Dj Panko y Mû Mbana nos llevan a su “huerto musical” y de viaje a Senegal
Imaginamos que los lectores de estás páginas virtuales saben bien de Ojos de Brujo y, como no, de uno de sus componentes más carismáticos Dj Panko.
Para conocer bien como surgió este nuevo proyecto y de qué trata, hablamos con Panko. Evidentemente no pudimos resistirnos a preguntarle sobre el pasado de Ojos de Brujo. También sobre lo que ha estado haciendo estos últimos años, pinchadas en festivales y salas de todo el mundo, y hasta hablamos de ¡tomates!. Os invitamos a leer la entrevista con este inquieto y gran creativo.
Así por encima y para quien te haya perdido la pista después de Ojos de Brujo, en que proyectos te involucraste después de la separación de la banda?
La disolución de Ojos de Brujo coincidió con la entrada de la crisis económica en 2011 y a pesar de que la banda funcionó dos o tres años más haciendo conciertos, la formación no contaba ni con Ramón Giménez, ni con Xavi Turull, ni conmigo. Ramón y yo montamos un proyecto denominado Flamentrónika que posteriormente se convertiría en Lenacay junto a Paula Domínguez, Charlie Cuevas, El Rubio y Alan Sousa. Grabamos dos álbumes y recorrimos escenarios por el mundo. En este periodo también formé parte de The Last Minute Experience una formación de hiphop interpretado por grandes músicos de jazz. Pero lo que realmente ayudaba a mantener mi familia eran las sesiones como Dj y la producción de remezclas. Durante ese periodo viajé mucho al norte de Europa, Noruega, Holanda o Suecia. Actuando en festivales, salas y produciendo algunas bandas locales.
También empecé a componer mis propios temas basándome en la música que más me gustaba entonces, o sea rumba, balkan, electrónica y baião (música del nordeste de Brasil).
De ahí surge el proyecto Electrorumbaiao junto a Alan Sousa, André Cruz, Anatol Eremciuc, Izä y Kumar Sublevao. Una fusión muy interesante con un potente directo. Grabamos un álbum y recorrimos festivales de Europa. Además de todo esto, junto a Xavi Turull y Ramón Giménez creamos La Nave Bruja, nuestro particular lugar de recreo donde tocábamos los temas de Ojos de Brujo de los primeros álbumes.
¿Fue dura la separación de Ojos de Brujo?
Todo tiene su final, pero sí, para mi fue muy duro. No ser capaces de solucionar las discrepancias después de todo el trabajo hecho, a mi me sentó muy mal. Pero cada uno de la banda tendrá su propia experiencia durante el tiempo que duró en la formación. Yo agradezco enormemente la suerte que he tenido de recorrer el mundo y conocer tantas músicas. De formar parte de un colectivo que luchaba, de alguna manera, por cambiar el mundo. De aprender con mis compañeros de viaje, en la furgoneta, en los aeropuertos, en los camerinos.
Trato de guardar los buenos momentos en la mochila, no pesan tanto.
Si había una persona capaz de volver a juntar Ojos de Brujo algún día, ese era Xavi Turull.
Como te he comentado antes, Xavi, Ramón y yo, junto a Sandra, la hija de Xavi, seguimos con La Nave Bruja, pero debido al interés mundial por volver a ver a Ojos de Brujo en directo, juntos de nuevo, Xavi tenia un plan.
En 2020 se cumplían 20 años de la salida de nuestro primer disco Vengue y su idea era hacer 20 conciertos de despedida y cierre de la banda en distintas capitales del mundo. Ironías de la vida, Xavi falleció el 20 de Enero del 2020 de un cáncer fulminante.
Para mí fue devastador, tenía una relación muy cercana con él, teníamos muchas ideas, proyectos y sueños por hacer, y todo ocurrió muy rápido.
Justamente el otro día me puse a mirar y tengo más de cuarenta remezclas hechas a grupos, a parte de las de Ojos de Brujo. De hecho he dedicado más tiempo a la producción de remezclas para otras bandas, que a producir temas propios. Para mi es una responsabilidad que me pidan una remezcla, y también un reto, así que me implico a fondo. Siempre trato de conservar la raíz de los temas sin añadir demasiada electrónica. Si tengo que destacar alguna, hice un trabajo bastante interesante en Panko pa Palenque, nueve temas remezclando champeta del sello Palenque Records.
En marzo llegó el confinamiento, pero por suerte vivo en una zona rural, cerca del Montseny, y la situación era distinta a la ciudad. Desde que mi familia y yo nos mudamos del centro de Barcelona a este lugar, me he dedicado por afición a la agricultura. No hay que explicar que económicamente los recursos que tenía eran precarios, fíjate que estaba por vender mis discos, mis platos, mi equipo. Pero un día, mirando mi pequeño huerto por la ventana, se me ocurrió una idea.
¡Apadrina tu tomatera! ¡Panko’n’ Tomate te lo lleva casa!
Un proyecto de micromecenazgo en el que podías seguir el proceso de crecimiento de la planta y su entrega en casa. Fue un éxito y en el primer año ni siquiera pude responder a la gran demanda desde mi pequeño huerto. Al año siguiente fueron tres huertos y muchísimos más tomates. Significó mucho más trabajo, duro, pero muy sano. Fueron tiempos muy difíciles económica y emocionalmente para todos.
Hablé de ello con una buena amiga, Valentina Zanelli, que es una promotora y gran emprendedora italiana y me ofreció la posibilidad de ir a Senegal y hacer allí los talleres y algún concierto. Me parece un proyecto interesante para compartir con todo el mundo. Está lleno de posibilidades y estamos trabajando para poder realizarlo.