuel Font de Anta (compositor sevillano del siglo XIX)  y ahí como el que no quiere la cosa nos dejó esta primicia que por sí sola ya hubiese merecido la pena acercarse esta tarde a la sala Sandaru. Fue la mejor manera de dejarnos ese sonido increíble que invita a la próxima sesión que será  por cierto la de Riqueni. + info | relacionados | Fotos: Sílvia Isach

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